Los partidos
catalanes partidarios del independentismo, Junts pel Si y
la Candidatura d´Unitat Popular (CUP), suman una mayoría absoluta de
escaños para gobernar en los próximos años en el Parlamento Catalán,
pero no así de votos tras la celebración de laselecciones este 27S. La
primera consecuencia de los resultados es que el futuro de Artur Mas
está en el alero.
Necesita
los votos de la CUP, que ha dicho por activa y por pasiva que el
President en funciones de la Generalitat no volverá a gobernar con su
apoyo.
Además, tendrán difícil iniciar el proceso de independencia como
habían anunciado durante la campaña electoral, proceso que han
confirmado van a llevar adelante en sus intervenciones los líderes de
los partidos independentistas tras conocerse el resultado del 97 % de los votos.
No será Mas el único que tendrá su futuro en cuestión. El
Partido Popular que se ha dejado 8 escaños en el camino tendrá que
pensar si no ha llegado el momento de jubilar a los todopoderosos
Fernández-Díaz.
Artur Mas decía que estas elecciones han dado una "gran legitimidad" a
Junts pel Sí para seguir con el proyecto independentista, que ha
prometido emprender con "sentido de cohesión" en Cataluña y
"concordia" con España.
Pese a que Mas ha insistido en que se ha confirmado el carácter
plebiscitario de las elecciones catalanas cuesta creer sus
declaraciones una vez que se ha constatado que más de la mitad de los
votantes no le han dado mandato para hacerlo.
Estas además no han sido unas elecciones cualquiera si nos atenemos a
la muy alta participación de la ciudadanía que ha marcado récord con
una afluencia del 78,05 % del electorado. Supone 13 puntos más que en
los anteriores comicios autonómicos de noviembre de 2012, que ya
habían fijado máximo histórico.
El gran vencedor de estas elecciones ha sido Ciudadanos que obtiene 25
escaños desde los 9 con que contaban la legislatura anterior. Pero es
una victoria moral. Paradójicamente, sus votos no le van a permitir
paralizar las iniciativas parlamentarias que traten de llevar adelante
Junts pel si y la CUP.
Pero es este último partido, con los 10 diputados obtenidos que
consiguen dar la mayoría en escaños a los partidarios de la
independencia de Cataluña, el que va a jugar un papel clave a partir
de este momento de cara a la configuración del nuevo Gobierno catalán
y de las iniciativas futuras. Su líder, el periodista Antonio Baños,
se ha manifestado abiertamente en contra de la designación de Artur
Mas como presidente de la Generalitat. Es lógico que así sea si
analizamos aunque solo sea someramente de donde proceden los votos de
uno y otro partido.
Mientras Mas representa la defensa de las ventajas de la burguesía y
el ‘establishment’ catalán que tantas atribuciones le han aportado,
Baños ha buscado los votos de los más castigados por la crisis, los
radicales, los anticapitalistas. Durante la campaña y en sus escritos
se ha confesado partidario de abandonar el euro e incluso salir de la
Unión Europea.
Es claro partidario de romper con la corrupción del antiguo régimen
que representan no solo los partidos nacionales españoles, sino
también la burguesía catalana de toda la vida, con la paradoja de que
ha acabado echándose en manos de Raül Romeva para que salve a Artur
Mas y a Oriol Junqueras.
El proceso, primero para formar el gobierno de la Generalitat y luego
para dar curso a las reivindicaciones nacionalistas, ha quedado en
manos de la CUP y de Antonio Baños que ha logrado más que triplicar
los escaños al pasar de los 3 de la legislatura anterior a los 10 de
esta.
El partido que queda en una posición residual en Cataluña es el
Partido Popular. El cambio de última hora al sustituir a Alicia
Sánchez Camacho por Xavier García Albiol ha logrado salvar al partido
de la debacle, pero perder 8 escaños y más de 135.000 votos, justo en
las elecciones con mayor participación de la historia exige además de
reflexionar tomar decisiones.
El PP, según confiesan sus propios compañeros de partido, ha estado
mucho tiempo manejado por los hermanos Fernández-Díaz que han
controlado en la práctica cualquier movimiento de peones que se ha
realizado en la consideran su autonomía. Han nombrado y quitado
representantes en la administración de los cupos de libre disposición
de los políticos con enorme discreción.
Quienes les veían pasear solos con el perro el pasado sábado por las
calles de La Illa en Barcelona advierten que esa soledad es
premonitoria de los cambios que deben producirse en el partido en
Cataluña. Sin Cataluña y sin Andalucía es imposible ganar en las
generales.
Los socialistas han salido mejor parados de lo previsto. La cara
humana de su candidato ha logrado el milagro.
(*) Periodista
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