TORREJÓN DE ARDOZ.- La ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, ha condecorado hoy con la Cruz al Mérito Aeronáutico con Distintivo Amarillo, a título póstumo, al murciano teniente del Ejército del Aire Fernando Pérez Serrano, fallecido este martes al estrellarse el F-18 que pilotaba en la Base Aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid).
La
ministra ha colocado en el féretro del oficial la condecoración durante
las honras fúnebres que se han celebrado esta tarde en la Base Aérea de Torrejón.
Según ha informado el Ministerio de Defensa en una nota de prensa, "la Cruz al Mérito Aeronáutico con Distintivo Amarillo
se concede por acciones, hechos o servicios que entrañen grave riesgo y
en los casos de lesiones graves o fallecimiento como consecuencia de
actos de servicio siempre que impliquen una conducta meritoria".
El acto militar ha tenido lugar en la intimidad, por expreso deseo de la familia.
El funeral por Fernando Pérez Serrano, natural de Murcia,
ha consistido en una misa oficiada por el vicario general del Aire,
Pablo Panadero, seguida de la imposición de la condecoración, el himno
del Ejército del Aire, el homenaje a los que dieron su vida por España y
la entrega a la familia de la enseña nacional que cubría el féretro y
para concluir se han rendido los honores de ordenanza.
Junto a la ministra de Defensa, han asistido el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido; el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, y la delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid, Concepción Dancausa.
Además,
han estado presentes el jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire,
general Javier Salto Martínez-Avial; el subsecretario de Defensa, Arturo
Romaní; el jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, general de Ejército Francisco Javier Varela Salas, y el jefe del Cuarto Militar de
la Casa de Su Majestad el Rey, almirante Juan Ruiz Casas.
¿Quién era el teniente Pérez Serrano?
Sus primeros años de vida los pasó en la Base Aérea de Alcantarilla, donde estuvo destinado su padre, Fernando Pérez Nicolás, primero como teniente, luego como capitán y, finalmente, de 1989 a 1993, como comandante de la entonces denominada Escuadrilla de Zapadores Paracaidistas del Ejército del Aire (Ezapac).
Cuando nació Fernando, vivió con sus padres en un dúplex de la base de Alcantarilla. Se fue de ella con unos tres años, cuando destinaron a su padre en la Guardia Real, en Madrid
Su referente era su padre, hoy coronel en la reserva. Confiaba en él a todos los niveles y siempre hacía caso de todos sus consejos. Se admiraban mutuamente.
Su paso formativo por la AGA, de 2009 a 2014, le permitió aumentar la frecuencia de las visitas a sus familiares murcianos. En Murcia todavía reside su abuela materna.
Guardaba una relación especial con su hermana Celia, que contrajo matrimonio el pasado 7 de octubre y que recibió la noticia del trágico accidente mientras se encontraba de luna de miel en Tokio.
Adoraba a su novia, Alejandra. Con ella había viajado recientemente por el sudeste asiático. Ambos convivían en Madrid; él estaba destinado en la base militar de Torrejón de Ardoz y ella trabajaba en el departamento de marketing en la compañía tecnológica Fujitsu.
Fernando era el miembro de su promoción que más veces había desfilado en el 12 de octubre (cabo de Gastadores, Plana Mayor y Abanderado de la AGA) y sumaba una misión internacional en Djibouti, como traductor, gracias a su nivel C1 de francés e inglés.
Un amigo del teniente dice: "Era excepcional. No daba una voz mas alta que otra. Era muy limpio, noble; un trozo de pan. Muy bueno, un crack en lo suyo. Un tío muy inquieto y con ganas de ayudar a su país”. Además, era aficionado a todo lo que tuviera que ver con el mar, especialmente la pesca y el submarinismo".
“Su familia está tremendamente unida”, detalla este mismo amigo. Los padres, Concha y Fernando, ante los continuos cambios de domicilio que exige la vocación militar, siempre se esforzaron en fomentar los valores familiares de sus dos hijos, Celia y Fernando. De hecho, el piloto fallecido nació en Murcia, se trasladó a los seis años a Sevilla y, más tarde, a Madrid.
“Era un máquina”, apuntan unos. “Conseguía todo lo que se proponía”, añaden otros. “Era el mejor dentro y fuera del avión”. En el caso del militar, los halagos se sostienen en datos fehacientes. Fue el número uno de su promoción y, a sus 26 años, había alcanzado un sueño al alcance de muy pocos: pilotar una de las joyas de la corona del Ejército del Aire.
"Era un tío que deslumbraba, el mejor, el que más habilidades demostraba. ¿Cómo decirlo…? Era el espejo en el que todos nos queríamos ver reflejados".
“Una máquina, 'número uno' en todo”, dicen de él sus amigos.
Relación con Cantabria
El piloto fallecido mantenía un estrecho vínculo con Cantabria. Su padre, Fernando Pérez Nicolás, excoronel del Ejército del Aire, era hijo de un ingeniero de montes madrileño que se trasladó a Torrelavega por motivos de trabajo, y donde desempeñó el cargo de ingeniero forestal en la fábrica de celulosa Sniace.
De esta forma, Torrelavega fue el lugar de nacimiento del padre del fallecido y donde vivió hasta finalizar los estudios de Bachillerato. Posteriormente, se trasladó a la Academia General del Aire en San Javier, destinada a la formación de los futuros oficiales de las Fuerzas Aéreas españolas.
A comienzos de los 90, Pérez Nicolás alcanzó el cargo de Comandante en Jefe de la Escuadrilla de Zapadores de Paracaidistas (EZEPA), por lo que la familia vivió esos años dentro de la propia instalación de Alcantarilla, en Murcia. Allí precisamente nació su hijo, Fernando Pérez Serrano, hasta que tiempo después la familia se trasladó Sevilla, y luego a Madrid, donde residen actualmente.
A pesar de haberse distanciado de Cantabria, la familia solía acudir a pasar algunos veranos a la región, donde residen los dos hermanos del padre y tíos del fallecido, por lo que no habían perdido del todo la relación con la Comunidad Autónoma. De hecho, hace escasamente dos fines de semana, varios miembros de la familia de Cantabria se trasladaron a Madrid con motivo de la celebración de la boda de la hermana del piloto murciano.
A lo largo de su trayectoria como militar, Pérez Nicolás desempeñó cargos importantes como agregado de la OTAN con puestos en Bruselas y en Estados Unidos. Coincidió también con el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, en la boda de Felipe VI con Letizia Ortiz, siendo uno de los invitados a dicha ceremonia.
¿Quién era el teniente Pérez Serrano?
Sus primeros años de vida los pasó en la Base Aérea de Alcantarilla, donde estuvo destinado su padre, Fernando Pérez Nicolás, primero como teniente, luego como capitán y, finalmente, de 1989 a 1993, como comandante de la entonces denominada Escuadrilla de Zapadores Paracaidistas del Ejército del Aire (Ezapac).
Cuando nació Fernando, vivió con sus padres en un dúplex de la base de Alcantarilla. Se fue de ella con unos tres años, cuando destinaron a su padre en la Guardia Real, en Madrid
Su referente era su padre, hoy coronel en la reserva. Confiaba en él a todos los niveles y siempre hacía caso de todos sus consejos. Se admiraban mutuamente.
Su paso formativo por la AGA, de 2009 a 2014, le permitió aumentar la frecuencia de las visitas a sus familiares murcianos. En Murcia todavía reside su abuela materna.
Guardaba una relación especial con su hermana Celia, que contrajo matrimonio el pasado 7 de octubre y que recibió la noticia del trágico accidente mientras se encontraba de luna de miel en Tokio.
Adoraba a su novia, Alejandra. Con ella había viajado recientemente por el sudeste asiático. Ambos convivían en Madrid; él estaba destinado en la base militar de Torrejón de Ardoz y ella trabajaba en el departamento de marketing en la compañía tecnológica Fujitsu.
Fernando era el miembro de su promoción que más veces había desfilado en el 12 de octubre (cabo de Gastadores, Plana Mayor y Abanderado de la AGA) y sumaba una misión internacional en Djibouti, como traductor, gracias a su nivel C1 de francés e inglés.
Un amigo del teniente dice: "Era excepcional. No daba una voz mas alta que otra. Era muy limpio, noble; un trozo de pan. Muy bueno, un crack en lo suyo. Un tío muy inquieto y con ganas de ayudar a su país”. Además, era aficionado a todo lo que tuviera que ver con el mar, especialmente la pesca y el submarinismo".
“Su familia está tremendamente unida”, detalla este mismo amigo. Los padres, Concha y Fernando, ante los continuos cambios de domicilio que exige la vocación militar, siempre se esforzaron en fomentar los valores familiares de sus dos hijos, Celia y Fernando. De hecho, el piloto fallecido nació en Murcia, se trasladó a los seis años a Sevilla y, más tarde, a Madrid.
“Era un máquina”, apuntan unos. “Conseguía todo lo que se proponía”, añaden otros. “Era el mejor dentro y fuera del avión”. En el caso del militar, los halagos se sostienen en datos fehacientes. Fue el número uno de su promoción y, a sus 26 años, había alcanzado un sueño al alcance de muy pocos: pilotar una de las joyas de la corona del Ejército del Aire.
"Era un tío que deslumbraba, el mejor, el que más habilidades demostraba. ¿Cómo decirlo…? Era el espejo en el que todos nos queríamos ver reflejados".
“Una máquina, 'número uno' en todo”, dicen de él sus amigos.
Relación con Cantabria
El piloto fallecido mantenía un estrecho vínculo con Cantabria. Su padre, Fernando Pérez Nicolás, excoronel del Ejército del Aire, era hijo de un ingeniero de montes madrileño que se trasladó a Torrelavega por motivos de trabajo, y donde desempeñó el cargo de ingeniero forestal en la fábrica de celulosa Sniace.
De esta forma, Torrelavega fue el lugar de nacimiento del padre del fallecido y donde vivió hasta finalizar los estudios de Bachillerato. Posteriormente, se trasladó a la Academia General del Aire en San Javier, destinada a la formación de los futuros oficiales de las Fuerzas Aéreas españolas.
A comienzos de los 90, Pérez Nicolás alcanzó el cargo de Comandante en Jefe de la Escuadrilla de Zapadores de Paracaidistas (EZEPA), por lo que la familia vivió esos años dentro de la propia instalación de Alcantarilla, en Murcia. Allí precisamente nació su hijo, Fernando Pérez Serrano, hasta que tiempo después la familia se trasladó Sevilla, y luego a Madrid, donde residen actualmente.
A pesar de haberse distanciado de Cantabria, la familia solía acudir a pasar algunos veranos a la región, donde residen los dos hermanos del padre y tíos del fallecido, por lo que no habían perdido del todo la relación con la Comunidad Autónoma. De hecho, hace escasamente dos fines de semana, varios miembros de la familia de Cantabria se trasladaron a Madrid con motivo de la celebración de la boda de la hermana del piloto murciano.
A lo largo de su trayectoria como militar, Pérez Nicolás desempeñó cargos importantes como agregado de la OTAN con puestos en Bruselas y en Estados Unidos. Coincidió también con el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, en la boda de Felipe VI con Letizia Ortiz, siendo uno de los invitados a dicha ceremonia.