Quédense con esta cara. Isabel Franco.
Será la presidenta o la vicepresidenta del próximo Gobierno regional,
el que resulte a partir del inmediato mes de mayo. Hacer este pronóstico
parece una locura en tiempos de absoluta incertidumbre política. Lo
parece y lo es. Pero si hay algo cierto enmedio del caos es que
Ciudadanos tendrá un papel decisivo en la composición de la nueva
mayoría gobernante.
No podemos saber qué partido se hará con la
presidencia, pero tendrá que ser necesariamente con la colaboración de
Ciudadanos, que es el que en realidad tendrá la llave, como se ha
constatado en Andalucía. Y esto en el supuesto de que no sea el partido
más votado en la Región, como hace meses señalaron las encuestas, aunque
después decayeran en esa predicción.
Ciudadanos podría optar, según la
prospectiva que se maneja al día de hoy, entre el PP y el PSOE para un
pacto de gobernabilidad, en el primer caso con el apoyo o la abstención
de Vox, dada la segura irrupción de éste, o en el segundo con la
abstención de Podemos.
Desconocemos el nombre del próximo presidente,
pero sabemos de antemano el de la vicepresidenta. Será Isabel Franco si
no alcanzara a ser presidenta con el apoyo del PP o del PSOE, a los que
en tal caso correspondería, en una u otra situación que permitiera la
combinatoria, la vicepresidencia.
En la mañana del pasado lunes,
Ciudadanos anunció que no pactará con 'el PSOE de Sánchez', pero en
referencia exclusiva a las elecciones generales. Para las autonómicas
que vendrán después no hay ni habrá vetos ni cordones sanitarios; en la
Región de Murcia el PSOE es 'el PSOE de Conesa', que es muy partidario
de Sánchez, sí, pero a los efectos de esta Comunidad desarrolla una
política más compatible con Ciudadanos que con Podemos.
Aparte de que si
se manejan las previsiones al día de hoy, la suma de PSOE y Podemos
(dos partidos que no prestan señales de crecimiento) el Gobierno podría
caer del otro lado, es decir, donde ya está. Las cuentas del PSOE sólo
salen en este momento mediante una alianza con Ciudadanos más un Podemos
comprensivo, al estilo del Vox andaluz para el acuerdo alternativo que
se ha producido allí, en el otro bloque.
No
estoy sugiriendo algo hacia el futuro que no se dé ya en el presente.
Si tras las elecciones de 2015 la política de Ciudadanos hubiera
consistido, como ha dictado para la actual fase de elecciones, en
gobernar o colaborar en las gobernaciones de las instituciones en que le
sea posible hacerlo, Miguel Sánchez (líder saliente de ese partido)
sería hoy vicepresidente de la Comunidad, y Mario Gómez, portavoz de los
naranjas en el ayuntamiento de Murcia, vicealcalde en un gobierno
municipal presidido por Ballesta.
La situación en que Ciudadanos es
decisivo se ha producido ya, pero en una primera fase el partido de
Rivera se mostró refractario a cogobernar; se limitó a facilitar el
gobierno para la lista más votada. El papel de bisagra se volverá a
reproducir, pero esta vez Ciudadanos exigirá su cuota de poder. Y lo
hará bien al PP o bien al PSOE. Más probablemente, en lo que se refiere a
la Región de Murcia, preferirá al PSOE, como el PSOE prefiere a
Ciudadanos, pues en esta Comunidad el cambio consiste en relevar al PP,
como en Andalucía acabar con la hegemonía socialista.
Ciudadanos
cubre todas las bandas. Prueba de que la versatilidad de Ciudadanos
permanece intacta es que, en el municipio de Murcia, antes de que los
naranjas apoyaran los últimos presupuestos del gobierno popular, habían
firmado alianzas con el PSOE en todas las pedanías en que podían
repartirse con éste la titularidad de los pedáneos. En Murcia capital,
por tanto, Ciudadanos es socio de los socialistas en el gobierno de un
buen número de pedanías a la vez que lo es también del PP en la
ejecución de los presupuestos.
El
veto de Albert Rivera a los pactos con el PSOE se refiere a la política
nacional, y esto a consecuencia de que los expertos del partido han
detectado una hemorragia de votos hacia Vox de entre sus simpatizantes
por el efecto 'antipatía' a Pedro Sánchez a consecuencia de los
escarceos de éste con los independentistas catalanes.
Pero en la Región,
a efectos autonómicos y locales, no existe prejuicio alguno sobre la
'catalanización' del PSOE (y menos si Borrell, como parece, acepta la
candidatura a las generales por Barcelona, aunque esto sea para intentar
neutralizar a la 'ciudadana' Arrimadas), de modo que seguirá siendo, el
PSOE, digo, un posible socio (insisto, el preferible para fortalecer la
imagen de cambio) si se dieran las condiciones para establecer una
colaboración que condujera a un Gobierno con ambas fuerzas coaligadas.
Las primarias, primero.
Que Ciudadanos gobernará en esta Región, de una u otra forma, con uno y
otro partido y desde la presidencia o la vicepresidencia del Gobierno
es un pronóstico seguro, dentro de la vertiginosa inseguridad que
permite el vaivén de la política tal como ésta se produce en nuestro
tiempo. Pero se me podrá reprochar que avance la nominación de la
protagonista que asumirá esa responsabilidad. Y es que para que Isabel
Franco pueda convertirse en el cartel electoral de Ciudadanos tendrá que
salir viva de unas elecciones primarias extraordinariamente concurridas
en las que, de antemano, se supone que es la favorita, pero en cuestión
de primarias siempre resulta prudente no dar algo por sentado.
Lo
cierto es que es mejor que en Ciudadanos no piensen ni por un momento en
la posibilidad de que Isabel Franco pudiera perder las primarias, ya
que haría estallar una crisis interna de la organización en el friso de
las elecciones que podría tener extraordinarias, por negativas,
consecuencias. Los dirigentes regionales del partido han apoyado
públicamente esa opción, así como el propio secretario nacional de
Organización, Fran Hervías, que es el principal avalista de la
candidata. Si ésta no resultara elegida por las bases, Ciudadanos
quedaría mirando para Palencia.
Dura de pelar.
La virtud y el inconveniente de Isabel Franco es que no sólo es la
favorita del 'aparato' del partido sino que ha sido la persona a la que
éste ha convocado más o menos a última hora para impulsar una
candidatura electoral de la que desde hace tiempo descartaba la
continuidad de Miguel Sánchez y que no había encontrado en los
voluntariosos postulantes que se ofrecieron para concurrir a las
primarias el referente sólido que fortaleciera la alternativa.
Esta
solución de birlibirloque (¡chachán, he aquí la candidata oficial!)
puede haber incomodado a algunos de los que veían el camino expedito a
falta de oponentes con respaldo orgánico, pero ese malestar se disipará,
pues nadie puede darse por sorprendido de que la solución vendría desde
el propio aparato.
Por otro
lado, la crítica básica inicialmente esbozada sobre Isabel Franco se
resume en que es 'desconocida' (sin reparar en que no lo es menos que
cualquier otro posible candidato) y en que 'carece de experiencia
política'. Quienes enuncian esa crítica verdaderamente la desconocen,
pues la periodista se viene desempeñando con extraordinaria habilidad y
sin complejos en actividades de representación social (particularmente
en el Observatorio de la Organización de Mujeres Empresarias y
Profesionales) en que sobresale por su arrojo, atrevimiento y
contundencia.
Isabel Franco es
pura dinamita y, aunque a veces también se equivoca, no le faltan
energías, inteligencia y recursos para enfrentarse a situaciones
complejas. Por lo demás, su experiencia en redes sociales ya la ha
inmunizado sobre ataques y desconsideraciones por su condición de mujer,
por lo que será difícil afectarla. Puede que lanzada a la primera línea
de la política sea una caja por abrir, pero no menos que otros que
pudieran pretenderlo o que ya lo hicieron con menos recorrido previo que
ella en la sociedad civil. Ciudadanos es un campo de experimentación y
de entrenamiento (al menos, por lo visto hasta ahora) en el que algunos
superan las pruebas y otros se quedan atrapados en la pista americana.
Isabel Franco es dura de pelar, como ya irán conociendo. Es de espíritu
independiente y muy suya, lo que la convierte en una personalidad
difícil para las estructuras cerradas, un aviso para su propio partido,
con el que en otro tiempo mantuvo discrepancias. El mismo día en que
anunció su disposición a ser candidata le pregunté: ¿Sabes dónde te
metes? ¿Lo has pensado bien? Y respondió de inmediato: «¿Tu crees que
las oportunidades que te ofrece la vida se deben pensar en función de tu
propia comodidad?».
La ruta no
le será cómoda, desde luego: ganar las primarias, concurrir a las
elecciones más disputadas y obtener el resultado preciso, si se resiste
el de partido más votado, para concertar en lo que será un
complicadísimo proceso de negociación el título que las expectativas de
Ciudadanos le auguran: el de presidenta o, tal vez con más probabilidad,
vicepresidenta de la Comunidad. Todos los pronósticos son temerarios,
pero éste no es de los desencaminados.
Así que quédense con esta cara.
(*) Columnista
https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2019/02/24/isabel-franco-senora-presidenta-o/999505.html