martes, 4 de agosto de 2015

Confianza económica, ¿también política? / Primo González *

Los españoles han afrontado el periodo vacacional con un alto grado de confianza en la economía. No está claro que ello traiga de la mano automáticamente un aumento de la confianza en  la situación política  del país  y en la estabilidad. Y mucho menos que este estado de ánimo lo pueda capitalizar a su favor el partido gobernante de cara a las inminentes elecciones legislativas.  Pero el panorama que se percibe tras  algunas cifras de  muy reciente aparición suscita una indudable carga de optimismo.  Los indicadores que  se  han publicado en las últimas  horas dejan poco margen para las dudas y desde luego no facilitan la labor de quienes predican todo tipo de desastres. Quiérase o no, la economía española presenta un aspecto cada vez más saludable, poco propicio a las aventuras políticas y a los experimentos. Los españoles vamos a ir a las próximas elecciones generales con una economías  en la que hay  bastantes más luces que sombras.

Julio ha sido el mejor mes  en mucho tiempo para una serie de variables económicas que reflejan un alto y creciente nivel de confianza entre los ciudadanos, a pesar de los rasgos de vulnerabilidad que aún subsisten en la vida económica, como los elevados niveles de deuda (pública e incluso privada)  y sobre todo el alto índice de paro, con coberturas  de protección bastante  bajas, que hablan del elevado nivel de desprotección económica que aún padecen algunos sectores de la sociedad española.

Esta confianza la acaba de detectar  la encuesta mensual del  Centro de Investigaciones Sociológicas (el CIS, dependiente del Gobierno pero con reputación de buenos análisis  en aquellas materias de las que se ocupa), según la cual en julio se ha batido el récord histórico de los altos niveles de confianza de los consumidores. Ha sido el quinto mes consecutivo en el que el índice de confianza ha superado los 100 puntos, nivel que marca la zona positiva. El indicador muestra también  que las posibilidades de encontrar empleo han mejorado de forma considerable. La predisposición a aumentar el gasto y las inversiones propias de las familias (compra de bienes duraderos, vivienda,…) es bastante superior a la de hace un año y en los últimos cinco meses está creciendo de forma ininterrumpida.

Dos datos vienen a corroborar este aumento del grado de confianza de los españoles. Uno, las ventas de coches, que superaron en julio las 102.900 unidades, un 24% más que un año antes. Ha sido el de julio el  mes número 23 en el que aumentan las ventas de coches de forma consecutiva. El nivel  de matriculaciones de julio pasado es el mayor desde hace 19 años.  Las elevadas ventas de coches y vehículos todoterreno  son una buena noticia por diversos motivos, entre otros porque  ayuda en la  actualización y renovación del parque automovilístico, que en los últimos años ha sufrido un proceso notable de envejecimiento, con todo lo que ello implica para la seguridad en la carretera. La compra de este creciente número de vehículos, más de 600.000 en la primera mitad del año, pone de relieve además que los circuitos de financiación empiezan a funcionar a buen ritmo  tras la etapa de sequía crediticia.

El segundo dato que  implica una mejora del clima económico y una reacción positiva por parte de los  ciudadanos es el aumento de la deuda de las familias, que en el mes de junio rompió con una racha de retrocesos de  un año. Los españoles vuelven a endeudarse, una cuestión que admite  valoraciones ambivalentes pero que, ligada a otros datos, pone de relieve un cambio positivo en la percepción de la futura evolución de la economía, ya que el aumento de la deuda   en una etapa de crecimiento del consumo, sobre todo de bienes duraderos, constituye una apuesta por el crecimiento y es una demostración de confianza y de seguridad.

(*) Periodista y economista

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