Se
prevé que la economía mundial crezca sólo un 2,4% este año, el
crecimiento más bajo desde 2009 y por debajo de una previsión del 2,9%
en noviembre, según dijo la OCDE en una actualización de sus
perspectivas.
El
organismo con sede en París prevé que la economía mundial podría
recuperarse hasta un crecimiento del 3,3% en 2021, suponiendo que la
epidemia alcanzara un pico en China en el primer trimestre de este año y
los otros brotes resultaran ser leves y contenidos.
No
obstante, si el virus se extiende por Asia, Europa y América del Norte,
el crecimiento global podría caer hasta el 1,5% este año, advirtió la
OCDE.
En
términos de escenario base, la OCDE indicó que China se llevaría la
peor parte de la paralización económica, al proyectar un avance de
apenas 2,9% en el 2020, por debajo de su estimación de un crecimiento de
5,7% emitida en noviembre.
La
segunda mayor economía del mundo podría experimentar un repunte del
crecimiento del PIB en 2021, hasta el 6,4%, cercano al nivel registrado
antes de que el brote de coronavirus estancara sus principales
industrias.
El primer gran organismo en pronunciarse ha sido la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE), que asegura que la epidemia desatada por el Covid-19 frenará
significativamente la economía mundial este año, hasta el punto de
rebajar las previsiones de crecimiento global desde el 2,9% hasta el
2,4%.
La OCDE basa sus previsiones en la "hipótesis de que el
pico endémico llegará a China en el primer trimestre 2020 y que en otros
países la epidemia será más moderada y circunscrita". Es decir, que ese
sería el mejor de los escenarios teniendo en cuenta la situación
actual; en el peor de los casos, esto es, si la epidemia se prolonga en
el tiempo y en la geografía, el crecimiento previsto para la economía
global se reduciría a la mitad, hasta el 1,5%, y la Eurozona y Japón
podrían entrar en recesión este mismo año.
Volviendo al escenario
menos negativo. China sería la más perjudicada con una rebaja del 0,8%
en sus previsiones de crecimiento para 2020, hasta el 4,9%, mientras que
Estados Unidos resistiría mejor, con una previsión de crecimiento del
1,9% del Producto Interior Bruto.
En el caso de Europa, la OCDE prevé que el
crecimiento de la zona euro bajará en 0,3 puntos porcentuales, hasta
0,8%, mientras que Italia, el principal foco del coronavirus en la
región, perderá un 0,4% y tendrá crecimiento cero en 2020.
El
impacto en Europa es uno de los puntos donde se focalizan más organismos
y entidades internacionales. La desaceleración global de 2019 afectó
especialmente al Viejo Continente y ahora que las previsiones apuntaban a
cierta recuperación en 2020, el coronavirus vuelve a tensar las
perspectivas.
Las del banco Goldman Sachs, por ejemplo, son
especialmente pesimistas y sitúan a Europa "al borde de la recesión. Con
un crecimiento cero de la zona euro en el primer trimestre y una
contracción del 0,3% en el segundo trimestre", según un informe
publicado este lunes por la entidad. Por contra, espera que el
crecimiento remonte en la segunda mitad del año, "si se logra contener
el virus".
Su proyección para los
países más importantes de la zona tampoco es positiva. "Vemos tres
trimestres consecutivos de contracción económica en Italia, una recesión
técnica en Alemania y el Reino Unido al borde de la recesión en el
primer semestre". Respecto a Francia y España, el banco cree que son
"más resilientes", por su menor exposición al comercio exterior y porque
su punto de partida es más fuerte que en el resto de estados.
Con
este ajuste de las previsiones, todas las miradas se vuelven
hacia los gobiernos y los bancos centrales. Tal y como apunta al OCDE,
la expansión de la enfermedad por un número creciente de países está
poniendo a prueba a las autoridades de todo el mundo, que deben dar una
respuesta ante una situación cambiante por momentos.
En este sentido, la organización ha pedido actuar "rápidamente" frente al coronavirus,
con medios suficientes contra la infección, apoyo al sistema sanitario y
a las empresas "vulnerables", y una acción concertada del G-20 con
otros países si los riesgos a la baja se materializan y el crecimiento
fuera mucho más débil durante un periodo prolongado.
Goldman Sachs
va más allá al vaticinar que el BCE llevará a cabo una mayor relajación
de su política monetaria y no descarta para el segundo trimestre una
nueva bajada en el tipo de depósito que pagan los bancos de la región.
Ambos, tanto la OCDE como Goldman Sachs claman por un compromiso para
aumentar el gasto público como vía para paliar los efectos del
coronavirus y algunos ya han empezado a hacerlo.
Es el caso de Italia,
cuya economía ya afrontaba una situación delicada antes de la expansión
del virus. Con la recesión acechando sus cuentas, el Gobierno italiano
ha anunciado un paquete de medidas de estímulo de 3.600 millones de
euros, equivalentes al 0,2% de su PIB, para apoyar a los sectores más
afectados por el impacto económico del coronavirus.
Todo
el norte del país -la zona más rica- se encuentra casi paralizado tras
la irrupción del Covid-19 en las grandes ciudades de la zona. La llegada
de turistas a la región ha caído de golpe en las últimas semanas, los
eventos multitudinarios han quedado suspendidos y la actividad en las
fábricas y empresas es prácticamente inexistente en esa parte del país.
El pasado viernes, el Ejecutivo romano también lanzó una serie de medidas urgentes y temporales
para tratar de paliar los efectos del contagio. Entre otras cosas, las
medidas contemplan suspender el pago de las facturas de luz, agua y
basuras para los municipios aislados o conceder un subsidio de 500 euros
mensuales durante un máximo de tres meses para los trabajadores
autónomos que se hayan visto obligados a suspender su actividad.
Pero el batacazo puede ser mayor aún si las peores predicciones acerca
del coronavirus se confirman. Según el informe, convenientemente
titulado
Coronavirus: la economía mundial amenazada,
un brote “más intenso y duradero” podría hacer que el crecimiento de la
economía mundial cayera al 1,5% este 2020, la mitad de lo proyectado
antes de que estallara el virus. Este escenario, advierte la OCDE,
“podría empujar a numerosas economías a la recesión, incluidas las de
Japón y la zona euro”.
En cualquiera de los dos escenarios o, precisamente, para no
llegar al peor de los posibles, resultará clave la respuesta de los
gobiernos y, sobre todo, una” acción coordinada” entre los países a
medida que se expande el coronavirus, subrayó al presentar el informe
—por teleconferencia en vez de la tradicional sesión presencial en la
sede en París, otra consecuencia del coronavirus— la economista jefe de
la OCDE, Laurence Boone.
“Una
respuesta coordinada del G20 en materia política sanitaria, fiscal y
monetaria enviaría un mensaje de confianza muy fuerte. Esto ayudaría en
dos años a la recuperación de casi todas las pérdidas incluso en el peor
de los escenarios”, sostuvo.
La recuperación debería
lograrse en 2021, para cuando la OCDE prevé que la economía se anime
hasta crecer al 3,3%, tres décimas más incluso de lo que proyectaba en
noviembre. Eso sí, siempre y cuando “los efectos del brote de virus
pierdan intensidad, como se asume”, precisa el informe.
Las perspectivas para Estados
Unidos solo caen ligeramente a 1,9% (-0,1), por ser menos dependiente
que otras economías, como las asiáticas, a la china. No obstante, señala
la OCDE, también en estos países “la caída de la confianza, las
interrupciones en las cadenas de suministros y una demanda externa más
débil moderarán las perspectivas de crecimiento”.
China, para el que la OCDE ya preveía hace tres meses una ralentización, sufre obviamente un impacto mayor.
El país origen del coronavirus crecerá
previsiblemente este año solo 4,9%, ocho décimas menos de lo que se
proyectaba en noviembre. No obstante, se espera que el gigante asiático
se recupere y regrese cómodamente a un crecimiento superior al 6% al que
estaba acostumbrado —de hecho, proyecta ya un 6,4%— en 2021, “a medida
que la producción regresa gradualmente a los niveles proyectados antes
del brote”.
Muestra de la gran incertidumbre que rodea
todo lo que concierne al coronavirus es la cantidad de “suposiciones”
que pueblan el último informe de la OCDE que, al ser una revisión
trimestral de sus reportes semianuales, solo da cifras globales y de las
principales economías mundiales, por lo que no revisa el crecimiento
español.
Lo que sí subraya el informe es que los
Gobiernos pueden ayudar a que el escenario no empeore, si actúan de
manera “rápida y decisiva para superar el coronavirus y su impacto
económico”.
Los desafíos a corto plazo que provoca el
coronavirus “refuerzan la necesidad de acciones de política para
contener la propagación del virus, reforzar los sistemas de salud,
impulsar la confianza y la demanda y limitar los efectos adversos del
suministro”, recalca la OCDE. Considera también “esencial” que se
establezca un “diálogo multilateral” que permita “acordar medidas
apropiadas de contención para restringir la expansión del coronavirus y
limitar sus costes económicos”.
En el peor de los escenarios, si la
economía se debilita más aún de lo previsto, será entonces esencial que
se produzca una “acción coordinada tanto dentro como entre todas las
principales economías”.
“El virus está propinándole un
golpe más a una economía global que ya estaba debilitada por las
tensiones comerciales y políticas”, recordó Boone. “Los gobiernos tienen
que actuar de inmediato para contener la epidemia, apoyar el sistema de
salud, proteger a la gente, apuntalar la demanda y proporcionar una
salvavidas financiero a los hogares y negocios más afectados”, insistió.
Puede
que el coronavirus centre ahora mismo todas las preocupaciones, pero la
economía mundial lleva sufriendo desde hace tiempo por otros problemas y
el nuevo brote no los ha disipado. Se trata, ante todo, de las
“tensiones comerciales y de inversión” que, recuerda la OCDE, “siguen
siendo altas y podrían continuar expandiéndose”.
En este sentido, el
organismo considera “inciertas” las perspectivas de que se produzca un
acuerdo comercial entre Estados Unidos y China que pueda eliminar todos
los aranceles aún vigentes impuestos en los dos últimos años.
Otro
factor de incertidumbre es que no se logre resolver la crisis que vive
la Organización Mundial de Comercio (OMC) por el cuestionamiento a su
sistema de solución de diferencias, lo que amenaza con aumentar las
“incertidumbres” que afectan al PIB global.
La OCDE no olvida tampoco alertar, como ha venido haciendo de forma
insistente los últimos años, del riesgo que implica la incertidumbre que
sigue reinando sobre la futura relación comercial entre el Reino Unido y
la Unión Europea ahora que el Brexit se ha consumado, y que podría
añadir más debilidad y “volatilidad” a la economía de ambas zonas.