La
estabilización de los mercados y de la economía mundial sigue pendiente
de las elecciones griegas del próximo domingo. Pese a lo ajustado que
están los sondeos en los que unas veces aparece ganador el partido del
líder de Syriza, Alexis Tsipras y otras el conservador Nueva Democracia,
lo más importante para los líderes internacionales es que ambos
partidos han manifestado su compromiso para cumplir con los acuerdos
internacionales firmados para obtener su tercer rescate.
Aunque parece haberse producido un cierto sentimiento de inmunidad
respecto de lo que ocurra en las elecciones helenas, los resultados no
dejarán indiferentes a los mercados pese a que es la tercera vez este
año que los griegos van a votar. Lo hicieron en enero para llevar al
partido de la izquierda radical griega Syriza al poder, votaron en
referéndum en contra de las medidas de austeridad que hundieron los
mercados de la zona euro y lo van a hacer ahora de nuevo para elegir a
un nuevo gobierno.
El sector financiero es uno de los más afectados como muestra la caída
de la capitalización de las principales entidades españolas. El
Santander se ha dejado en lo que va de año un 28,143%, CaixaBank el
18,142%, Popular el 17,019% y BBVA el 0,637%.
Junto a las incertidumbres procedentes de Grecia que provocaron una
enorme volatilidad con el castigo a los principales valores
financieros, habrá que tener en cuenta los nuevos datos que lleguen de
la economía China. Esta semana los datos decepcionantes de la
producción industrial han aumentado de nuevo las inquietudes que
siguen lastrando los mercados.
No se hunde la economía china, lo que se está hundiendo son los
mercados como consecuencia de la incertidumbre por el cambio de modelo
de producción que no parece alcanzarse.
Los expertos explican que la economía china ya no crece al 10 % debido
a que el desarrollo de una clase media importante se ha modificado de
forma radical el modelo de crecimiento. Esta clase media muestra unas
necesidades distintas de las que le ofrece el antiguo modelo. Parece
claro que el crecimiento debe diversificarse más con especial énfasis
en los nuevos servicios.
No es la única incertidumbre que tendrá que irse clarificando en las
próximas semanas. De cara a como vayan a reaccionar los mercados en
los próximos días hay que tener en cuento otro dato del que casi nos
habíamos olvidado, que es la tasa a las transacciones financieras que
han debatido el pasado sábado en Luxemburgo los ministros de Economía
de la Unión Europea.
Según el ministro al que prestemos atención la tasa progresa más o
menos, pero progresa. Otro coste más para la banca. El ministro de
Finanzas francés, Michel Sapin, decía tras la reunión de Luxemburgo
que habían avanzado. También lo decía el responsable de Hacienda
austríaco, Hans Jörg Schelling, que es el responsable del grupo de 11
países del eurogrupo que se han comprometido a aplicar la medida
próximamente. En la reunión de octubre se espera un acuerdo
definitivo, si bien el ministro español, Luis de Guindos, pospone el
acuerdo hasta el año 2017, que previsiblemente él ya no negociará.
Es la confluencia de incertidumbres que ha llevado a más de un medio a
aventurar un otoño con todos los peligros posibles. Martin Armstrong,
el financiero norteamericano condenado a siete años de cárcel en Nueva
York, y que predijo la crisis del 87, es el héroe de una película
documental, The Forecaster, que prevé la explosión de una nueva crisis
para el otoño, más en concreto para octubre.
Pocos días antes se habrán celebrado las elecciones catalanas, cuya
incertidumbre ha provocado que no se hayan concretado unos 21.000
millones de euros de inversión en la economía española. Los servicios
de estudios de entidades tan diversas como JPMorgan, BBVA o Funcas
también han coincido en señalar que todas estas incertidumbres, pero
sobre todo el incierto panorama político tras las elecciones de la
próxima semana en Cataluña, van a restar unas décimas al crecimiento.
(*) Periodista
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