ROMA.- "Los mafiosos no dejarán España porque, para ellos, es su casa", 
explica el escritor y periodista italiano Roberto Saviano, quien explica con detalle por qué: 
"España tiene criminales, sobre todo blanqueadores de dinero y políticos
 a menudo ligados a ese mundo ilegal, pero no existe una mafia 
española". 
Y detalla: "Las mafias rusas, nigerianas, ecuatorianas, 
italianas, dominan un territorio que sí tiene criminales locales, pero 
no una mafia autóctona. Esto favorece que España sea un país, rico, 
abierto a todos los cárteles", defiende Saviano, quien opina que "hace 
15 años la Justicia española no era tan competente, en términos, 
mafiosos como lo es hoy". Admitiendo que ha habido "muchas mejorías" 
desde entonces, el periodista experto en mafia denuncia 
la "indiferencia constante de la política española a la hora de tratar el tema de la mafia". 
Entre otras cosas porque, por el momento, "los mafiosos se mueven por España tan cómodamente como en Italia".
 El narcotráfico está bloqueado en la calle pero florece 
en los puertos, ha aumentado el tráfico. Toda la acción policial contra 
el blanqueo de dinero está parada. La droga lo continúan vendiendo 
puerta a puerta los repartidores aunque con más dificultad.
 Pero el verdadero beneficio, el que está todavía por llegar, está en la
 actividad económica. Pongamos que una pequeña sociedad no tienen 
liquidez. Viene la mafia, que no viene con cara de mafioso, te da dinero
 y se queda con una parte de tu empresa. Así se convierten en socios y 
así llegarán a todas las empresas, pero también en España, Francia, etc.
 En el norte de Europa esto ya lleva años pasando. Alemania, por 
ejemplo, es el país con más riesgo de que las mafias tomen el control, 
no persiguen a los mafiosos porque traen dinero y no cometen crímenes. 
En los países del norte no quieren parar el flujo económico que traen 
las mafias. España, en cambio, sí está más preparada.
En el sur de Italia ya se está dando la usura. Por orden 
de los clanes, los usureros están dando préstamos sin intereses. No 
recibirán dinero, pero se lo cobrarán por otros medios: votos, ayuda, 
consenso social etc.
 La asistencia criminal es mucho 
más sólida que la asistencia estatal, pero es una solidez que pagas con 
la sangre. La del Estado la recibes por derecho, pero la de la mafia la 
pagarás de algún modo.
 Otra estrategia es la de 
llevarte la compra a casa, un mecanismo que usan en campañas 
electorales. Con la pandemia se dan cuenta de que una inversión mínima 
es suficiente: con 50.000 euros ya me he ganado a todo el barrio.
 Luego está el mundo de la legalidad criminal. Las mafias son 
potentísimas en los sectores legales. Hay empresas que lavan las sábanas
 en los hospitales, que proporcionan ambulancias, pompas fúnebres, 
distribución alimentaria. Ya están ganando dinero, porque han invertido 
en sectores que están creciendo mucho.
La respuesta es muy prosaica: dinero. No hay otra respuesta a corto 
plazo. Dar dinero a empresas e individuos para que no malvendan su vida,
 para que no recurran a formas económicas de supervivencia. El trabajo 
en negro existe porque no hay un Estado que permita mejorar tu 
situación.
Europa parece muerta con la COVID-19. Ahora está buscando
 cambiar el rumbo, pero solo tiene dos posibilidades: refundarse como 
los Estados Unidos de Europa, como los padres fundadores imaginaron, o 
morir.
 Si la pandemia se considera solo un problema 
italiano o español, estamos frente al delirio. Europa nació para evitar 
desequilibrios: la ayuda es obligatoria, pero también hay que controlar 
estas ayudas.
 A los que están en dificultad hay que 
ayudarles, no solo por un espíritu solidario que es el cemento de la 
Unión Europea, sino por una razón económica. La crisis de la deuda de 
2010 perjudicó también a Alemania o Francia.



