El presidente
del Gobierno, Mariano Rajoy, no quiere que la crisis china ni la de los
precios de las materias primas interfieran en su firme decisión de
trasmitir confianza a la opinión pública. Durante los escasos días de
vacaciones de este verano ya había dado muestras de cercanía a los
medios. Poco importaba que estuviera en Doñana, Mondariz, Marivent o
Madrid.
En
todas las ocasiones el presidente ha buscado la oportunidad para
responder a los enviados especiales que le han seguido durante el
verano. Pero lo que nadie esperaba es que el cambio llevara a que el
Presidente respondiera a los medios en tres ocasiones en un mismo
día.
Es la muestra más que evidente del cambio de estrategia de
cara a lanzar el mensaje de que el único partido que puede mantener
la estabilidad económica es el Partido Popular.
Así, ante las
incertidumbres generadas por la menor fortaleza del
crecimiento chino ha aprovechado las primeras horas de su llegada
al Congreso de los Diputados para lanzar un mensaje de tranquilidad a
todos, a los ciudadanos en general, a los inversores, a los
agentes económicos y a los interlocutores sociales. Para Rajoy
la crisis china, no va a modificar las proyecciones
macroeconómicas de España para este año ni por lo que afecta al
crecimiento económico, ni al empleo.
En este sentido se ha
salido del sentimiento de los agentes económicos que la pasada
semana, como bien ha recogido
Capitalmadrid.com, daban por hecho que
lo notarían en su actividad y en su cuenta de resultados. Su
explicación era que en una economía global todo lo que sucede en
China, la segunda economía del mundo, afecta a las grandes potencias
económicas, la Unión Europea entre ellas.
En cambio, para el
presidente del Gobierno “lo que está ocurriendo en China no va a
repercutir de manera muy importante en la economía española. Han
bajado las bolsas, aunque hoy parece que repuntan. Pero en el medio
plazo no va a haber cambios sustanciales porque en España se han
hecho reformas”. Es el mantra que viene repitiendo desde el final
del curso político pasado, si bien ha añadido matizaciones.
Para
el presidente, aunque lo ideal sería que no se produjera la
inestabilidad provocada por China, la crisis coge a España “en una
situación mejor”, ya que los tipos de interés fijados por el Banco
Central Europeo seguirán siendo bajos y las empresas nacionales
exportan sobre todo a la Eurozona y la inflación se mantiene en
niveles bajos.
La conclusión de su primera comparecencia
ha sido que el Ejecutivo mantiene las previsiones de crecimiento
del 3,3% y de creación de 600.000 puestos de trabajo a lo largo de
este año.
También ha tenido respuesta para quienes le acusan de
haber presentado unos presupuestos que previsiblemente no
gestionará cuando ha asegurado que se trata de “una muestra de
responsabilidad, seguridad y certidumbre” para todo el país.
No
satisfecho con esta respuesta directa a la acusación de la
pasada semana del portavoz socialista, Pedro Hernando, hoy ha
incidido en tratar de desacreditar a su líder Pedro Sánchez, de
quien ha dicho que "por historia, por trayectoria y porque es un
partido de Gobierno, el PSOE merecía un poquito más de nivel en su
intervención en el debate de los presupuestos".
Bien es
cierto que el líder de los socialistas además de criticar el
proyecto de presupuestos y el conjunto de la política económica,
ha sido especialmente incisivo contra el presidente del
Gobierno.
Rajoy todavía se ha parado otra vez más con los
medios para anticipar el indulto que concederá el Gobierno a la
abuela de Lanzarote que ha ingresado este martes en prisión.
Es
un anticipo de lo caliente que se plantea el otoño político.
Aunque, frente al optimismo de Rajoy, el Fondo Monetario Internacional
planteaba también dudas en la publicación definitiva de su
informe sobre España.
En el marco conocido como Artículo IV,
alertaba de los problemas estructurales de la economía española,
incidiendo en su bajo potencial de crecimiento a medio plazo y en
el sostenimiento del problema del paro.
Washington admite que
la economía española está apretando el acelerador este año pero
sus previsiones son peores que las del Gobierno. Además adelanta que a
partir de 2016, el crecimiento será más lento cada año. Prevé para el
año que viene un aumento de la riqueza del 3,1% y del 2,5% para 2017.
Bajará cada año hasta quedar en el 1,8% en 2020.
La cuestión es
saber hasta qué punto las malas noticias podrían afectar la mejora
de las expectativas del Gobierno si se piensa que los electores
confiarían más en los populares ante la incertidumbre que genera
lo desconocido del equipo gestor del PSOE y la indefinición de
Podemos.
De momento el Gobierno apuesta por asegurar que se
cumplirán sus previsiones positivas, que son los únicos que lo
podrían conseguir, y que está decidido a que sea el Presidente
quien transmita estos mensajes. Los portavoces alternativos
hasta ahora no han logrado atraer la atención ni de medios, ni de
votantes.
Como repiten desde el propio Gobierno, el portavoz
actual, Pablo Casado, pese a las grandes esperanzas que se tienen
puestas en él, ya lo ha sido en dos de las peores campañas de la
historia conservadora, tanto en las europeas como en las
autonómicas y locales.
Para Moncloa, frente a quienes quieren
buscar un joven candidato alternativo, la alternativa, se llama
Mariano Rajoy. Y él está dispuesto a comparecen hasta tres veces en
un mismo día.
(*) Periodista