Podemos no se unió a las celebraciones del 14 de abril, aniversario de
la IIª República. Por boca de un@ de sus portavoces había hecho saber
que “no es tema prioritario para los españoles.” Pasmosa la velocidad de
envejecimiento de la joven organización, poniéndose al paso de los
partidos de la casta. Esta afirmación reproduce la que suelen
hacer los dos partidos dinásticos. Y también el coro mediático en cuya
atronadora polifonía jamás se cuela una sola nota del Himno de Riego: la
República es pasado remoto, no interesa nadie y, por supuesto, a nadie
interesa que interese a alguien.
La
República ¿no sale en los medios porque no interesa a la gente o no
interesa a la gente porque no sale en los medios? Cautiva la sagacidad
que late en la más célebre de las teorías sobre la función de los medios
en nuestra sociedad, la del agenda setting, esto es: son los
medios los que determinan los contenidos del debate público, los que
crean la realidad. Una teoría que se reputa verdadera o falsa según nos
interese. Los medios ¿apenas hablan de los chanchullos secretos para
cocinar el TTIP? Prueba evidente de que los ocultan porque existir,
existen. Los medios ¿callan sobre el aniversario de la República,
masacrada por un golpe de Estado fascista? Prueba no menos evidente de
que no existe y no interesa a nadie.
El
pragmatismo tiene estas cosas. La causa de la República está perdida.
La prueba más evidente es que no ganó la guerra. Y celebrar una derrota
es algo que solo hacen los nostálgicos y los catalanes, como se ve en la
Diada. Pero estos de Podemos salen a ganar. Se pasan la vida
diciéndolo. Nada de perder. Asociarse con perdedores no es acertado.
Desde el punto de vista de la táctica electoral, muy cierto. Pringan.
Palinuro
participó el día 14 en un acto en memoria de la República. La edad
media de los asistentes, así como la de los que fueron a los otros actos
en toda España, convocadas por diversas organizaciones, especialmente
IU, rondaba la de la jubilación. Apenas había jóvenes. Dentro de unos
años dejará de celebrarse el 14 de abril por extinción física de
celebrantes y su memoria ya no obligará a nadie a dar enojosas
explicaciones.
Sin
embargo, el 14 de abril conmemora un régimen derribado injustamente por
la fuerza y el crimen. El crimen siempre será crimen y el paso de los
años y las generaciones no lo convertirá en otra cosa. Sí se dirá que
eso pasa con muchos otros crímenes en la historia: la muerte de los
Graco, por ejemplo; la decapitación de Thomas More; la noche de San
Bartolomé; la ejecución de Olympia de Gouges, etc. Nadie pide que les
dediquemos aniversarios. Es verdad pero es porque sus consecuencias ya
no inciden directamente sobre nuestro presente (indirectamente, sí,
desde luego) como lo hacen las del trágico fin de la IIª República.
En
todo caso, admitido, es algo transitorio, efímero y pertenece al fuero
interno de cada cual. Podemos practica una transversalidad del discurso
que no le permite declararse republicana. No quiere banderas tricolores
en sus manifas. Pues sí, asunto del fuero interno de cada cual.
Al
día siguiente Pablo Iglesias acude a la recepción del Rey en Bruselas.
La república, no; la monarquía, sí. ¡Ah, pero no es lo mismo! No fue a
rendir pleitesía, como el resto de políticos cortesanos, sino que, según
él mismo dijo, rompió el protocolo al regalar a Felipe VI, unos DVDs de
Juego de Tronos. Ahí quedaba eso: el protocolo roto por un
gesto de audacia que coloca a la monarquía en su debido lugar. A su
lado, el de los eurodiputados de IU y grupos nacionalistas de no acudir
al pase de revista de Preparao es una chiquillada. Algunos hasta publicaron fotos en Face y Twitter con la bandera republicana. Criaturas.
En Juego de Tronos,
que el Rey asegura no haber visto, encontrará, según el obsequiante,
algunas de las claves de la actual crisis política española. Porque él,
evidentemente, sí ve y sigue la serie. Hasta le ha dedicado reflexiones
en forma de libro. Y suele tomarla como referente, casi tanto como a
Anguita.
Podía
el secretario general de Podemos haber regalado al Rey algún libro de
Eduardo Galeano. Y, si temía que la caverna mediática le sacara punta
con el que Chávez regaló a Obama, Las venas abiertas de América Latina, podía haber escogido uno de Günther Grass. Pero ha sido Juego de Tronos.
Aquí está el meollo de la cuestión. No en el hecho del regalo, sino en su naturaleza. ¿Por qué Juego de Tronos?
Obvio: porque es una serie de TV y una serie muy popular, de gran éxito
y difusión, criterios esenciales en Podemos, de alcance epistemológico:
si algo está generalizado y es popular, es válido, es verdad. Ahí hay
que estar y no en los cenáculos de los derrotados, élites inoperantes.
Podemos es un partido mediático. Se encuentra siempre en donde estén los
medios que fabrican la noticia. Y luego borda el asunto siendo noticia
dentro de la noticia.
Fotografiarse con el Rey, aunque sea en camisa es otro juego de lo que los especialistas en negociación llaman win-win
o beneficio mutuo: Podemos legitima la monarquía y la monarquía
legitima a Podemos. Esto va a la par con la galopante moderación de su
programa en puntos esenciales como las nacionalizaciones, el salario
universal o las jubilaciones, muy en la línea del programa
socialdemócrata tradicional y respetable, ese que el actual PSOE ha
traicionado vilmente para mimetizarse con el PP, según vieja doctrina de
IU aggiornata por Podemos.
Se
extiende una impresión, una especie de intuición generalizada de que
Podemos ha tocado techo en las expectativas electorales y con la
aparición de Ciudadanos y el retorno al aprisco de los votantes
socialistas, fascinados en un primer momento por el fulgor retórico de
los nuevos, comienza el declive.
Es decir que, llegadas las elecciones del 24 de mayo, es posible que la
organización quede en un porcentaje similar al de la vieja IU, a quien
en realidad ha venido a sustituir.
No
sé cómo corresponderá el Rey al obsequio. Supongo que los reyes no
están obligados a reciprocidad de regalos porque no está en su papel
agasajar a los plebeyos. Pero, por si acaso le diera por romper también
él el protocolo, podía hacer llegar al secretario general un ejemplar de
la Anábasis, de Jenofonte.
Si un país ...
Si un país ha tenido como gobernantes a gentes de esta catadura moral.
Si, después, ha tenido otro compuesto por los mismos sujetos u otros muy
parecidos, tan presuntos delincuentes y sinvergüenzas como estos.
Si un
país tiene un gobierno directa e indirectamente relacionado con los del
dictador Franco, probablemente los más corruptos de Europa hasta que
llegaron estos.
Si un país está gobernado por un partido al que los jueces imputan la comisión de delitos como tal partido.
Si
un país tiene un Rey ahora abdicado que todavía no ha ofrecido
explicación alguna del origen de una supuesta fortuna de 2.000 millones
de dólares que nadie entiende de dónde puedan haber salido si han salido
legalmente.
En
ese país no hay gobierno ni política ni Parlamento ni nada. Solo hay
corrupción y latrocinio. Es un país gobernado por ladrones, por una
mafia organizada en algo que llama partido político pero, en realidad,
es una asociación de delincuentes.
Podemos
estar o no de acuerdo en los nombres. Vamos a verlo: ¿cómo llamarían
ustedes a un gobierno presidido por un registrador de profesión con
tres hermanos más registradores también que privatiza por ley el
registro civil (hasta ahora público y gratuito) para entregarlo a su
gremio (y, por tanto a él mismo) para explotarlo con jugosos beneficios
pues, a partir de ahora, será de pago?
Ustedes, no sé. Yo lo llamaría un gobierno de ladrones.
Y
no se entiende por qué la oposición hace el juego a la banda y
participa en sus escenificaciones parlamentarias, convirtiéndose en
cómplice del expolio y el robo generales en lugar de interponer una
moción de censura y, una vez perdida esta, tras el correspondiente
debate, una retirada al Aventino.
Que
sigan privatizando, reformando, "actualizando" la legislación para
robar más y mejor. Pero que la oposición no legitime con su presencia
este vergonzoso espectáculo de ladrones sin límites.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED