Dos cumbres, esta semana en Murcia. Una, sobre el agua, auspiciada por
CROEM, en la que se desvela solemnemente la patraña del ‘Agua para
todos’, impostura revelada por el PP desde el momento en que Rajoy pisó La Moncloa y que su franquicia murciana ha acatado con servilismo en
complicidad con el Sindicato de Regantes, una pantomima de lo que en su
día fue esa organización. Conclusión implícita de los ponentes: desde
que se paró el sector de la Construcción y no se proyectan nuevas
urbanizaciones, al PP el agua le importa un pijo.
La segunda cumbre se celebrará el fin de semana: la Intermunicipal
del PP. Prueba de lo que a ese partido le preocupa el problema de la
corrupción es que ha elegido Murcia para esta conferencia, una ciudad
presidida por un alcalde imputado y capital de una Región en la que el
delegado del Gobierno está en las mismas condiciones, así como
permanecen bajo sospecha innumerables alcaldes de grandes y pequeñas
localidades por no hablar del propio presidente regional del partido.
¿De qué van a hablar en esa Intermunicipal? ¿De gestión y programas?
¿Los mismos que presuntamente se lo han estado llevando? Pero ¿qué se
puede esperar si quien viene a presidirla es el de “aguanta, Luis,
mañana te llamo”, y quien abre la sesión es la del ‘finiquito en
diferido con simulación de salario’?
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