Cada
vez que escucho un toque de difuntos en una iglesia, no sólo me
apeno por el fallecido, lloro por toda la humanidad dormida e
inconsciente, lloro por los niños que desaparecen todos los
días para ser asesinados por satanistas (igual
que Virtu Pontes, más
valiente que yo),
lloro por las madres que pierden a sus hijos por el hambre y la
enfermedad en África, lloro por las mujeres asesinadas por su pareja
y viceversa, lloro por los seres inocentes que pierden su vida en la
guerra, lloro por los jóvenes que se pierden en las drogas y en la
delincuencia, lloro por las víctimas de los accidentes de tráfico y
de las catástrofes naturales, lloro por los miles
animales que se asesinan vilmente en los mataderos todos los días,
lloro por los bosques que se talan todos los días, lloro por el
daño infame que se infringe a nuestro planeta, la
‘Pachamama’, nuestra Madre Tierra Gaia, para
explotar sus recursos, y pido todos los días con desesperación
ayuda divina para que se acabe con esta pesadilla.
Como dice la canción “¡yo
quisiera no ver tanto verde en la tierra muriendo, ni ballenas
desapareciendo por falta de escrúpulos comerciales; yo quisiera ser
civilizado como los animales!”.
NADIE ES UNA ISLA
Como dijo Ernest Hemingway, “cualquier
ser humano me disminuye porque estoy
ligado a la humanidad, por eso nunca preguntes por quién doblan las
campanas: doblan por tí.” El título
procede del poeta metafísico John Donne, que data de 1.624:
“Nadie es una isla, completo en sí mismo;
cada ser humano es un pedazo de continente, una parte
de la tierra; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa
queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de
tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier ser
humano me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad;
por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las
campanas: doblan por tí.”
“Por quién doblan las campanas” es una de las
novelas más populares de Hemingway. Ambientada en la guerra
civil española, la obra es una bella historia de amor y muerte
que vuelve a ejercer la seducción intemporal que la convirtió en un
clásico de nuestro tiempo. Setenta años después del fin de nuestra
guerra incivil, “Por quién doblan las
campanas” sigue siendo una de las mejores y más hermosas
novelas que se han escrito sobre el conflicto.
SUFRIMIENTO
El sufrimiento es una sensación motivada por cualquier
condición que someta al sistema nervioso al desgaste e implica
padecimiento, dolor y pena, y el llanto es una efusión
de lágrimas acompañada frecuentemente de lamentos y sollozos.
La educación es la forma que tiene el ser humano de
adaptarse al sufrimiento e incluso de superarlo, y por eso
yo estoy formándome constantemente y tratando de compartirlo con los
demás. No es un sacrificio, sino un placer, cuanto te informas de
temas que te interesan. El sacrificio es cuando tienes que
memorizar temas que no te interesan. En cualquier caso, sufrir no
debería ser algo tan natural, a menos que hayamos
nacido en un planeta-penal como éste. Por eso Tierra Shan
significa “el planeta de las penas” a nivel
cósmico. Pero el ser humano no fue creado para sufrir,
sino para ser feliz.
Educación es la instrucción por medio de la acción
docente o autodidacta, en mi caso. También se
define como el proceso de facilitar el aprendizaje o la adquisición
de conocimientos, habilidades, valores, creencias y hábitos de un
grupo de personas que los transfieren a otras personas, a través de
la difusión de artículos, la narración de cuentos, la
discusión, la enseñanza, el ejemplo, la formación o la
investigación.
Pero el aspecto más importante de la educación, en el buen
sentido de la palabra, es que abre la mente, amplía una
visión panorámica de la realidad y despierta la conciencia,
lo que a su vez nos permite cambiar nuestra realidad de un
modo positivo.
INSENSIBILIDAD
Lo que más me revienta es la insensibilidad de algunos seres
humanos desalmados que “tienen, por eso no lloran, de
plomo las calaveras” como dijo Federico García Lorca.
O como se preguntaba Alleng Ginsberg “¿Qué
esfinge de cemento y aluminio abrió sus cráneos y devoró sus
cerebros y su imaginación?”
“¡Moloch! ¡Moloch!
¡Departamentos robots! ¡suburbios invisibles! ¡tesorerías
esqueléticas! ¡capitales ciegos!
¡industrias demoníacas! ¡naciones espectrales!”
Los capitales ciegos
son los que no tienen conciencia, es decir, que no les importa en qué
se invierten con tal de obtener ganancias rápidas, aunque sea dinero
negro y podrido.
Las industrias demoníacas
son aquellas que producen muerte en lugar de vida, como las
fábricas de armas, la fabricación de productos químicos nocivos, o
la simple contaminación del medio ambiente.
Un espectro o fantasma es una
representación de algo sobrenatural o aterrador. Por lo tanto
“naciones espectrales” se puede traducir por
“naciones aterradoras”:
“AULLIDO”
“¡Moloch! ¡Soledad!
¡Inmundicia! ¡Ceniceros y dólares inalcanzables! ¡Niños gritando
bajo las escaleras! ¡Muchachos sollozando en ejércitos!
¡Ancianos llorando en los parques!”
¡Moloch cuya mente es
maquinaria pura! ¡Moloch cuya sangre es un torrente de dinero!
¡Moloch cuyos dedos son diez ejércitos! ¡Moloch cuyo pecho
es un dínamo caníbal! ¡Moloch cuya oreja es una tumba humeante!
¡Moloch cuyos ojos son
mil ventanas ciegas! ¡Moloch cuyos rascacielos se yerguen en las
largas calles como inacabables Jehovás! ¡Moloch cuyas fábricas
sueñan y croan en la niebla! ¡Moloch cuyas chimeneas y antenas
coronan las ciudades!
(Esta deshumanización de las
grandes ciudades modernas me recuerda a “Poeta
en Nueva York” de García Lorca.)
¡Moloch cuyo amor es
aceite y piedra sin fin! ¡Moloch cuya alma es electricidad y
bancos! ¡Moloch cuya pobreza es el espectro del genio! ¡Moloch
cuyo destino es una nube de hidrógeno asexuado! ¡Moloch cuyo
nombre es la mente! (Mente
sin alma, ni corazón, añado yo.)
¿QUIÉN ES MOLOCH?
Moloch o Baal es un dios satánico
de los illuminati que pide niños para sacrificios. Así
de cruel. Los sacrificios
preferidos por Moloch eran los niños, especialmente los bebés,
por ser los seres más impregnados de materia, característica que
los adultos perdían con el tiempo al desarrollar su espíritu.
Fue
un ‘dios’ satánico de origen cananeo que fue
adorado por fenicios, cartagineses y sirios. Griegos y romanos
lo identificaban con Cronos y Saturno, cuando se tragaba a sus
hijos (que posteriormente serían conocidos como los dioses
olímpicos para embellecerlos).
Ciertos miembros de la
élite occidental, que ha sido influenciada
poderosamente por costumbres de esta religión pagana ocultista, aún
mantienen viva la adoración a este ‘dios’ demoníaco, al que
rinden culto, y muchas representaciones en los principales
iconos culturales han sido influenciadas por el poder de estos
grupos.
Tanto como la pirámide
truncada, venerada por toda la élite mundial, como el búho
de la diosa romana Minerva, forma parte del billete de
dólar norteamericano, lo que evidencia su
importancia para quienes toman las decisiones en Washington.
En la mitología romana
Minerva es la diosa de la sabiduría, las artes y
la estrategia militar, además de la protectora de Roma y
la patrona de los artesanos. Se corresponde con Atenea en la
mitología griega.
Los animales consagrados a
Minerva eran la lechuza, el dragón, la hormiga y
el escarabajo. Se le dedicaban grandes sacrificios,
de forma que cada tribu del Ática le dedicaba un buey, cuya
carne se distribuía a continuación entre el pueblo. En ocasiones
también la serpiente se le relaciona con su astucia y la sutileza
de su belleza, con la sagacidad que este animal representa.
Precisamente el sacrificio
ritual del toro, heredado de la Atlántida, formaba parte de la
religión mistérica de Mitra o Mitraísmo, que era
muy practicada por los soldados romanos y que se celebraba en
grandes criptas subterráneas llamadas mitreos.
La práctica del mitraísmo, como la de todas las religiones paganas,
fue declarada ilegal en el año 391 por el emperador Teodosio.
Curiosamente, sus ritos de iniciación se parecen mucho a los de
los masones actuales.
MITOLOGÍA
Como resultado de una
catástrofe ocurrida en el despertar de los tiempos, el espíritu
de Moloch se había transformado a sí mismo en oscuridad al
convertirse en materia. De acuerdo con las creencias fenicias, el
hombre era la encarnación de esa misma tragedia, y para redimirse de
ese pecado era necesario ofrecer sacrificios a Moloch.
Si bien las culturas cananeas
adoraban a Moloch en la imagen de un Toro con un niño en los brazos,
las protoculturas hebreas mantuvieron la tradición, pero cambiaron
al toro por un búho, para no volver a adorar al
becerro de oro. De modo que para la cultura occidental, este dios
pagano esta directamente asociado con la figura de un búho, que
representa el conocimiento frío, y sobre todo la
vigilancia en forma disimulada que hoy se produce a
través de la nueva tecnología electrónica.
RITO SANGRIENTO
Generalmente Moloch se
representaba en una enorme estatua de bronce como una
figura humana con cabeza de carnero o becerro, sentado en un trono y
con una corona u otro distintivo de realeza, como un báculo.
Dicha estatua estaba hueca, y la figura de Moloch tenía la boca
abierta y los brazos extendidos, con las manos juntas y las palmas
hacia arriba, dispuesto a recibir el holocausto.
Dentro de la estatua se
encendía un fuego, que la ponía al rojo vivo, y se alimentaba
continuamente durante el holocausto. En ocasiones los brazos estaban
articulados, de manera que los niños que servían de sacrificio,
se depositaban en las manos de los brazos abiertos de
la estatua que, por medio de unas cadenas, se levantaban hasta la
boca, introduciendo a la víctima dentro del vientre incandescente
del ‘dios’ para achicharrarla viva.
Las madres condicionadas por
esta religión arrojaban a sus propios hijitos vivos en el
incandescente vientre de Moloch, el que esperándolos de brazos
abiertos, devoraba por el fuego a sus pobres y pequeñas víctimas. Y
para atenuar los llantos, la repulsa y el horror que sufrían los que
asistían a tales escenas inhumanas, los inicuos sacerdotes de
Moloch hacían tocar trompetas y redoblar tambores para
sofocar la infernal melodía de los gritos de los inocentes.
Hay muchas reminiscencias
actuales de esta costumbre tan ruidosa. En los templos de la
India suena un gran estruendo de instrumentos musicales en el momento
de la ofrenda o sacrificio al dios, así como en las ceremonias del
budismo tibetano. En el circo romano también sonaba una fanfarria en
el momento de la sangre o muerte de los gladiadores o animales, y
esta costumbre se ha heredado en las corridas de toros actuales
porque la orquesta de la plaza suena
con mayor intensidad cuando el torero entra a matar. Hasta
en el santo sacrificio de la misa católica sonaba antes un ruidoso
racimo de campanillas.
Como se ve, todo hunde sus
raíces en el pasado, y no hay nada nuevo bajo el Sol. El mito
del eterno retorno. Hasta la elevación de la hostia sagrada ya era
una costumbre de los antiguos sacerdotes egipcios, y el traje negro
de las monjas procede de las sacerdotisas de la diosa Isis. Hay
muchos más paralelismos entre lo antiguo y lo moderno, pero no
acabaríamos nunca.
RELATOS ANTIGUOS
Plutarco relata que
antes de que la estatua fuese llenada, se inundaba la zona con un
fuerte ruido de flautas y tambores, de modo que los gritos y lamentos
no alcanzaban los oídos de la multitud.
Diodoro Sículo
escribió que había en la ciudad una imagen de bronce de Cronos con
las manos extendidas, las palmas hacia arriba y cada niño que era
colocado en ellas era subido y caía por la boca abierta dentro
del fuego.
Teodoro también relata
que los familiares tenían prohibido llorar, y
que cuando Agatocles derrotó a Cartago, los nobles cartagineses
creyeron que habían disgustado a Moloch, así que sustituyeron a
los niños recién nacidos por sus propios hijos para el sacrificio.
Intentaron compensar al dios realizando el holocausto con
doscientos niños de las mejores familias
ininterrumpidamente, llegando a sacrificar trescientos
en total. La gigantesca estatua de bronce estaba al rojo, y
las tropas que sitiaban la ciudad contemplaban el
espectáculo horrorizados desde las murallas exteriores,
que ya habían conquistado.
También lo relata Clitarco
en un comentario sobre la República de Platón.- Al ver venir
al Sumo Sacerdote de Moloch, vestido de túnica púrpura,
color de pureza, le pregunté cuál es el origen del culto. Me
contestó que en los tiempos primordiales hubo una gran catástrofe,
y hoy en día, si no fuera por los sacrificios para fertilizar la
tierra, serían piedras lo que se encontrase en ella.
Entonces, en medio de una
plataforma había una estatua de Cronos, con las manos extendidas
sobre un brasero de bronce, las llamas que engullen a los niños.
Cuando las llamas alcanzan el cuerpo, sus miembros se contraen y
la boca abierta casi parece reír, hasta que el cuerpo contraído
se desliza resbalando al fondo del brasero. Así es que a esta
mueca se le conoce como “risa sardónica”,
puesto que ‘reían’ de dolor al
morir por la contracción de la cara.
HISTORIA JUDÍA
Moloch aparece en el Primer
Libro de los Reyes 11.7.- “Entonces Salomón hizo
construir un gran edificio para Quemos, la abominación de Moab,
en la montaña que hay frente a Jerusalén, y Milkom, la abominación
de los hijos de Ammon.” Y en Levítico 18.21.- “Y no
entregarás a nadie de tu descendencia a Moloch,
ni profanarás el nombre de tu Dios: yo soy Yahvé.”
Más de quinientos años después de Abraham, Josué guió a los
israelitas en el desierto a heredar la tierra prometida. Dios sabía
que los israelitas eran inmaduros como niños y fácilmente
distraídos de adorar al único Dios verdadero (Éxodo 32). Antes de
que los israelitas ni siquiera habían entrado en Canaán, Yavé
les advirtió que no participaran en la
adoración de Moloch (Levítico 18:21) y repetidamente les
ordenaba que destruyeran esas culturas que adoraban a Moloch.
Los israelitas no prestaron atención a las advertencias de Dios. En
cambio, incorporaron la adoración de Moloc en sus propias
tradiciones. Incluso Salomón, el Rey sabio, fue
influenciado por este culto y construyó lugares de adoración
a Moloch y otros dioses (1 Reyes 11:1-8). La
adoración de Moloc ocurrió en los "lugares altos" (1
Reyes 12:31) así como en un barranco estrecho fuera de Jerusalén
llamado el Valle de Hinom (2 Reyes 23:10).
A pesar de esfuerzos
ocasionales por reyes piadosos, la adoración a Moloch
no fue abolida hasta el cautiverio de los israelitas en Babilonia.
(Aunque la religión babilónica era panteísta y caracterizada
por la astrología y la adivinación, no incluía el sacrificio
humano.) De alguna manera, la dispersión de los israelitas en
una gran civilización pagana finalmente logró purgarlos de sus
dioses falsos.
Cuando los judíos regresaron
a su tierra, ellos se volvieron a dedicar a Dios, y el Valle de Hinom
se convirtió en un lugar para la quema de basura y los cadáveres de
criminales ejecutados. Jesús utilizó las imágenes de este lugar
para describir al infierno -un fuego quemándose
eternamente, consumiendo incontables víctimas humanas- donde
“aquellos que rechazan a Dios arderían por toda
la eternidad” (Mateo 10:28).
Como muchas otras deidades que
aparecen en la Biblia, Moloch encontró un lugar en la demonología
medieval europea. En ella aparecía como un demonio que
encontraba placer en provocar el llanto de las madres, a las que
robaba sus hijos. Según las tradiciones demonológicas, su
fuerza era especialmente poderosa en el mes de diciembre,
(coincidiendo con la Navidad).
EL CLUB BOHEMIO
En el norte de California, una
de las ceremonias mas conocidas al culto de este dios se refiere a la
que se realiza todos los fines de equinoccios de primavera en
conjunción con las antiguas creencias druídas
de la Europa Occidental. Esta ceremonia pagana se llama “Cremation
of care” (cremación del cuidado o de la preocupación),
e incluye un sacrificio humano probablemente.
El Club Bohemio
(o “Bohemian Grove”) fue fundado en 1.872, y cuenta con cerca
de dos mil miembros, exclusivamente masculinos igual
que la masonería regular. Es una organización de tipo
esotérico u oculto, donde se reencuentran altos dirigentes de la
economía, de las finanzas y de la política.
Ellos discuten allí
asuntos del mundo y se habla sobre estrategias políticas o
económicas. Pero sobre todo, ellos participan en ceremonias
paganas de inspiración druídica y a menudo satánica,
particularmente con una hoguera nocturna delante de una inmensa
estatua de búho, y que es de hecho una representación de Moloch
y de Lilith, una divinidad sumeria. El búho es también el
logotipo del Club Bohemio.
Los participantes son en su
mayoría estadounidenses, a menudo próximos al Partido
Republicano. Pero algunos europeos también fueron invitados,
como Michel Rocard (exprimer ministro francés) Valery
Giscard d’Estaing (expresidente francés, y diseñador de la
Constitución europea), o John Mayor (exprimer ministro
británico).
En el año 2.000, el
documentalista Alex Jones se infiltró en este evento con una
cámara oculta:
Esta reunión posee una
seguridad increíble y apretadísima, muy parecida a la que se ve
alrededor de eventos como las reuniones del Club Bilderberg.
También Alex Jones
confrontó en otro vídeo a un miembro de Bohemian Grove:
ONCE LIBROS
Moloch aparece también en el poema épico "Paraíso perdido"
de John Milton y en la novela de Jeff Lindsay "Dexter
en la Oscuridad", así como el "El Abismo de
Maracot" de Sir Arthur Conan Doyle, en el
ensayo "Los demonios de Loudun" de Aldous Huxley,
y su nombre lo toma como suyo el personaje antagónico de la novela
"El Símbolo Perdido" de Dan Brown.
También aparece en el poema "Los motivos del
lobo" del poeta nicaragüense Rubén Darío. Es
figura destacada en la novela cartaginesa "Salambó"
de Gustave Flaubert.
Se hace una breve mención, con el nombre de Baal, en la novela de
Anne Rice "La reina de los condenados".
Aparece también en una breve descripción de lo que significa el
estado burgués retratado por Herman Hesse en "El lobo
estepario".
Moloch hace una aparición en la serie de novelas gráficas de Mike
Mignola Hellboy, en la historia corta llamada “En la Capilla
de Molloch”, al ser resucitado por un pintor obsesionado con
Francisco de Goya al sur de Portugal. (Goya tiene otro
estudio por sus dibujos siniestros.)
El nombre de Moloch también aparece en “La
conjura de los siete genios del Sabio Salomón”, muy utilizada
por los gnósticos modernos.
En “El Anticristo” del filósofo alemán Friederich
Nietzsche se hace una referencia a Moloch en los aforismos
iniciales.
También el poeta Bertolt Brecht menciona a Baal en su poema
“Coral del Gran Baal”.
OCHO PELÍCULAS
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Aparece en la película de Fritz Lang denominada ‘Metrópolis’
(1.927) como un monstruo capaz de devorar a los trabajadores
encargados de las máquinas de producción.
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En ‘Cabiria’ (1.914), de Giovanni Pastrone,
aparece de forma más similar con el aspecto tradicional del dios y
sus sacrificios.
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En la película del mismo nombre del director de cine ruso Aleksandr
Sokúrov, donde el espíritu de Moloch es encarnado por un
Hitler megalómano e infantil, aislado de la realidad en su "Nido
del Águila".
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En la película "Howl"
del año 2.010, sobre el poema homónimo de Allen Ginsberg,
Moloch aparece como una figura esencial en la trama.
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En la novela gráfica ‘Watchmen’ uno de los personajes
tiene el nombre de Moloch.
-
En la película “El Rito”, Baal es el demonio que posee
al padre Lucas.
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En la serie "Sleepy Hollow" (2013), Moloch es quien
despierta al Jinete Sin Cabeza, llamando así al resto de los
Jinetes del apocalipsis.
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En la serie "Supernatural"
hay un capítulo, el 18 de la temporada 12 (2017), que se centra en
este dios.
(*) Periodista