domingo, 13 de abril de 2008

El juez que ha mandado a prisión al alcalde de Torre Pacheco está en el ojo de un huracán

MURCIA.- La decisión del juez Salvador Calero de enviar a prisión al alcalde de Torre Pacheco ha desatado una tormenta política y judicial como hace años que no se conocía en la Región. No tanto por el encarcelamiento del primer edil del PP como por los elementos que rodean al caso, algunos de ellos extra judiciales, y por haberse encontrado de frente con el abogado José Pardo Geijo, quien desde las primeras horas ha puesto en entredicho la competencia del juez para entender el caso y ha criticado la vertiginosa secuencia de decisiones tomadas en pocos días, dentro del juzgado de Instrucción número 4 de San Javier, para enviar a su cliente a prisión, según relata hoy "La Verdad".

Salvador Calero, hijo del abogado del Estado Juan Ramón Calero, anterior presidente del PP murciano, fundador del Partido Demócrata Español y uno de los políticos destacados durante la Transición democrática, rechaza ser un juez estrella. Huye de los fotógrafos y sólo busca la discreción. Con 30 años, soltero y aficionado al paddle, guarda cierta similitud física con el alcalde de Torre Pacheco si se repara en la edad -García Madrid tiene 32 años- y en el corte de las patillas.

Como titular del juzgado de Instrucción número 3 de San Javier, Salvador Calero actúa también, desde el pasado día 26, como juez sustituto del Juzgado número 4 debido a la baja por maternidad de Aránzazu Moreno, quien ha llevado desde hace más de un año el caso de la presunta trama de corrupción urbanística en Torre Pacheco y Fuente Álamo. Todo dentro de un sumario de más de 16.000 folios surcado de miles de grabaciones telefónicas del alcalde García Madrid y del constructor Facundo Armero, principalmente. Aunque también alcanza a la alcaldesa de Fuente Álamo, María Antonia Conesa ( PP) y a su arquitecto municipal.

Cuarenta y ocho horas después de hacerse cargo de la sustitución, a Salvador Calero no le tembló el pulso a la hora de decidir la detención del regidor de Torre Pacheco el pasado 28 de marzo, momentos después de que el fiscal del caso, José Luis Díaz Manzanera, le entregara en mano las diligencias contra el alcalde y otros por un presunto delito de malversación de caudales públicos en la operación de permuta de los terrenos, que podrían haber causado un perjuicio de cinco millones de euros a las arcas municipales.

Tan claro lo tenía el juez, que fue más allá de las medidas que pedía el fiscal, ya que este último solicitaba la detención del arquitecto técnico Ramón Ángel Cabrera Sánchez y la declaración como imputado del alcalde García Madrid «de la forma que proceda a resultas de las actuaciones anteriores»

La pregunta que muchos se hacían era cómo, en tan poco espacio de tiempo y sin conocer con detalle el sumario matriz de miles de folios, el juez había enviado a la cárcel al arquitecto técnico y, sobre todo, al alcalde. El abogado Pardo Geijo llegó a preguntarse con acidez crítica si acaso el juez no era «un superhombre». A Salvador Calero le bastó conocer en detalle el contenido de 100 folios y madurarlo durante un fin de semana para actuar. Eso sí, a la velocidad del rayo.

El Tribunal Superior de Justicia ha convalidado la sustitución de Aránzazu Moreno por Salvador Calero; mientras que el presidente de la Audiencia Provincial, Andrés Pacheco, ha solicitado respeto para el trabajo de los jueces.

¿Hace falta tener espolones, o acaso emerge una nueva generación de jueces que tienen más claras otras prioridades cuando se trata de delitos relacionados con el urbanismo? Unos delitos para los cuales se dispone de más herramientas legales y policiales para combatirlos que antes. La experiencia de Salvador Calero se cifra en que fue nombrado juez hace cinco años, cuando contaba 25 de edad, después de sus estudios de Derecho en Murcia, donde fue premio extraordinario fin de carrera. Pasó un año de prácticas en los juzgados de la Plaza de Castilla de Madrid para ocupar después la plaza de San Javier, la cual dejará cuando ascienda a magistrado.

Las argumentaciones jurídicas de los abogados defensores se han trufado con interferencias extrajudiciales cocinadas en algunos recodos del PP, dirigidas a cuestionar la capacidad de estos jueces y hacer mella en su prestigio por diferentes cauces. Dos alcaldes en prisión, un ex alcalde y diputado nacido de la lista popular, como Juan Morales, con una fianza de 200.000 euros para eludir la cárcel de Sangonera; amén de otros alcaldes y ex altos cargos imputados, resulta demasiado para el PP murciano.

En el caso de Salvador Calero, ha saltado a la palestra como un resorte el simple hecho de ser hijo de Juan Ramón Calero. Algo que ciertos sectores han procesado para apelar a una especie de «venganza de Calero» hacia el Partido Popular a través del brazo ejecutor de su hijo.

Calero, que alcanzó las mayores cimas en el PP durante los tiempos de Manuel Fraga y Hernández Mancha -fue portavoz en el Congreso de los Diputados- perdió el control del PP murciano en el año 1991 frente a Ramón Luis Valcárcel. A partir de ahí, y después de su paso por la portavocía de la Asamblea Regional, empezaron a fraguarse los reproches y la enemistad política.

Resultaría muy difícil hilvanar una supuesta venganza de Calero. Éste ha comentado en los últimos días si es que acaso ha estado criando a un hijo para que fuera juez, para que acto seguido le tocara ejercer en un juzgado de Instrucción de San Javier, y para que le haya caído este caso de presunta corrupción. Todo ello con la supuesta finalidad de una venganza hacia el PP servida en un plato muy enfriado durante 17 años. Como abogado del Estado, lleva en curso, entre otras, la demanda del Ministerio de Medio Ambiente contra el Gobierno regional por la obras de Puerto Mayor, en La Manga, paralizadas por el Tribunal Superior de Justicia. Una chinita más que algunos han querido meter en este zapato.

Juan Ramón Calero cree que puede contar con los dedos de una mano los enemigos que pueda tener en el PP. Le gusta recordar que muchos alcaldes populares le siguen felicitando la Navidad y que continua haciendo favores a su antiguo partido, cuando alguien se lo pide. Las discrepancias políticas se difuminarán del todo el mes que viene, cuando el PADE, el partido que Calero fundó, probablemente se diluya dentro del Partido Popular.

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