Los españoles han afrontado el periodo vacacional con un alto grado
de confianza en la economía. No está claro que ello traiga de la mano
automáticamente un aumento de la confianza en la situación política
del país y en la estabilidad. Y mucho menos que este estado de ánimo lo
pueda capitalizar a su favor el partido gobernante de cara a las
inminentes elecciones legislativas. Pero el panorama que se percibe
tras algunas cifras de muy reciente aparición suscita una indudable
carga de optimismo. Los indicadores que se han publicado en las
últimas horas dejan poco margen para las dudas y desde luego no
facilitan la labor de quienes predican todo tipo de desastres. Quiérase o
no, la economía española presenta un aspecto cada vez más saludable,
poco propicio a las aventuras políticas y a los experimentos. Los
españoles vamos a ir a las próximas elecciones generales con una
economías en la que hay bastantes más luces que sombras.
Julio ha sido el mejor mes en mucho tiempo para una serie de
variables económicas que reflejan un alto y creciente nivel de confianza
entre los ciudadanos, a pesar de los rasgos de vulnerabilidad que aún
subsisten en la vida económica, como los elevados niveles de deuda
(pública e incluso privada) y sobre todo el alto índice de paro, con
coberturas de protección bastante bajas, que hablan del elevado nivel
de desprotección económica que aún padecen algunos sectores de la
sociedad española.
Esta confianza la acaba de detectar la encuesta mensual del Centro
de Investigaciones Sociológicas (el CIS, dependiente del Gobierno pero
con reputación de buenos análisis en aquellas materias de las que se
ocupa), según la cual en julio se ha batido el récord histórico de los
altos niveles de confianza de los consumidores. Ha sido el quinto mes
consecutivo en el que el índice de confianza ha superado los 100 puntos,
nivel que marca la zona positiva. El indicador muestra también que las
posibilidades de encontrar empleo han mejorado de forma considerable.
La predisposición a aumentar el gasto y las inversiones propias de las
familias (compra de bienes duraderos, vivienda,…) es bastante superior a
la de hace un año y en los últimos cinco meses está creciendo de forma
ininterrumpida.
Dos datos vienen a corroborar este aumento del grado de confianza de
los españoles. Uno, las ventas de coches, que superaron en julio las
102.900 unidades, un 24% más que un año antes. Ha sido el de julio el
mes número 23 en el que aumentan las ventas de coches de forma
consecutiva. El nivel de matriculaciones de julio pasado es el mayor
desde hace 19 años. Las elevadas ventas de coches y vehículos
todoterreno son una buena noticia por diversos motivos, entre otros
porque ayuda en la actualización y renovación del parque
automovilístico, que en los últimos años ha sufrido un proceso notable
de envejecimiento, con todo lo que ello implica para la seguridad en la
carretera. La compra de este creciente número de vehículos, más de
600.000 en la primera mitad del año, pone de relieve además que los
circuitos de financiación empiezan a funcionar a buen ritmo tras la
etapa de sequía crediticia.
El segundo dato que implica una mejora del clima económico y una
reacción positiva por parte de los ciudadanos es el aumento de la deuda
de las familias, que en el mes de junio rompió con una racha de
retrocesos de un año. Los españoles vuelven a endeudarse, una cuestión
que admite valoraciones ambivalentes pero que, ligada a otros datos,
pone de relieve un cambio positivo en la percepción de la futura
evolución de la economía, ya que el aumento de la deuda en una etapa
de crecimiento del consumo, sobre todo de bienes duraderos, constituye
una apuesta por el crecimiento y es una demostración de confianza y de
seguridad.
(*) Periodista y economista
No hay comentarios:
Publicar un comentario