Este Pedro Antonio es un payaso pero un payaso de pueblo. En Madrid terminan riéndose a mandibula batiente por todos los despachos por los que pasa con ese porte que Dios le ha dado, por no decir castigado. La Cospedal está dispuesta a demostrarle que es políticamente un don nadie, menos que Valcárcel todavía, que ya es decir. Después de leer el último artículo, 'Cien negritos', del maestro Pedro J. Ramírez, el domingo en su digital 'El Español', todo se explica mucho mejor tras repasar con detalle la implosión del PP y el destino de todos y cada uno de sus restos. No cabe duda de que el ex presidente murciano necesitaba para poder escapar a Bruselas identificar y localizar primero un tonto propiciatorio para endosarle el 'marrón' y el mejor lo encontró en Puerto Lumbreras una vez que midió bien varias veces a 'El Cebollino', apodo con el que allí se le conoce y en todo el Guadalentín.
Los Presupuestos Generales del Estado para 2016 lo han dejado en evidencia a las primeras de cambio. Aunque en justicia hay que reconocer que el desastre encerrado en ellos para la Región de Murcia se fraguó en los tiempos de otro don nadie en política, como el abúlico Alberto Garre. Lo que sucede es que a Sánchez se le ha venido llenando la boca de triunfalismo cada vez que, como todos los tontos de bote, se hacía la foto con cualquier pelagatos del Gobierno central a la vez que anunciaba todo lo que había creido arrancarle. Algo parecido viene haciendo el consejero Bernabé, que también es un pueblerino de pro pero con el inconveniente de dar el cante a larga distancia. Aunque la realidad es que el Estado no invertirá más del 3% de sus Presupuestos 2016 en tierras murcianas, unos 330 millones de euros como mucho.
Con estos niveles de representación política de la Región en Madrid no es de extrañar que Murcia en 2016 pierda más de un 22% de inversión pública estatal respecto a la de 2015. Por no hablar de nuestros diputados y senadores, que parecen sacados de los niveles más cutres de la sociedad murciana y por no hablar tampoco de las prendas que campan por el Grupo Popular en la Asamblea Regional con muy contadas excepciones. ¿De dónde han sacado tanta vulgaridad de tan escaso talento? Los de Ciudadanos y Podemos -mucho más ilustrados- no salen de su asombro con el tipo de gente de baja cota con la que les toca lidiar a diario en la Cámara aunque también en el PSRM hay algunos elementos para echarles de comer aparte fuera de mesa y mantel porque son más de corral.
Volviendo al pobre presidente de la Comunidad Autónoma y su discurso plagado de tópicos, mentiras y lugares comunes, todo muy repetitivo, después del trato de menosprecio del Gobierno central del PP a Murcia lo que procede es que dimita y vaya pensando en nuevas elecciones autonómicas al tiempo que las generales para ahorrar un gran gasto. La nueva Ley Electoral Regional casi obliga a estrenarla para ajustar más la realidad social murciana con su representación política. Es la mejor manera de corregir, sin forzar la legalidad, el 'error Sánchez' cometido por Valcárcel para poder huir antes de que la Justicia más cercana se cebase con su largo mandato.
Pedro Antonio Sánchez no es el hombre para este momento ni para ninguno. En Madrid no termina de calar y el equipo del que se ha rodeado en el PPRM y en San Esteban es de tercera división, con lo que por pocas aspiraciones que se tengan resulta practicamente imposible ganar la Copa del Rey. Antes de Navidad y, visto su nulo poder en Génova 13, y no digamos en La Moncloa, donde la vicepresidenta Sáenz de Santamaría ya ha podido comprobar que no puede ser el recambio de Valcárcel, urge plantearle al diputado regional y alcalde victorioso en Lorca, el general auditor en la reserva, Paco Jódar, que vaya calentando en la banda porque alguien puede hacer dimitir a Sánchez antes de lo que él se pueda imaginar puesto que ya ha dado de sí todo lo que podía dar.
Los Presupuestos Generales del Estado 2016 dejan a este hombre a los piés de los caballos y nadie piensa que 'El Pitufo', en relación al nuevo delegado del Gobierno, el señor De Querol, haga el más mínimo pié en Madrid porque nunca ha salido de la Región ni para preparar oposiciones, por lo que Murcia está más vendida que nunca ante el poder central y los núcleos de influencia a su alrededor. Estos dos es prácticamente imposible que puedan aportar algo ni con Rajoy ni sin Rajoy en La Moncloa. No digamos ya si llega al Gobierno una coalición PSOE-Ciudadanos-PNV, tal como se asegura está pactado ya con el visto bueno de la Corona para después de las elecciones generales.
La Región de Murcia, como atrasada y pobre en su conjunto, es fuertemente dependiente de la inversión del Estado desde en la obra hidráulica hasta en 'Navantia', desde en infraestructuras de transporte hasta en la administración periférica, desde en la generación de empleo hasta en la gestión ventajosa del trasvase Tajo-Segura. El PIB de la Región no crece si el Estado no invierte lo suficiente, así que toda merma se traduce en más desempleo y mucho menor nivel de vida, lo que unido al fuerte déficit de la Comunidad Autónoma arroja un panorama mucho más que sombrío que el pobre Pedro Antonio Sánchez ni sabe ni puede atajar con su cómico voluntarismo de inmaduro político y por tener poco mundo fuera de su ambiente pueblerino habitual, donde ejerce del más listo del lugar.
El trato dado el otro día, jueves 30 de julio por la tarde para más inri, a los representantes del Ayuntamiento de Murcia por parte de altos cargos del Ministerio de Fomento y 'Adif' es el mejor botón de muestra de que la Región se encuentra huérfana en Madrid desde el punto de vista político y que cuando vean al rancio del señor De Querol las cosas no sólo no irán a mejor sino que su tarjeta de presentación, con sus fracasos políticos personales con el AVE y el aeropuerto de Corvera, servirá para aumentar el desprecio de la Administración Central hacia los murcianos ante esta especie de Zipi y Zape de un PP en descomposición desde Baleares hasta Aragón y desde la Comunidad Valenciana hasta la Comunidad de Madrid. Esta especie de caos y sinvergonzonería política pasa hasta lo jocoso de lo que Murcia envía a Madrid, incluido el penoso señor Ballesta, alcalde de la capital, por lo que urge seleccionar y escoger mejor el tipo de representantes ya mismo.
A estas alturas de la película pocas dudas quedan sobre las promesas de un Gobierno agonizante acerca de un soterramiento férreo por fases presupuestarias al paso del AVE por el municipio de Murcia. No digamos ya del soterramiento en Lorca y también en Cartagena. El consejero Bernabé, el alcalde Ballesta y el presidente Sánchez han visto como ayer quedó en evidencia su discurso político con un solo gesto del ministro Montoro con la Región de Murcia al convertirla en el furgón de cola de España con el más absoluto silencio cómplice de los tres políticos del PP citados. Ya dió el cante el otro día la consejera Martínez-Cachá con la tomadura de pelo del secretario de Estado del Agua sobre el desarrollo del Decreto de Sequía tan reclamado por los agricultores murcianos a los que dejó más que vendidos Pedro Antonio Sánchez, un tonto nada reivindicativo en la práctica y un farsante complaciente por encantado de haberse conocido.
Urge dar un giro de más de 180º si no deseamos que la Región se siga desangrando en manos de chiquilicuatres de nula moral política. La solución está en el seno del mismo PPRM pero si éste es ya incapaz de deponer a los Sánchez y a señores como el De Querol para colocar a gentes tan solventes como Jódar, Ruano o Moya-Angeler, será el turno de 'Ciudadanos' para dar paso a una nueva mayoría en la Asamblea Regional, con o sin elecciones autonómicas anticipadas. Este pobre hombre de Sanchez y el inoperante burócrata del nuevo delegado del Gobierno no serán jamás quienes saquen de pobres a los murcianos, si acaso aumentarán su miseria como ya anuncian los nuevos Presupuestos Generales del Estado al relegar la Región de Murcia para que sea finalmente la más desgraciada de nuestro país. Y mientras, el 'pavo' del Puerto riendo y mintiendo hasta la mofa de un pueblo noble que no merece un final tan indigno en el estertor del Régimen del 78.