Su área de expansión llegaría a comprender la totalidad de la actual Región de Murcia, las comarcas alicantinas de la Vega Baja del Segura, la comarca del Alto Vinalopó y las localidades de Elda y Monforte del Cid, en el Medio Vinalopó; en la provincia de Albacete las comarcas de Campos de Hellín, parte de la Sierra del Segura y el Corredor de Almansa, la zona más oriental de la provincia de Jaén, el noreste de la Provincia de Granada así como también parte de la provincia de Almería (Comarca de los Vélez y Almanzora).
Actualmente el murciano se considera uno de los dialectos del castellano englobado en la subcategoría castellano meridional. Las modalidades lingüísticas con las que el murciano presenta mayor similitud, juzgando desde su caudal lingüístico, son el andaluz oriental y el extremeño por una parte, y el idioma aragonés e, incluso, la sub-variante del catalán denominada valenciano alicantino, lo que la haría derivada de dos idiomas diferentes: castellano y catalán.
Históricamente fue considerado un habla de transición entre el castellano meridional y las hablas aragonesas. El murciano posee una tradición literaria que se remonta como mínimo al siglo XIX, con autores como Vicente Medina, José Martínez Tornel o Frutos Baeza.
No debe confundirse el dialecto murciano con el panocho, variante comarcal hablada principalmente en la Huerta de Murcia.
Historia
Históricamente las subvariedades lingüísticas consideradas dentro del murciano, se asientan en una región geográfica que coincide básicamente con el territorio del Reino de Tudmir y más tarde el Reino de Murcia y menormente con el Señorío de Villena. Esa región también coincide en alto grado con la cuenca hidrográfica del río Segura. En esta región, la ciudad de Murcia ha sido, casi desde su fundación, el principal centro demográfico, económico, comercial y administrativo.
Extensión y subvariedades
Como sucede con otras modalidades lingüísticas romances el murciano sería un conjunto de hablas de carácter local o comarcal que comparten entre sí una gran cantidad de afinidades lingüísticas e históricas.
La clasificación subdialectal del dialecto murciano suele distribuirse por lo común en cinco o siete grupos de carácter supracomarcal. Los límites de las diferentes hablas murcianas entre sí no está del todo claro, salvo casos conocidos y evidentes como el del habla de la zona de Orihuela, cuya diferencia con el resto de hablas murcianas queda patente en elementos como la aparición de seseo.
No hay unanimidad sobre la distribución espacial concreta de los rasgos dialectales murcianos dados los límites difuminados que presenta con el dialecto andaluz y el dialecto manchego, no obstante estudios con una perspectiva expansionista de esta habla incluyen en que la extensión del territorio por los cuales se extendía el dialecto murciano comprende el territorio que actualmente abarcan la totalidad de la región de Murcia, parte de la zonas sur y este de la provincia de Albacete (perteneciente a Castilla-La Mancha), las comarcas de la Vega Baja y el Alto Vinalopó y las localidades de Monforte del Cid y Aspe en la provincia de Alicante (perteneciente a la Comunidad Valenciana), y las zona oriental extrema de las provincias de Almería, Granada y Jaén (en la comunidad autónoma de Andalucía).
La clasificación tradicional hecha por Justo García Soriano en Vocabulario del dialecto murciano agrupa las diferentes hablas locales de estas zonas en los siguientes grupos:
- zona Noreste: Municipios de Jumilla, Yecla, Villena, Almansa, Casas-Ibáñez, Jarafuel, Sax, Salinas, Chinchilla de Monte-Aragón, Caudete, Montealegre del Castillo, Ontur, Hoya-Gonzalo, Pétrola, Bonete, Casas de Ves, Alcalá del Júcar, Higueruela, Alpera, Fuentealbilla, Peñas de San Pedro, Pozohondo, Mahora, Carcelén... entre otros municipios. En esta zona la castellanización es mayor que en el resto de hablas murcianas y en la periferia suponen una transición al habla manchega o aragonesa.
- zona Noroeste: Municipios de Caravaca y Hellín (englobándose aquí Moratalla, Bullas, Segura de la Sierra, Barranda, Tobarra, La Paca, Zarzadilla de Totana, Nerpio, La Tercia, Cehegín, Liétor, La Copa, Cañada de Canara, Fuente Álamo, Agua Salada, Agramón, Socovos, Férez, Letur). En esta zona el habla presenta un notable número de aragonesismos y formas arcaicas, e incluso también de arabismos. Destaca la forma -ismo -a para el superlativo -ísimo -a.
- zona central: Municipios de Murcia, Cieza, Mula y Pliego(englobándose aquí a Alcantarilla, Santomera, Fuente Librilla, Fortuna, Calasparra, Abarán, Molina de Segura, Archena, Beniel, Sangonera la Verde, Torres de Cotillas, Alguazas, Villanueva del Segura, Abanilla, Ricote, Blanca, La Algaida, Ceutí, Monteagudo, El Palmar, Ojós, San José Artesano, Las Torres de Cotillas, Los Baños de Mula, El Esparragal, Cobatillas, Ribera de Arriba, Torreagüera, Beniaján, Santiago el Mayor, Campos del Río, Guadalupe, Beniel, Ascoy, Alquerías, Virgen del Oro, Churra, La Alcayna, El Llano, Algezares, Barinas, Sangonera La Seca, Javalí Nuevo, Los Dolores de Beniaján, La Huerta, Javalí Viejo, Aledo, El Puntal, El Raiguero, La Ñora, El Rellano, Puebla de Soto, Bayna, Los Ramos, Espinardo, Venta de la Aurora, Alguazas, Caprés, Zeneta, Zarandona, Puente Tocinos, Patiño, Llano de Brujas, Cagitán, El Raal, Aljucer, Cabezo de Torres, Ulea, La Garapacha, La Alberca, Macisvenda, La Hoya del Campo, Los Torraos, Albudeite y Lorquí). El término "panocho" se aplica, en propiedad, al habla utilizada en esta zona. Los rasgos más distintivos son la existencia de un buen notable número de vocablos de origen árabe y aragonés, de la presencia de rasgos arcaicos, del diminutivo -ICO -ICA convertido en -IQUIO -IQUIA y la existencia de una consonante palatal procedente del encuentro de /k/ en las sílabas /quia/, /quie/ y /quio/.
- zona Sur: Municipios del Campo de Cartagena (englobándose aquí a Cartagena, Mazarrón, Fuente Álamo, Torre-Pacheco, La Unión, Los Alcázares, San Javier, San Pedro del Pinatar y Pilar de la Horadada. El rasgo más diferenciador es el seseo, de tipo especial y con un carácter autóctono, documentado ya en el siglo XVI.
- zona Sureste: Municipios de Orihuela, Dolores, Elda, Monforte del Cid, Aspe, Albatera, Algorfa, Almoradí, Benejúzar, Benijófar, Benferri, Bigastro, Catral, Cox, Callosa de Segura, Daya Nueva, Daya Vieja, Formentera del Segura, Jacarilla, Los Montesinos, La Murada, Rafal, Redován, Rojales, San Isidro, San Fulgencio San Miguel de Salinas y Torrevieja. El rasgo más peculiar es una mayor cantidad de elementos lingüísticos procedentes del valenciano, especialmente el seseo, debido a ser esta la lengua que históricamente se habló en la zona.
- zona Suroeste: Municipios de Lorca, Totana, Vélez-Rubio, Huércal-Overa y Cuevas del Almanzora (englobándose aquí a Alhama de Murcia, Águilas, Vélez-Blanco, Aledo, Puerto Lumbreras, Librilla, Los Canales, Inchola, Los Ventorrillos, La Molata, Casas del Algibe, Los Arejos, Almendricos, Barranco de los Asensios, Gañuelas, Matalentisco). Presenta mayor tendencia a la aspiración.
Vitalidad del murciano
El murciano es actualmente una modalidad lingüística en serio peligro de extinción, debido a la diglosia con el castellano estándar y a la falta de identificación de lo que es propiamente esta modalidad, al incluir en la misma realidades básicamente diferentes. Hoy en día el habla murciana se halla muy diluida con el castellano moderno, de modo que la mayor parte de la población habla un murciano afectado de un grado considerable de castellanización lingüística.
La mayoría de rasgos dialectales respecto a la norma del castellano estándar están especialmente patentes hoy día sólo entre ciertos segmentos de población, especialmente en aquellos que han permanecido más al margen de la presión de la castellanización lingüística y de la alfabetización en castellano, mientras que en la población general el habla se halla muy castellanizada y tan solo unos pocos rasgos murcianos son todavía generales (el acento tonal y el tonillo local, abundante léxico local, fenómenos fonéticos como la asimilación reduplicación consonántica, vocalismo de tipo murciano-granadino, la aspiración, el mantenimiento relativo de la ausencia de /d/ intervocálica (muy extendido en el habla popular en toda España), vacilación entre diptongos /ue/ y /oe/ y otros).
En algunos segmentos de población, como las capas socioculturales más altas, no hay casi ningún rastro dialectal y en la mayor parte del territorio las nuevas generaciones desconocen prácticamente el léxico local.
No obstante a lo anterior, todavía existen individuos que usan cotidianamente un murciano relativamente bien conservado, pero con el uso de numerosos elementos castellanos mezclados y la ausencia irregular y discontinua de otros elementos murcianos.
En menor medida, existen individuos capaces de hablar murciano con muy pocos elementos castellanos y empleando consistentemente elementos dialectales murcianos. Incluso existe cierto cultivo literario, de la variedad plenamente murciana.
De estos perfiles lingüísticos procede la escasa e irregular producción en murciano fluyente en la actualidad, como pequeñas obras literarias, obras poéticas, bandos, algunas traducciones, artículos lingüísticos o jurídicos, letras musicales, viñetas de cómic y otros.
Murcianismos en el diccionario de la RAE
Con un significado diferente, aparecen en el diccionario de la Real Academia Española con marca de Murcia más de 270 palabras.
El murciano y su relación con las lenguas románicas
El murciano moderno linda con cuatro modalidades lingüísticas, con el andaluz oriental, con el manchego, con el castellano churro y con la modalidad valenciana del idioma catalán, formando un continuum lingüístico con las tres primeras y de modo parcial con la última.
Comparte los típicos rasgos propios del castellano meridional junto con el andaluz, el extremeño, el manchego y el canario numerosos rasgos fonéticos (desaparición casi general de <d> inicial e intervocálica, caída de consonantes finales, el yeísmo predominante, la aspiración de <f> en [h], la neutralización o confusión entre <-l> y <-r> ante cualquier consonante y otros muchos.
Por otra parte comparte numerosos elementos lingüísticos propios del sector oriental de la península ibérica y la zona sur de Francia, que son elementos usuales en aragonés, navarro, ribagorzano, catalán, valenciano y gascón. La mayor parte de estos elementos son léxicos.
Origen del dialecto murciano
Es dudosa la presencia de hablantes de mozárabe en el siglo XIII en la región de Murcia, ya que por esa época el uso de variedades romances había disminuido mucho en toda el área controlada por los reinos musulmanes.
Por esa razón parece que el murciano sería casi enteramente una evolución de hablas llevadas por aragoneses, catalanes y castellanos presentes en la región desde el siglo XIII. Esas variedades romances habrían sufrido la influencia del árabe andalusí de la población mudéjar que en los siglos XIII y XIV era mayoritaria en la región.
El dialecto murciano se muestra como una variedad ibero-rromance en el que se hallan unos pocos elementos lingüísticos atribuibles a un sustrato mozárabe así como diferentes elementos lingüísticos procedentes del árabe tanto en su modalidad culta y dialectal. También existen elementos claramente atribuibles al aragonés y al valenciano medieval.
En el murciano preponderan las más conocidas soluciones fonéticas del castellano moderno (enmudecimiento de F y G latinas, conversión de los grupos OL- y CL- en la palatal elle, etc) de ahí que haya que considerarlo como un dialecto del castellano.
Fuentes y Ponte comentaba en el capítulo "Lo que olvidóseme" de su obra "Murcia que se fue" que tras la reconquista el Reino de Murcia se impuso el provençal (una de las denominaciones que recibió el catalanesc o catalán medieval, que no debe confundirse con el dialecto provenzal del occitano) como lengua oficial y en otra parte de la obra comenta que los vencedores cristianos de la Corona de Aragón impusieron en el Reino de Murcia un aragonés muy influenciado por el catalán, que posteriormente fue relexicalizado por el castellano.
Justo García Soriano también comentó que tras la conquista por los cristianos del Reino de Murcia se impuso el "provenzal" (es decir, el catalán) como lengua oficial.
Por otro lado Justo García Soriano al estudiar las aportaciones lingüísticas de los pueblos que habitaron o dominaron el antiguo Reino de Murcia procede a considerar primero al elemento mozárabe del Reino de Murcia, del que dice que representa el sustrato lingüístico indígena preexistente a la conquista cristiana, para a continuación ir considerando la influencia y herencia aportada por las sucesivas aportaciones lingüísticas del árabe, castellano, aragonés y catalán-valenciano, de los cuales afirma que contribuyeron en mayor o menos media a la conformación del dialecto murciano.
Recientemente está cobrando valor e interés la hipótesis del murciano como una variante románica castellanizada, fundamentado por el hecho del predominio de aquellas soluciones fonéticas consideradas propias y típicas del castellano moderno (enmudecimiento de /f/ y /g/ latinas, reducción /ei/ > /e/, palatalización de los grupos latinos PL, CL, CT, reversión de apócopes, etc) pero con el mantenimiento de una morfología, fonética y léxicos esencialmente ibero-románica con caracteres propios.
Fomento y difusión
Hoy día, a pesar de que el murciano es un dialecto en desuso, existen personas, asociaciones y colectivos que pretenden que esta variante dialectal no desaparezca, dentro del renovado interés por el localismo que se ha generalizado en las dos última décadas del siglo XX y primeros años XXI.
Diversas iniciativas, mantienen páginas web como llengua maere donde se fomenta el estudio y difusión del dialecto murciano y que pretende servir para que interesados y conocedores del dialecto puedan intercambiar ideas u opiniones así como intercambiar material o entablar amistad.
También existen asociaciones culturales como "L’Ajuntaera pa la plática, l'esturrie y l'escarculle la llengua murciana" (Asociación para la habla, la difusión y la investigación de la lengua murciana), que se define como:
L’Ajuntaera pa la plática, l'esturrie y l'escarculle la llengua murciana, tal qualo su mesmo mote menta, es una ansociación que tié como enza esturriar por quarsiquier lugar la llengua murciana, escarcullar los fontanares antannones, y la plática, pa poer surtir a quarsiquier presona que quiá trejinar en nuestra llengua.1
También existen diversos grupos musicales, que alguna vez han utilizado el dialecto murciano como vehículo expresivo, como Er Tabardillo o la Cuadrilla 12 julio esclavejio. Además, hoy día continúa apareciendo literatura en murciano, desde estudios y vocabularios hasta certámenes literarios hasta bandos huertanos.[cita requerida]
Catalanismos y valencianismos
El dialecto murciano ha tomado del catalán-valenciano algunas particularidades fonéticas, como:
- La palatalización de /l/ inicial (llampo, lletra, lletura)
- La permuta vocálica entre /o/ y /u/ (sofrir).
- El seseo que se da en Orihuela y la Vega Baja del Segura viene atribuyéndose a la herencia lingüística valenciana la cual fue allí lengua oficial hasta el siglo XVIII.
Asimismo el dialecto murciano presenta una gran cantidad de léxico heredado del árabe y presumiblemente del mozárabe que no están presentes en otros dialectos del castellano o en otros idiomas de la Península ibérica como el catalán o el portugués.
Algunos de los préstamos léxicos en murciano procedentes del catalán-valenciano (y también procedentes del aragonés, puesto que en la conquista de Murcia las diferencias entre el occitano, lengua materna de Jaume I, el navarro-aragonés y el valenciano no eran tan acusadas como a posteriori.
Al no conocer ni aragonés ni occitano, algunos filólogos dan a muchas palabras un origen exclusivo catalán cuando realmente debería ser "pirenaico" o buscan evoluciones de formas catalanas cuando la forma aragonesa medieval era exactamente igual o es igual en la actualidad).
Influencia del catalán
Históricamente diversos autores han atribuido un buen número de las características del murciano a la influencia lingüística del catalán sobre el murciano, juzgándola superior a la herencia e influencia aragonesa y mozárabe. Recordemos que la reconquista de Murcia fue llevada a cabo por Jaime I, rey de Aragón y conde de Barcelona, nacido en Montpellier.
Pero ciertos hechos son tan atribuibles al catalán como al aragonés (aunque por ser menos conocido dentro de la filología románica, cuya influencia fue subvalorada frecuentemente).
Sin embargo otros rasgos, como la palatalización de /l-/ como llengua inicial, no son explicables por influencia de aragonés (luenga) o el occitano (lengua), mientras que sí parecen atribuibles al catalán (llengua). Es sabido, que tras la incorporación del Reino taifa de Murcia se dio en la región un asentamiento de catalanes, aragoneses, navarros y posiblemente también occitanos.
La hipótesis de que ciertos hechos del murciano son explicables a partir de la influencia catalana, se han apoyado frecuentemente en Ramón Muntaner, cronista de Jaime I, quien escribió que, tras la conquista en Alicante, Cartagena y Murcia quedaron "vers catalans" y en Murcia se hablaba "lo plus bell catalanesc del mon" ('el más bello catalán [antiguo] del mundo').
Sin embargo, muchos autores modernos consideran exagerada la afirmación sobre la extensión del uso del catalán en esa época, tal como por ejemplo señaló Menéndez Pidal, ya que Muntaner no pudo ser testigo presencial de los hechos y por tanto se basa en fuentes indirectas.
Por otra parte el filólogo e historiador Justo García Soriano en su obra Vocabulario del dialecto murciano sostuvo que la influencia catalana tuvo un papel destacado en la configuración del murciano y que casi el 50% de léxico peculiar de la Región de Murcia es de origen catalán.
Sin embargo, como se han señalado otros autores García Soriano considera catalán todo el "léxico peculiar murciano" que no procede del castellano, y por tanto menos tiene la existencia de aragonesismos que de hecho considera simplemente como catalanismos.
En la obra de García Soriano de las 4.000 voces peculiares de Murcia, sólo unas 400 son identificadas por él como catalanismos (aunque algunas de ellas son más bien aragonesismos y posiblemente existe algún mozarabismo). Si bien palabras como panocha, pesol, escarcullar, cobete, boria, llampo, oraje, companaje, almojabena, alharís, flama se corresponden con palabras catalanas, es muy posible que los aragonesismos correspondientes fueran muy similares (ej: panocha, escarcullar, boira, orache, companache, almojabena, flama...).
Finalmente debe señalarse que García Soriano sólo recopiló vocabulario de una parte de la región murciana.
Desde la perspectiva de algunos filólogos se sostiene que el dialecto murciano es resultado del contacto lingüístico entre el castellano y el catalán, sin embargo, la influencia del aragonés también es notoria (en el plano léxico y fonético), así como la del árabe (a nivel exclusivamente léxico) y es posible que marginalmente hubiera influencia mozárabe (aunque esto es más dudoso) o incluso del occitano.
Al menos tener la influencia del aragonés, por ejemplo se ha considerado al murciano como un dialecto de transición entre el castellano y el catalán (o el valenciano alicantino), sin embargo los rasgos lingüísticos del murciano no se muestran transicionales entre lo castellano y lo catalán del mismo modo como tampoco el valenciano alicantino se presenta como un dialecto transicional entre lo catalán y lo castellano.
La situación no es simétrica en absoluto ya que históricamente el alicantino viene incorporando cada vez más elementos castellanos y, por tanto, tan solo puede apreciarse la supuesta trancisionalidad en época reciente y más bien por influencia castellana.
Es razonable pensar que el dialecto murciano ha seguido la tendencia de castellanización lingüística en los últimos siglos por lo que es plausible pensar en un dialecto murciano arcaico con más elementos fonológicos y morfológicos catalanes y aragoneses.
Destaca el hecho de que en muchos casos el catalán se parece al castellano mucho más que al murciano (en gran cantidad de elementos, como en la sufijación por derivación en la cual en murciano destacan algunos como -iche, -icho, -iquio, -ucho, -uzo, arre-, tres-, -icio), en el vocalismo doble.
Influencia del aragonés
El aragonés fue lengua oficial en el Reino de Murcia tras la conquista cristiana, y hasta hace bien poco la Real Academia Española consideraba al murciano como un dialecto del aragonés.
Son abundantes las semejanzas léxicas entre el murciano y el aragonés (muchas de ellas semejantes, también, al catalán).
Influencia del mozárabe o romance andalusí
El mozárabe o romance andalusí fue el latín dialectal, latín hispánico o romance que se habló en territorios de la península ibérica bajo alguno de los varios estados islámicos que existieron entre los siglos VIII y XV.
Parece que a partir del período almohade su uso declinó mucho y es posible que en muchas regiones estuviera extinto ya hacia finales del siglo XIII. Sin embargo, según diversos autores,el mozárabe o "romance andalusí" se habló en tierras murcianas hasta pasado el siglo XIII cuando había sido ya incorporado el Reino de Murcia a la Corona de Castilla.
De acuerdo con estos estudios, un cierto número de elementos del dialecto murciano serían una influencia directa de los elementos mozárabes, e incluso el murciano podría haber evolucionado originalmente a partir de una variedad mozárabe.
Debido al vacío documental (el mozárabe se conoce muy pobremente) algunos estudioso solo se han atrevido a catalogar como voces heredadas del mozárabe a léxico como aletría, verrugo, aljez, asina, caliche, canuto o canute, caparra, capuzar, compaña, bayoco, barchilla, juntamento, morciguillo, ', cutir, cabolo, mola o muela, arroyo o royo, saldorija, morra y morro y morrón, buque, pagamenta, asina, pancha, bujarasol, perfolla, garabato, moño, quijero, aseguranza, tápena, cisca, visibilo, bleda y otros.
Existen vocablos murcianos que parecen estar formados por elementos latinos y árabes, ya sea porque eran palabras romances incorporadas al árabe andalusí o palabras árabes adaptadas al romance local, entre estas están: alciprés, abercoque, alcancil o alcacil, almediodía, alazor, alpargate y otros.
Algunos topónimos del ámbito lingüístico murciano evidencian una transición desde el mozárabe,como Lorca (ant. Lurqa), Murcia (ant. Mursiya), El Fondón (ant. al-Fundún), La Herrera (ant. Alferraira), Orihuela (< Al-`Uḏrī Uryūla, wryūla y wrywla, Ibn Baškuwāl Awryūla, wryūla y wrywla; al-Bakrī Urywla, Anónimo del siglo XI wrywla Aurarĭŏla).
El Panocho
El panocho es el nombre con el cual se ha venido conociendo tradicionalmente y popularmente al habla de la Huerta de Murcia, sin embargo, según algunos el panocho denomina a aquella tendencia literaria del siglo XIX con un lenguaje artificioso, deformante, e hiperbólico creado por escritores murcianos sobre la base de rasgos dialectales de la Huerta de Murcia.
Según referencias regionales (García Soriano, Alberto Sevilla,etc.) el dialecto murciano sería sólo una variedad del idioma castellano que constituye el lenguaje peculiar de la Región de Murcia y se han documentado los significados tradicionales en el ámbito dialectal murciano del vocablo panocho de
- Perteneciente o referente a la Huerta de Murcia.
- Habitante de la Huerta.
- Lenguaje huertano.
Según el poeta murciano Vicente Medina:
En mi tierra se cultivaba un lenguaje llamado panocho, lenguaje de soflamas carnavalescas, que imitando el habla regional, la ridiculizaba con acopios de deformaciones y disparates grotescos, me indignaba por eso este panocho.
Tal indignación engendró mi ansia de reivindicar el lenguaje de mi tierra, que no era, ni es otra cosa que un castellano claro, flexible y musical, matizado con algunos provincialismos de carácter árabe, catalán y aragonés.Archivo de la palabra, 1933.
El término panocho fue y es tradicionalmente el término popular y más usado para denominar el habla dialectal tradicional de la huerta de Murcia, independientemente de que otras personas se dedicaran a burlarse y deformar el lenguaje popular e independientemente de que otras personas denominaran panocho a la susodicha tendencia literaria.
Al parecer el vocablo panocho además es el gentilicio popular que reciben las gentes del pueblo malagueño de Istán, pueblo que curiosamente fue repoblado en el siglo XVI mayoritariamente por murcianos.
El uso de rasgos dialectales murcianos puede encontrarse en varias obras literarias como forma de representar el lenguaje de personajes rústicos y de bajo nivel cultural. Entre estos, destacan José Frutos Baeza, Díaz Cassou, Vicente Medina, Miguel Hernández...
A estos autores se pueden añadir José Martínez Tornel, Rafael García Velasco y Eduardo Ruiz Casado. También los bandos de la Huerta que se leen en la capital murciana en las Fiestas de Primavera de Murcia suele utilizarse.
A pesar de que está extendida la idea que panocho es una palabra inventada por los churubitos (señoritingos) para ridiculizar a los huertanos, lo cierto es que en el pueblo de Istán (Málaga) sus habitantes, descendientes mayoritariamente de murcianos que poblaron aquellas tierras en el siglo XVII, siguen hoy denominándose panochos (con preservación absoluta del nombre), y mantienen tradiciones propias de Murcia, pese a no haber permanecido en los valles del Segura en los últimos cuatro o cinco siglos, por lo que permanecieron totalmente al margen de la tendencia literaria que comenta Vicente Medina en la que se deformaba y exageraba el dialecto murciano.
Lo cierto es que la dialectología reconoce un dialecto murciano. Por otro lado en cuanto a la polémica del panocho, sea lícita o inventada esta palabra lo cierto es que las gentes huertanas de la Cuenca del Segura tenían su propia forma de hablar, su propia variedad de dialecto murciano, conocido popularmente como panocho, el cual destaca sobre las demás variedades por su mayor diferenciación con el castellano normal, por su fonética más arcaica y a la vez más revolucionaria que las restantes, con abundantísimas voces aragonesas, valenciano-catalanas, mozárabes y arábigas.
Queda por demostrar si la denominación de panocho viene por desprecio a las maneras huertanas o si el término ya era popular y tiene etimología diferente.
A pesar del reconocimiento de una variedad dialectal (Justo García Soriano, Alberto Sevilla, Gómez Ortín) la consideración social del habla dialectal murciana o panocha es muy baja.