Mucho años después nuestras sendas experiencias profesionales nos impidieron ingresar juntos a Diego y a mí en la Reserva del Ejército pese a contestar correctamente a todas las preguntas del test en la Delegación de Defensa.
Ahora, este sábado, ha sido inhumado en su panteón familiar (diseñado por su hijo y repleto de flores hasta la puerta) con el hábito capuchino como buen devoto y discípulo de San Francisco y a la espera de las 30 misas gregorianas encargadas por él mismo al padre Javier, su confesor, cuando ya era consciente de que su mal tenía muy difícil remedio y de tener más que comprometida a plazo su existencia terrenal. El destino ha hecho que Diego muriera en la misma fecha en que falleció su hermana Mari Carmen, destacada profesora y la menor de la saga, hace muy pocos años.
Algún articulista y colega suyo amigo le ha definido como "activo espiritual de hondo calado". Justo era así porque Diego se ha ido "una vez cumplidas todas sus altas tareas", ha escrito el mismo abogado.
Sin embargo su llegada a la Universidad de Murcia a comienzo de los 70 para cursar Derecho (hacía fichas catastrales por los pueblos de la Región más lejanos para costearse los estudios) y el contacto con las compañeras, hasta de otras Facultades, le llevó a Diego a frecuentar la residencia femenina estudiantil de Las Oblatas, donde pronto se fijó en una joven de Albacete a la que cortejó desde el primer momento y con la que se casó y tuvo tres hijos, todos sobresalientes en su actividad como ahora veremos, una vez que Rosa fue funcionaria del Estado por oposición y Diego volvió a Murcia tras ejercer como pasante en bufetes de Toledo e Ibiza antes de serlo aquí con Manolo Maza.
Después de años sin verlo por mi ausencia de Murcia durante más de cincuenta, Diego me buscó por mi actividad profesional al saber que estaba de nuevo por aquí cerca y muy seguro de mi imparcialidad conocida en el tratamiento periodístico de los temas de gran trascendencia pública.
Yo sí sabía de mucho antes sus batallas jurídicas ganadas en los tribunales a multinacionales españolas, como Iberdrola y Telefónica, a favor de los consumidores y fiscalidad municipal, a través de un opúsculo que el mismo Diego publicó y llegó a mis manos por un amigo común, el malogrado periodista murciano en Madrid, Paco Pérez Abellán, más que orgulloso de estar en su universo por haber sido vecinos y compañeros de juegos desde niños en el barrio del Carmen, en Murcia.
No era pues Diego un abogado de causas perdidas como le ha calificado creo una colega mía ignorante porque, finalmente, acababa siempre ganando como abogado las grandes causas en tribunales de enjundia como el Tribunal Supremo o el Tribunal Constitucional (exactamente igual que le sucede a su gran amigo y estimado colega, José Luis Mazón).
Era Diego un gran abogado como demuestra de sobra su documentada trayectoria forense y proyección pública consecuente, incluso fuera de Murcia y Alicante en los últimos cuarenta años. En su lucha personal contra la corrupción, llegó a fundar su propio partido político, Unión Democrática de la Región de Murcia.
"La Región de Murcia necesita crecer en ideas, pensamientos. Esto parece un pueblo de Castilla, pero aún más reducido. Hace falta abrir las mentes de hombres y mujeres para que surja ese aire de libertad. Murcia parece una sociedad anestesiada que rechaza cualquier tipo de progreso" decía Diego para justificar esa fundación política aunque también por "el tráfico de influencias políticas en la Región de Murcia".
"La política tiene que partir de hombres y mujeres con valores", añadía Diego.
"La Región de Murcia tiene un sistema de corrupción endémico que se perpetúa hoy", concluía Diego, antes de aseverar en ese mismo plano que "la UCAM no tiene nada que ver con la Iglesia".
Que Diego haya terminado -quizás prematuramente - sus días todavía enfrascado en procedimientos contra vulgares rateros de la CARM y de la CAM - el Día de San Francisco, 4 de octubre pasado, me llamó por teléfono para felicitarme y hacerme la confidencia de que tenía una súbita dolencia muy grave, algo más de un mes después de haber coincidido en la arena de la playa de la Dehesa de Campoamor - no significa que casos propios suyos se queden sin concluir y, en consecuencia, sin recibir justicia porque otros como él de buenos y perspicaces abogados se harán cargo junto al fiscal y se ganarán, sin duda, ahora con su ayuda desde otra dimensión.
Que ningún rufián, pícaro o malandrín de por aquí o de por allá se frote las manos todavía. Por algo se le ha calificado a Diego estos últimos dos días como "gran caballero andante murciano". Y es que su espíritu sigue entre nosotros y seguirá por mucho tiempo.
Pero por algo indescifrable del destino fui el único amigo que ha tenido el honor por representativo de otros amigos para poder despedirme personalmente de Diego de Ramón en la UCI del Hospital de Torrevieja el pasado miércoles 27 de noviembre por la gentileza que su esposa Rosa y sus hijos Diego, Cristina y Álvaro, tuvieron conmigo a pocas horas del desenlace inevitable desde el punto de vista médico.
Ese detalle nunca lo olvidaré porque, a la competencia profesional de todos y a los valores inculcados en familia por Diego y Rosa, se une su calidad humana indiscutible en los cuatro casos. Y no exagero en algo demostrable y comprobable por escépticos y hasta envidiosos por ser padres de zotes.
Diego estaba más que satisfecho del tipo de familia que había logrado formar con Rosa porque, tras cursar el Bachillerato en el colegio de los Padres Capuchinos, en Murcia, los tres hijos han dado la talla espiritual y existencial: su esposa ha sido directora del Conservatorio Superior Profesional de Música de Murcia además, de la que se ha dicho "compañera infatigable que curaba las heridas del caballero caído en alguna refriega"; Diego, arquitecto restaurador de la Ópera de Viena, ahora ejerce en el viejo Berlín para que recobre su gran esplendor de antaño; Cristina ha sido reconocida públicamente hace pocos meses por la reina Letizia como la mejor investigadora joven sobre el cáncer infantil en España desde los laboratorios de Medicina de la Universidad de Salamanca; y Álvaro, todavía en la Universidad, apunta maneras que pronto darán un muy buen fruto, seguro a tenor de su expediente académico.
Esa es la gran obra oculta de Diego de Ramón que poca gente conoce y de la que estaba más que orgulloso como padre. Al igual que de sus dos hermanos mayores, Demetrio y Antonio, por haber sido ambos siempre guía y una especie de padres profesionales y académicos, ahora destrozados por un fuerte desgarro en sus almas y en sus corazones.
Cuando el último miércoles de noviembre le cogí a Diego su mano izquierda en el box de la UCI mientras se esposa le decía entre besos que yo estaba allí, estoy seguro que nos oía pero las secuelas de cinco intervenciones quirúrgicas en tres meses justos le impedía reiniciarse aunque con su movimiento de cabeza parece que notaba y aprobaba nuestra presencia. Yo le había prometido el 4 de octubre que todavía lo vería en esta vida.
Y es que nos unían muchas cosas, tanto en el plano profesional y el afectivo, como demuestran y destacan, al menos, cinco o seis discretas gestiones de Diego, a las que le acompañé, digamos que como traductor: la visita a la Oficina de la Lucha Antifraude de la Unión Europea y a la Comisión Europea, en Bruselas; en Lisboa a la Autoridad del Agua en el Gobierno de Portugal; y en Roma al ministro competente del Gobierno italiano.
Para concluir, con el responsable vaticano de Medio Ambiente, cardenal Renatto Rafaele Martino, en su palacio del Trastévere romano.
La noche anterior nos invitaron a cenar en un magnífico restaurante tres "hombres fuertes" españoles de la Curia romana destinados en la Secretaría de Estado nada menos.
(Guardaré secreto del contenido de todas ellas para no traicionar su confianza, en cualquier caso y quizá hubo alguna otra más que ahora no recuerdo).
También asistí con Diego al Foro Mundial del Agua, en Marsella, 2012, y al Foro Mundial del Agua, en Lyon, 2014, donde intervino igualmente como ponente. Antes, había estado sin mí en el IV Fórum Mundial del Agua, en México, 2005.
Otras ponencias y comunicaciones internacionales de Diego fueron la Comunicación en el Congreso Internacional de la Comunidad Europea “El agravio comparativo del Banco de España en los préstamos de transacción exterior”. Bruselas CEE, 1989. Comunicación a un Congreso Internacional de la Comisión de las comunidades Europeas, titulada “La Inconstitucionalidad del privilegio del beneficio de pobreza de las Cajas de Ahorro”. Bruselas. Y Comunicación a un Congreso Internacional de la C.E.: “Las exenciones normativas de la Banca oficial del Estado”. Bruselas.1991.
Aparte de ser un verdadero especialista en legislación y procedimientos del Derecho Administrativo Local y en Normativa de Tributos, la amplia formación de postgrado de Diego también la hizo sobre Jurisprudencia Internacional en España y Francia.
Por algo escribió Diego artículos en ABC, El País y Ya aunque también en las dos gacetas y revistas locales de Murcia a petición de las mismas publicaciones de proximidad.
El vasto currículo de Diego, recoge entre otros muchos extremos, además, como que era, o había sido, Letrado Asesor externo, de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia; Asesor financiero del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Cartagena; Abogado de ANSE, (Asociación de Naturalistas del Sureste) y Ecologistas en Acción. Abogado de la Plataforma Pro-Río para el procedimiento “contaminación río Segura”.
Y abogado Diego de la Plataforma CAM en defensa de adquirentes de Preferentes, Cuotas Participativas y Deuda Subordinada de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, entre otros, como el 'caso El Chopillo", 'Hefame', "Balsa Yenny", "caso Desaladora", "caso Umbra", "Novo Carthago" o "Finca Lo Poyo".
Con despacho en la Gran Vía Salzillo, de Murcia, Diego de Ramón ha ejercido la acusación popular con frecuencia y se convirtió en un abogado mediático por su participación en esas causas para nada perdidas y porque ejerció la primera actuación penal contra los responsables de las entidades derivadas de la crisis de Lehman Brothers y contra la Caja de Ahorros del Mediterráneo, destapando la corrupción de banqueros y amigos receptores de créditos ventajosos y/o fallidos.
También se querelló Diego contra el Gobierno de la Región de Murcia por la descontaminación minera en Cartagena y por la desastrosa situación de un Mar Menor altamente contaminado; por recalificaciones de convenios urbanísticos en la zona norte del municipio de Murcia; y actuó como parte activa en la denuncia a Fiscalía por la desaladora de Escombreras, en este caso ejerciendo la acusación popular contra el ex presidente Ramón Luis Valcárcel, hasta sentarlo en el banquillo y conseguir junto al fiscal el embargo preventivo de sus bienes.
No renunció nunca a su cruzada contra la corrupción y con esa vitola se le recordará siempre. Si acaso con su muerte es ahora más libre. Diego de Ramón sobrevivirá a su muerte física si nos atenemos a lo que un ciudadano, que no lo conocía personalmente, escribió en el apartado correspondiente de la web del Tanatorio de Jesús.
"Hombre honrado e inteligente que luchó siempre contra la corrupción. No ha sido necesario conocerle en persona para ver lo grande que fue. DEP".
Este mismo domingo se ha puesto en marcha una campaña de firmas para solicitar al Ayuntamiento de Murcia que una de las nuevas grandes avenidas de su ciudad natal lleve el nombre de "Abogado Diego de Ramón".
Que así sea si así os parece.
(*) Periodista y amigo