sábado, 20 de diciembre de 2014

¡Ya era hora! / José Hernández Mondejar

Ya era hora, ¡por Dios!, que sean ellos los que tienen los problemas, que siempre somos los mismos. Así que desde este momento no se preocupen por nada y disfruten viéndolos que, hasta el próximo mayo, lo único que tienen que hacer es reflexionar a ver a quién le dan su voto y poner sonrisa pícara de 'ya llegará el día de votar'. 

El panorama político se pone bien, con morbo, pues la nueva situación surgida de tanto desatino hace que las próximas elecciones municipales sean las más entretenidas para los votantes y las más diarreicas para los candidatos. 

IU va a dar batalla y muy bien, sobre todo estando mi admirado José Luis Romero. Este partido ya empieza a dar síntomas de cambio y mentalidad, lo que hará que algunos votantes confíen en este partido comunista que Podemos quiere merendarse. 

UPyD, al borde de la extinción, tiene que pelear a tope para no morir en el intento. Podemos, con un cacho de IU y otro del PSOE se va a hacer un gran hueco en la política que ya veremos si es socavón. 

MC va a ser la gran revelación. Si hay justicia electoral, los votantes deben romperse en votos para el héroe de Cavite, Pepe López, pues hasta la llegada de Castejón como líder socialista, ha batallado en solitario frente a las huestes peperas. Este hombre es el llanero solitario de Cartagena, el Cid Campeador, el orgullo de lo cantonal y la gran referencia de quien solo vive por y para esta ciudad sin condicionamientos ni intereses partidistas. Tiene pinta de ser la revelación electoral y el que decidirá quién se sienta en el sillón de alcalde o alcaldesa, si no se pone él mismo.

Luego están los mini partidos, que todos son de izquierdas. Solo la fusión de todos los 'minis' dentro del PSOE les daría posibilidades a esa izquierda que quieren representar. Solos como van, ná de ná. 

PSOE. Ahora tiene una gran líder, Ana Belén Castejón, que está trabajando muy duro por todos los rincones de la ciudad, barrios y diputaciones. Al final quien mucho se lo curra algo bueno saca, por lo que no sería de extrañar que tenga muchas posibilidades de ser alcaldesa si consigue ganar votos no socialistas. Su lado fuerte son las diputaciones, empezando a calar en barrios y a ser tenida en cuenta en el centro de la ciudad. 

PP. La foto de 'La Verdad' del pasado lunes lo dice todo. Celdrán y Barreiro sentados con el grupo de disidentes y opositores a ellos mismos: Nicolás, Cabezos, Segado y Espejo. ¡Vivir para ver! El PP no se ha enterado todavía que está hundiéndose por momentos. 

La gente no quiere a Pilar, por mucho que le hiciesen el besapié en la comida del pasado sábado, en la que les manifestó, con cara de circunstancias, a los poco más de cien asistentes (es todo lo que ya da de sí) que eran momentos difíciles y deberían estar unidos, que hay que salir a buscar el voto, recuperar la confianza, que le daba las gracias a Rajoy... ¡Ay! 

De la comida me quedo con dos cosas: cuando Pilar dijo que los problemas venían del gobierno anterior, cuando ella lleva veinte años de alcaldesa y siete de diputada nacional, y cuando besó y ungió al que presuntamente será el futuro alcalde. ¿Quién? ¡Ah! No lo digo. 

Si todo esto es lo que da de sí mi Pili, que ofrezcan pronto algo mejor, o se van a parecer al PSOE de las últimas elecciones, o peor. Y la culpa no es de los espejos.
Y para aplacar las voces que dicen que solo critico, que es lo mío, quiero hacer un reconocimiento al diputado Andrés Ayala. 

Aunque no sea santo de mi devoción, hay que reconocer que, gracias a la silenciosa labor que viene realizando en el Congreso de los Diputados, la ciudad de Cartagena no ha sufrido un tremendo revés en su economía. Su buen trabajo en Madrid ha salvado muchos puestos de trabajo y la cabeza de la alcaldesa, quien, por lo que parece, ha podido ser durante estos años la beneficiaria de los méritos de Ayala, ¡como si él no hubiese hecho nada! Lo justo es justo, y Ayala ha demostrado ser un buen cartagenero en Madrid, no como otra. 

¡Hala!, a disfrutar viéndolos escagarriciaos, que ya era hora, ¡por Dios!, de que también ellos estén jodidos. 

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