Hay
juramentos secretos que no necesitan calificación, porque se
califican por sí mismos. Todo lo que se trama en secreto es
oscuro, no tiene buenas intenciones, y por eso se esconde
de la gente, a menos que sea un Movimiento de Resistencia por una
liberación popular como lo fue la Resistencia Francesa
durante la segunda guerra mundial. Infame es algo muy malo y vil
en su especie, que carece de honra, crédito y estima.
Un juramento es tanto una promesa como una declaración de
principios, invocando a algo o a alguien superior. Desde un punto de
vista religioso, es un acto que pone a Dios por testigo de la
verdad de un hecho o de la sinceridad de una promesa.
En los tiempos primitivos el juramento era algo
desconocido, por la sinceridad, sencillez y cordialidad entre los
hombres. Por eso los juramentos nacieron al mismo tiempo que los
hombres se engañaron. Dijo Hesíodo “la
discordia, hija de la noche, lleva consigo las querellas, las
mentiras, los embrollos, las palabras capciosas, y por fin el
juramento.”
TRADICIONES
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Pitágoras y sus discípulos creían que el juramento había
que buscarlo en el seno de la misma Divinidad, ya que opinaban que
todo lo que subsiste en la naturaleza se encuentra en Dios, y
desde la eternidad, Dios se había decidido voluntariamente a hacer
la Creación, en cuyo acto se obligó, por juramento hecho a sí
mismo, a conservarla en cierto orden. Pretendían que este
juramento era el modelo de los que se habían hecho en todos los
tiempos.
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En Egipto, el hombre diviniza sus pasiones y sus vicios, el
juramento siguió la suerte de la religión y los egipcios no
sólo juraban por sus dioses Isis y Osiris con forma humana, por
el Toro Sagrado Apis y el cocodrilo Sobek, sino también por
el ajo y otras hierbas y legumbres, fáciles deidades, que
sembraban y cogían en sus jardines.
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Los Persas en sus juramentos ponían de testigo al Sol como
astro vivificador.
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Los Escitas juraban por el aire como principio de la vida e
imagen de la libertad y por el hierro de sus armas como una
de las principales causas de la muerte como pueblo guerrero que era.
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Los Griegos y los Romanos juraban por todos sus dioses, tanto
los suyos como los importados de sus conquistas. También recurrían
a los semidioses y juraban por Cástor y Pólux, Hércules,
etc. Pero los que presidían más sus juramentos era la diosa
Fidelidad y el dios Fidius.
JURAMENTO CRISTIANO
En el Antiguo Testamento nos encontramos con los cuatro
juramentos, formulados en términos sencillos, y en los que se
promete bajo la fe religiosa o se invoca a Dios.
Con el advenimiento del cristianismo, el juramento tiene tanta
fuerza como Dios, fuente de toda verdad y de toda justicia. La
prueba del juramento llamada también “ordalía o purgación
canónica” se hacía de varios modos.
En España existía la costumbre de poner la mano sobre los
sepulcros o altares de los santos, para que ellos mismos fueran
testigos de la verdad o vengadores del perjuro. Se empleaba tanto
para confirmar un contrato, como para purgarse de los indicios o
sospechas de un delito, y para justificar algún derecho.
Con este objeto existían ciertas iglesias llamadas ‘juraderas’
como la de San Vicente de Ávila, Santa Gadea de Burgos (donde
juró el Cid Campeador) y otras varias, y existía la piadosa
tradición de que al perjuro se le secaba la mano derecha.
Pero los Reyes Católicos abolieron estas prácticas, aunque
sin descartar el juramento en los actos judiciales, como prueba y
afianzamiento de la palabra.
JURAMENTO JESUITA
El problema no es el acto de jurar, sino el contenido
impresentable de lo que se jura como este fragmento literal del
juramento de los Jesuitas, que está entrecomillado, y que más bien
parece un juramento talibán:
“Yo además prometo y declaro que yo, cuando la oportunidad se
presente, preparar y hacer implacable guerra, secreta y abiertamente
contra todos los herejes, protestantes y masones, como yo he sido
ordenado hacer extirparlos de la faz de toda la tierra.”
“Yo no perdonaré ni edad, sexo o condición, y que yo
ahorcaré, quemaré, destruiré, herviré, despellejaré,
estrangularé y enterraré vivos a estos infames herejes; rasgaré
los estómagos y vientres de sus mujeres, y machacaré las cabezas de
sus infantes contra la pared para poder aniquilar su execrable raza.”
“Que cuando lo mismo no pueda ser hecho abiertamente, yo
secretamente usaré la copa de veneno, la cuerda de
estrangulación, el acero de la daga, el plomo de la bala, sin
importar el honor, rango, dignidad, o autoridad de las personas,
cualquiera que sea su condición en la vida, ya sea pública o
privada, puesto que en cualquier momento yo pueda ser
ordenado hacerlo por los agentes del Papa, o superior de la Hermandad
del ‘Santo Padre’ de la Sociedad de Jesús.”
JURAMENTO MASÓN
Otro ejemplo de juramento secreto sospechoso se encuentra en
el rito de iniciación al grado 29 de la Masonería en el que se le
obliga al candidato a
pisar un crucifijo con los pies y consagrarse a Bafomet, según
el llamado “Rito Escocés Antiguo y Aceptado”.
Concretamente, Alberto
Bárcena ha revelado en su nuevo libro “Iglesia y
Masonería” uno de los secretos más herméticos del mundo:
el rito de iniciación en el grado 29, mayoritario dentro de las
logias masónicas, en el que se rechaza expresamente a Cristo,
pisoteando con los dos pies un crucifijo y, además, se invoca a modo
de consagración la protección de Bafomet.
El rito de iniciación en el grado 29 lo explica Alberto Bárcena
de esta manera:
“El Bafomet,
dios andrógino, penetra en el templo de la logia llevado por el
Vigilante Primero y por el Segundo, o sea, por las dos máximas
autoridades después del Venerable Maestro. Es paseado en forma
circular por la logia, siguiendo las agujas del reloj. A su paso se
rinde veneración mediante la genuflexión de la pierna izquierda.”
"Bafomet queda situado en el centro de la logia mirando hacia
Oriente, y hasta allí es conducido el candidato con los ojos
vendados. Cuando está frente a él, se le quita la venda. De modo
que, en este momento de su recorrido iniciático, el masón se
encuentra cara a cara con esta representación del supuesto portador
de la luz.”
El iniciado debe escoger ahora entre la Cruz cristiana, supuesto
“símbolo de muerte y destrucción” y la de la llamada “la luz
y la vida”, en forma de equis, asociada a Bafomet, supuesto dios de
la luz.
“Dicha elección se manifiesta pisando la Cruz cristiana con el
pie izquierdo y con el derecho en este orden. A continuación, el
candidato recita la fórmula del juramento, con los brazos en forma
de X sobre el pecho, el derecho sobre el izquierdo.”
(En la tradición católica, la forma de equis se llama “cruz de
San Andrés” y la llevaban pintadas en su cola los aviones del
bando de Franco, durante la guerra civil española, para
distinguirlos a distancia.)
¿QUIÉN ES BAFOMET?
Bafomet es una deidad
atribuida a los Templarios, al que se venera en la Masonería, y es
un ídolo andrógino.
La androginia está muy presente en la Masonería, y por ello los
masones han fomentado ideología sobre la confusión de géneros
masculino y femenino que tanto estamos sufriendo actualmente.
Está representado por una
imagen antropomorfa de un macho cabrío y
está incluido en los pliegos de cargos que blandieron los agentes
del Rey Felipe IV de Francia y los inquisidores de Francia
para prender, torturar y procesar a los Templarios bajo la
acusación de herejía, junto a otros cargos, que presuntamente
habían cometido el Gran Mastre, Jacques de Molay, y su Orden
del Temple, que incluían, renegar de Jesús, pisar la Cruz de
Cristo en sus ritos, y practicar la sodomía y zoofilia.
Cualquier parecido con la actualidad es mera coincidencia. ¿O no?
(*) Periodista