MADRID.- El número dos de Pablo Casado, el
poderoso secretario general del Partido Popular, Teodoro García Egea, no
deja de acumular enemigos internos por sus prácticas que algunos
dirigentes territoriales y cargos populares tachan de "autoritarias". Estas nuevas voces se suman a las críticas que viene recibiendo en los últimos dos años y medio
–desde su designación en el cargo– por las fallidas estrategias de
campaña en un contexto en que el PP viene acumulando derrotas desde
2018.
El secretario general fue el encargado de comandar la operación para convencer a los tránsfugas de Murcia para hacer descarrilar la moción de censura contra el presidente popular, Fernando López Miras,
que ya generó suspicacias internas.
Y esta última semana, los
movimientos internos de García Egea le han enfrentado, por distintas
razones, con tres barones de peso que, además, tienen responsabilidades
institucionales: la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz
Ayuso; el de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla; y el de
Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. Tratando de apaciguar esas
batallas orgánicas, García Egea viajó este sábado a estos dos últimos
territorios. Estuvo en Sevilla y Valladolid, donde el PP celebró sus
congresos provinciales.
La novedad es Madrid, ya que las tiranteces de Génova con Moreno
Bonilla y Mañueco vienen de muy atrás. Aunque fuentes oficiales
insisten en recalcar la "buena relación" entre Ayuso y la dirección de
Casado –que fue quien en 2019 colocó para sorpresa de muchos a la hoy
presidenta a dedo como candidata en Madrid y a quien el líder del PP
siempre cita como ejemplo de gestión y de lo que él haría en el caso de
llegar a la Moncloa–, el fichaje del exdirigente de Ciudadanos Toni
Cantó para las elecciones del próximo 4 de mayo enfrentó el miércoles a la dirigente madrileña con García Egea, principal urdidor de esa polémica incorporación.
La de Cantó es la última deserción de Ciudadanos y se enmarca en el proceso de opa hostil
contra el partido de Inés Arrimadas lanzado por Génova 13 para intentar
absorber en el PP a los restos de la formación autodenominada
"liberal", que vive una crisis interna sin precedentes con continuas
salidas a raíz del giro al centro de los últimos meses.
Los populares madrileños aseguraron que el de Cantó fue un
fichaje ordenado "desde arriba", en alusión a la dirección de Casado, y
que se produjo sin que la propia Ayuso, candidata a la Presidencia y
número uno de la lista en la que irá el exdirigente de Ciudadanos,
hubiera dado su aprobación final.
Esta descoordinación provocó la
paradoja de que mientras el miércoles el entorno de la presidenta
desmentía la incorporación de Cantó a la lista, a última hora de ese día
Génova 13 envió un mensaje a los medios de comunicación felicitándose
por el fichaje
del valenciano, que causó desconcierto en las filas populares sobre
todo porque en los últimos años el propio Cantó, desde UPyD primero y
desde Ciudadanos después, no escatimó nunca sus ataques directos contra el PP, con acusaciones de corrupción y descalificaciones dirigidas contra el propio Casado o incluso a Díaz Ayuso.
Ella se resistió a confirmarlo como parte de la lista que
encabezará para el 4M hasta dos días después, a última hora del viernes,
cuando cedió ante la dirección del PP. Entonces, la presidenta
madrileña aseguró que el fichaje estrella de Génova para la lista de los
comicios madrileños ocuparía finalmente la quinta posición de su candidatura,
por encima de algunos consejeros, pese a que horas antes había
asegurado que quería que estos ocuparan los primeros puestos de la
candidatura de las posiciones 2 a la 8.
En un tuit en el que explicó las
razones por las que se había colocado a cada uno de los integrantes de
la lista, la presidenta madrileña identificó a Cantó con la palabra
"integración".
En las filas del PP existe cierto temor a que Cantó no pueda
incorporarse oficialmente a las listas, ya que sigue figurando en el
censo de su ciudad natal, Valencia, y se empadronó en Madrid hace apenas
"unos días", según él mismo declaró este jueves en varias entrevistas televisivas.
La ley electoral madrileña establece que para poder ser candidato en
Madrid debía estar empadronado en la región antes de la convocatoria
electoral, algo que no habría sucedido.
Frente a las reticencias del equipo de Ayuso, el núcleo duro de
Casado –que en sus argumentarios internos defiende que "con la
incorporación de Cantó", el partido "se hace más grande"– asegura que el
actor cumpliría con los requisitos para poder ser candidato en función
del artículo 4 de la legislación electoral madrileña, que establece que
los candidatos que no estén en las listas del censo electoral vigente
podrán serlo siempre y cuando acrediten, "de modo fehaciente", que
reúnen "todas las condiciones exigidas para serlo".
Es el artículo al
que se acoge el PP para defender que Cantó será candidato. Aluden a la
"vecindad administrativa" defendiendo que el exdirigente de Ciudadanos
tiene casa en Madrid, además de familiares.
La operación Cantó fue responsabilidad de Teodoro García Egea,
que, siempre según fuentes populares, habría actuado a espaldas de
Ayuso, algo que niega Génova 13, que asegura que "la confección de la
candidatura" en Madrid fue "fruto de la coordinación entre la dirección
nacional y Ayuso" y que remarca que "la interlocución entre Casado y
Ayuso es muy fluida". Dirigentes del PP sostienen, en cambio, que Ayuso
intentó dar marcha atrás después de haber aceptado el nombre de Cantó.
García Egea habría negociado con Cantó el número 3 de la lista,
algo en lo que no estuvo inicialmente de acuerdo la presidenta. De
hecho, Ayuso dijo en público horas antes de conocerse el fichaje de
Cantó que los primeros nombres de la lista los ocuparían sus siete
consejeros, además de la secretaria general del partido en Madrid, Ana
Camins, y el director de campaña de la candidata y hasta ahora portavoz
del PP en la Asamblea, Alfonso Serrano. Eso eran un total de diez. El
viernes rectificó y aceptó a Cantó como número 5.
Los enfrentamientos de García Egea con Moreno Bonilla y
Fernández Mañueco tienen que ver, en cambio, con el intento de la
dirección de Casado de controlar los congresos provinciales que el PP
está celebrando desde hace unas semanas en toda España con el fin de
colocar al frente de los territorios a dirigentes afines a Génova 13.
La
dirección del Partido Popular de Andalucía se siente víctima de una "inexplicable lucha de poder orgánico"
ante las maniobras que atribuye al secretario general nacional para
tratar de hacerse con el control de los populares andaluces, que se
escenificaron en los congresos celebrados en Málaga –a principios de
mes– y en Sevilla –este sábado–.
El choque más importante se ha producido en esta última provincia, donde el sábado fue proclamada presidenta del PP de Sevilla Virginia Pérez,
la candidata respaldada por Casado y García Egea, que la semana
anterior se había impuesto en la votación interna al alcalde de Carmona,
Juan Ávila, apoyado por la dirección de Moreno Bonilla.
El
enfrentamiento y las diferencias entre ambas direcciones durante el
proceso, con acusaciones de irregularidades, hicieron finalmente que
este sábado el presidente de la Junta plantara al equipo de Casado en el
congreso provincial que se improvisó en cuestión de horas y al que sí
asistieron García Egea y el vicesecretario de Comunicación estatal,
Pablo Montesinos.
Aunque en la votación de la militancia la victoria de Pérez fue
contundente (logró más del 60% de los votos de los militantes), el
proceso agudizó el enfrentamiento entre Génova 13 y el PP andaluz por la
anulación de las mesas electorales en Carmona –la localidad de su
rival–, Alcalá de Guadaíra y Lora del Río, por registrar en las urnas
203 votos más que los electores inscritos en el censo.
La candidatura de
Ávila sostiene que esos votos de más se produjeron por una falta de
actualización del censo del que culpa a la dirección nacional del PP
–algo que niega el equipo de Casado–, y amenaza con llevar el caso ante
los tribunales.
En un mensaje enviado a los miembros de su candidatura,
Ávila señaló el mismo sábado que que ejercerá "todas la iniciativas
legales necesarias para defender los derechos de los afiliados del PP de
Sevilla", ya que considera que "han sido vulnerados reiteradamente a lo
largo de todo el proceso congresual".
Asimismo, y en señal de protesta
por lo ocurrido, aseguró que ni él ni los integrantes de su equipo
asistirían al congreso del sábado, en el que Moreno Bonilla relegó su
representación en su número dos en el PP de Andalucía, Loles
López. Ávila denunció además que "cualquier intento de acuerdo ha sido
torpedeado por la otra candidatura, que ha demostrado no buscar en modo
alguno el consenso, sino la ruptura del partido en Sevilla con tal de
mantener sus cargos y sillones". "No existe ninguna voluntad de
entendimiento por parte de Virginia Pérez, que ha ido rechazando cada
posibilidad de acuerdo", insistió.
Por ello, a su juicio este sábado el PP de Sevilla no eligió
presidente ni ejecutiva, algo que, en realidad, sí sucedió oficialmente.
"Tan solo busca consumar un proceso fraudulento que no representa a
nuestro partido ni a sus afiliados", zanjó.
Ambas candidaturas estuvieron negociado una salida al conflicto
hasta las horas previas a la celebración del congreso, con la
intermediación de Génova y la dirección de Andalucía, que querían lanzar
un cierto imagen de unidad que al final no fue posible, escenificándose la ruptura total
con el plante de Moreno Bonilla. La última propuesta que se negoció
preveía que Juan Ávila ocupase una vicepresidencia en la ejecutiva
presidida por Virginia Pérez, aunque la cuestión radicaba en las
atribuciones del puesto. Hasta ahora. el PP sevillano contaba con dos
vicepresidencias (las que desempeñaban Alberto Díaz y la consejera de
Cultura, Patricia del Pozo) de carácter meramente simbólico, de ahí que
Ávila reclamase funciones reales y ejecutivas para aceptar la propuesta.
En ese complicado contexto, García Egea reclamó este sábado a
los populares sevillanos "trabajo, unidad y constancia", subrayando que
"todos tienen que estar en este equipo hayan estado donde hayan estado
antes".
"Os volcáis para que el PP crezca. Pido que me nombréis hijo
adoptivo del PP de Sevilla porque me vais tener mucho por aquí a partir
de ahora", advirtió el número dos de Casado, consciente de las
dificultades internas.
A Pérez, que en el cónclave fue ratificada como
presidenta con el 93% de los votos –hay que tener en cuenta que no
estuvo presente la facción enfrentada con ella y respaldada por Moreno
Bonilla– García Egea le pedía "un solo espíritu en el PP".
"Sé que has de hablar con todos y solo hay ahora una lista, un
equipo y una presidenta y todos tienen que estar en tu equipo hayan
estado donde hayan estado antes. A quien llegue no se ha de preguntar
dónde ha estado sino cuándo va a volver. Virgina, estoy seguro de que
convencerás al siete por ciento que se te resiste para llegar al cien
por cien de los apoyos", le dijo el secretario general nacional a la
presidenta sevillana, dejando claro que ahora se inicia "una nueva etapa
y los nombres del equipo de Pérez aúna el saber hacer más la fuerza de
los más jóvenes".
El primer choque oficial entre los populares andaluces y la dirección nacional del PP se escenificó a principios de mes durante el congreso del partido en Málaga,
aunque las desconfianzas quedaron en evidencia una semana antes, cuando
la vicesecretaria de Organización de Casado, Ana Beltrán, envió una
circular a las direcciones autonómicas recordando que los estatutos no
permiten compatibilizar puestos "de representación institucional" en
gobiernos locales, provinciales o autonómicos con cargos de presidente o
secretario general del partido.
Esta consigna afectaba directamente al actual consejero de
Presidencia y portavoz de la Junta, Elías Bendodo, que era el candidato
de Moreno Bonilla para liderar el PP de Málaga. No obstante, desde el
equipo de Casado aseguran haber hecho una "excepción" para permitirle
presidir la potente delegación malagueña –una de las más importantes del
país por número de afiliados–, por lo que Bendodo fue nombrado durante
el Congreso provincial presidente del PP de Málaga de forma oficial, ya
que no se presentó ningún otro candidato.
El conflicto con Génova 13 lo generó el propio Bendodo cuando,
durante su discurso, anunció que entre sus planes estaba nombrar como
secretaria general de los populares malagueños a Patricia Navarro,
actual delegada del Gobierno de Andalucía en Málaga.
Entre el público
que le escuchaba estaban la propia Ana Beltrán y el vicesecretario de
Comunicación a nivel nacional, el también malagueño Pablo Montesinos, a
quienes no gustó nada el anuncio del recién elegido líder del PP en
Málaga por incumplir lo referido a la incompatibilidad de cargos, por lo
que desde la dirección de Casado aseguraron que no aceptarán la
designación de Navarro como 'número dos' de Bendodo a nivel provincial.
"Una excepción no puede ser la regla", explicó entonces Génova
13, que sostuvo que la dirección nacional "necesita un partido a tiempo
completo" y recordó que es "incompatible" su cargo como delegada de la
Junta con ser la secretaria general del PP de Málaga.
"Se trata de
cumplir las normas", añadieron, sin dar más detalles sobre por qué lo
que permitieronn para Bendodo no lo permiten para Navarro. El conflicto
permanece abierto tres semanas después del congreso. En Almería, Huelva y
Cádiz también hay fricciones entre Génova 13 y el equipo de Moreno
Bonilla.
En Castilla y León el principal conflicto entre la Secretaría
General de Teodoro García Egea y la dirección autonómica del presidente
regional, Alfonso Fernández Mañueco, se ha dado en el PP de Valladolid, en la misma semana en la que el propio Casado viajó a la capital regional para respaldar a Mañueco tras fracasar la moción de censura presentada contra él por el PSOE, y que decayó el lunes por falta de apoyos.
El choque se produjo por el empeño de los populares castellanos y
leoneses de mantener la fecha del Congreso Provincial para elegir a su
nuevo presidente, Conrado Íscar –el único candidato, refrendado con el
94% del apoyo del PP vallisoletano–, este sábado, a pesar de la negativa
inicial de la dirección nacional que, en una misiva de la
vicesecretaria de Organización, Ana Beltrán, indicó esta semana a la
Comisión Organizadora del XV Congreso Provincial que se suspendía el
cónclave.
El argumento esgrimido por el equipo de Casado fue que al
congreso no podía asistir el presidente saliente, Jesús Julio Carnero,
que permanece en la UCI por COVID-19.
El congreso estaba previsto para el pasado 6 de marzo y se
trasladó a este sábado a solicitud del PP de Valladolid debido a que
Carnero estaba ingresado en estado grave. Según precisó Beltrán, no
resultaba "oportuno ni adecuado" celebrarlo este sábado porque Carnero
está mejorando y consideró que debía ser él, cuando estuviera
completamente restablecido, quien debía "decidir su participación o no".
Así, tras una consulta a los servicios jurídicos del PP, y para
garantizar "unas condiciones de participación justas y transparentes",
descartó un segundo aplazamiento.
La decisión se justificó por los propios estatutos del partido,
que impide que los actos no ejecutados "puedan prorrogarse
reiteradamente". La segunda prórroga la había solicitado el comité
organizador provincial el pasado 18 de marzo, para anular esa fecha del
27 de marzo propuesta en la primera prórroga, si bien dejó sin efecto la
comunicación y aseguró que el congreso se celebraría el sábado, como
finalmente sucedió después de que Génova 13 diera marcha atrás y
aceptara la fecha propuesta por la dirección regional. El cónclave
también lo cerró García Egea, que pidió un PP "fuerte y unido".
En este conflicto entre el equipo de Casado y el de Mañueco
sobrevoló en todo momento el creciente runrún interno acerca de una
supuesta intención de Génova 13 y, en concreto, del propio Teodoro
García Egea, de iniciar un proceso de sucesión al frente del partido en
Castilla y León para expulsar al actual presidente regional, considerado
de un sector más moderado que el de la dirección nacional del PP, a
pesar del apoyo explícito que le dio Casado el lunes, una vez fracasada
la moción de censura en su contra.
La intención del 'número dos' del PP que verbalizan en privado
dirigentes consultados por este diario, y que fue adelantada el 1 de
marzo por el diario El Mundo
–pero que niegan las fuentes oficiales y el propio Casado–, sería
colocar a un dirigente más alineado con las tesis de Casado, que a raíz
del terremoto político generado por las mociones de censura en Murcia y
Castilla y León, además de por el adelanto electoral en Madrid, vuelve a
defender un discurso cercano a Vox y no descarta lograr nuevos acuerdos
con la extrema derecha para poder mantener el Ejecutivo de Díaz Ayuso.
Las últimas encuestas auguran que ese entendimiento –del que también
reniegan otros barones de peso, como el gallego Alberto Núñez Feijóo–
sería imprescindible para que el PP siguiera al frente del Gobierno
madrileño, según crónica de www.eldiario.es