MADRID.- Un 41,1% de adolescentes españoles (4 de cada 10) manifiesta haber
tenido o cree haber tenido un problema de salud mental en los últimos
12 meses y, de ellos, uno de cada tres no ha hablado con nadie sobre
dichos problemas y más de la mitad no ha pedido ayuda, según un
barómetro de opinión publicado este martes por UNICEF.
El
estudio, titulado 'La salud mental es cosa de niños, niñas y
adolescentes' y desarrollado en base a las opiniones de 4.740
adolescentes de 13 a 18 años de 168 centros educativos de toda España,
revela, entre los motivos por los que no piden ayuda: el deseo de
mantener en secreto sus problemas de salud mental (60%) o la falta de
confianza en el personal de su centro educativo (55,9%).
Asimismo, más de 4 de cada 10 adolescentes considera que sus
problemas de salud mental no son importantes, no saben lo que les pasa o
no saben a quién o a dónde acudir.
Por otro lado, entre aquellos que se deciden a pedir ayuda, recurren a
sus amistades (73,6%), a la ayuda profesional psicológica (60,8%), a
profesionales del centro educativo (34%), a profesionales de la medicina
y psiquiatría (30%), o a profesionales en Internet y redes sociales
(32,7%).
Preguntados por su percepción de las personas que padecen algún
problema de salud mental, casi 8 de cada 10 (78,5%) asegura que
mantendría amistad con alguien de su edad que esté visitando o haya
visitado a un profesional de salud mental, y un 25,8% piensa que las
personas con problemas de salud mental sienten vergüenza (25,8%).
Acerca de las creencias negativas entorno a este tipo de
situaciones, según el informe, un 16,2% de los adolescentes afirma estar
de acuerdo o totalmente de acuerdo con que las personas de su edad con
problemas de salud mental no se comportan tan bien como el resto de la
clase; a un 14,9% no les gustaría que en su calle hubiera un centro de
salud mental y un 12,9% considera que tener cerca un centro de esas
características le haría sentir inseguro o insegura.
Sobre los
factores que favorecen el bienestar y la salud mental de las personas de
su edad, 3 de cada 4 adolescentes entrevistados destaca los hábitos de
sueño como elemento principal (74,9%). En segundo lugar, aparece el
ejercicio físico (62,3%), seguido de una dieta equilibrada (50,6%), unos
porcentajes que se incrementan cuanto más alto es el nivel
socioeconómico de los encuestados.
Respecto a los factores
externos destacan tener una buena relación con los progenitores (82,6%) y
el apoyo de personas cercanas (82%), así como hacer las cosas que les
gustan o les hacen sentir bien (78,6%). La satisfacción con el centro
educativo (58,9%) es el factor externo menos valorado. Asimismo, más
chicas (69,1%) que chicos (58,5%) consideran que hablar con personas
conocidas sobre sus preocupaciones y sentimientos es un elemento que
mejora la salud mental.
En cuanto a los factores que afectan
más a la salud mental, los adolescentes destacan como más importante
tener una baja autoestima (67,9%), consumir alcohol u otras drogas
(66,1%), tener problemas de salud física (58,5%) y tener dificultades
económicas (56,7%). Mientras, el 32,3% de los chicos y las chicas, cree
que usar demasiado el teléfono móvil o Internet perjudica a su salud
mental.
Además, de los datos se desprende que las chicas
perciben un mayor impacto negativo en la salud mental en aspectos como
tener baja autoestima (58,6% en chicos y 77,8% en chicas), sentir falta
de claridad respecto a la orientación o la identidad sexual (32,4% en
chicos y 42,5% en chicas) o sentir incertidumbre ante el futuro (38,8%
en chicos y 46,2% en chicas).
Entre los factores externos
destacan ser víctima de bullying o ciberbullying (80,1%) y tener
problemas familiares (77,1%). Mientras, el 13% de los chicos y las
chicas adolescentes considera que las cuestiones relacionadas con el
medio ambiente y el cambio climático perjudica a la salud mental.
Asimismo, el informe revela que las chicas sienten más presión por
tener un físico determinado: un 73,5% cree que esto les afecta mucho o
muchísimo, frente al 50,8% de los chicos.
Preguntados por la
frecuencia de uso de las redes sociales y por cómo las interacciones y
la información que encuentran en estas plataformas afecta a su salud
mental, el estudio pone de manifiesto que, pese a que, en general, la
información sobre el tema no les estresa, muchos afirman sentir la
necesidad de mostrar una vida perfecta, sobre todo las adolescentes.
En concreto, el 98,5% de los adolescentes afirma haber utilizado
alguna vez Instagram, Snapchat, TikTok, Twitch, Twitter/X, Wattpad,
WhatsApp o Youtube; y 3 de cada 4 asegura que nunca ha sentido agobio o
estrés por la cantidad de información recibida sobre salud mental
(73,5%) y que ha utilizado las redes sociales para expresar sus propias
experiencias y pensamientos relacionados con este tema (70%).
Casi el mismo porcentaje (68,1%) manifiesta no haber sentido la
necesidad de mostrar en el mundo online una vida perfecta y sin
problemas, aunque no sea cierto.
Sobre aquellos que sí
experimentan estrés por la cantidad de información sobre salud mental
que encuentran en las redes sociales, se observa que el malestar se
incrementa con la edad; y, en cuanto a las diferencias por género más
del doble de chicas (34,3%) que de chicos (13,3%) se comparan con los
perfiles de personas que muestran vidas perfectas y que aparentan tener
una buena salud mental en redes sociales.
Por otro lado, el
42,7% de adolescentes considera que es útil leer noticias en redes
sociales para informarse sobre problemas de salud mental, y 1 de cada 3
(36,4%) asegura haber encontrado recursos útiles para su salud mental a
través de las redes sociales.
Mientras, más de la mitad de los
entrevistados percibe como muy o bastante peligrosas para la salud
mental plataformas como Twitter/X (56,3%), TikTok (55,4%) e Instagram
(52,1%).
Tras analizar las opiniones sobre la salud mental de
los chicos y chicas encuestados, UNICEF España propone una serie de
recomendaciones con la finalidad de abordar los desafíos detectados y
promover un entorno más favorable para el desarrollo mental y emocional
de niños, niñas y adolescentes.
Entre otras, destacan:
fortalecer los programas y servicios de prevención, detección precoz y
atención de la salud mental en el ámbito de la Atención Primaria de
Salud; contar con datos oficiales actualizados, comparables y
desagregados; brindar herramientas en los colegios para prevenir el
malestar emocional; impulsar la regulación y la formación habilitante de
la figura del Coordinador de Bienestar y Protección de la Infancia;
potenciar la participación de menores en las campañas de concienciación
social de salud mental y erradicación del estigma; apoyar a las familias
y cuidadores, y exhortar a las plataformas y servicios digitales a
establecer controles de acceso por edad.