“Los periodistas
trabajan para la empresa, no para el pueblo, y si no lo aceptas, te
despiden del trabajo” dijo el sociólogo Felipe López-Aranguren en
la charla titulada “¿No entiendes la manipulación de la
comunicación?
Por ejemplo, según la empresa en que trabaje, un periodista no
podría formular una pregunta política tan sencilla y evidente como
ésta: “¿Cómo es posible que ocho millones de trabajadores voten
a un partido que recorta los derechos sociales? ¿Es que se han
vuelto locos?” Lo mismo se podría decir del PSOE, porque no me
caso con nadie, políticamente hablando. Es decir, que si quieres
hablar claro, y llamar a las cosas por su nombre, es posible que
encuentres un problema laboral.
Entre otros muchos méritos, además de abrirme los ojos, Felipe
López-Aranguren Quiñones es Licenciado en Sociología por la
Universidad Complutense de Madrid en 1.973. Habla catalán, francés,
italiano e inglés. Fue profesor de la Escuela de Sociología de
Barcelona de 1.974 a 1.982. Gestionó las bibliotecas “Bertrand
Russell para la Paz” y “Olof Palme de cooperación y desarrollo”
en el Centro de Investigación para la Paz de Madrid de 1.984 a
1.988, y fue galardonado con el Premio Nacional de Derechos Humanos.
LIBERTAD
En 1.973 decidí estudiar en Madrid la carrera de Periodismo en busca
de lo que creía ser la profesión más libre del mundo. También
tomé esta decisión porque el Creador me regaló un don natural para
la literatura, y siempre he amado a esta profesión con entusiasmo, a
pesar de ser tan poco agradecida.
Es decir, que me hice Periodista porque he nacido para ello con esta
misión. El periodismo es sinónimo de pasión y valentía. Muchos lo
describen como “el mejor oficio del mundo”, a pesar de ser una de
las profesiones más cuestionadas.
Había visto casi todas las películas antiguas relacionadas con el
periodismo como “Citizen Kane” o “Primera plana”. Había
leído varias veces todas las aventuras del periodista Tintín.
Soñaba con hacer grandes viajes e investigar enigmas y misterios,
que sigue siendo mi pasión actual. Lo que encontré no tenía nada
que ver con mis sueños. Busqué libertad, y encontré esclavitud.
DEFINICIÓN
El periodismo es una actividad profesional que en términos generales
consiste en la captación y tratamiento de la información en
cualquiera de sus formas y variedades. El periodismo es considerado
por algunos autores como el "cuarto poder" de las grandes
democracias occidentales (los tres primeros son los que establecen
las constituciones modernas: poder ejecutivo, legislativo y
judicial). Como contraparte, el periodismo, en algunos casos es una
profesión con riesgos; muchos periodistas han encontrado la muerte
en el ejercicio de su profesión.
Me enseñaron que el objetivo del periodismo es informar, formar y
entretener. Pero luego descubrí que lo único que les interesa a las
empresas es entretener para vender periódicos, cuando lo más
importante debería ser formar a los ciudadanos para hacerlos más
libres. Pero ya se sabe que “Ninguna sociedad quiere que seas
Sabio” porque no te pueden manipular:
SINCERIDAD
Ahora puedo hablar claro por la sencilla razón de que estoy jubilado
y no tengo ningún jefe al que guardarle el aire, pero antes no
podía, y tengo derecho a dar el testimonio más sincero de lo que he
vivido desde dentro. Este artículo no es una venganza, porque estoy
obligado a perdonar como cristiano, pero es un ajuste de cuentas con
mi propio pasado profesional, asumiendo mi propia responsabilidad.
Aunque no menciono ningún nombre, me gustaría que se dieran por
aludidas algunas personas, porque ello significaría que reconocerían
su propia responsabilidad, por aquello de “el que se pica, ajos
come”. Ellos saben perfectamente lo que hicieron mal, pero no
tienen la valentía de reconocerlo públicamente como yo hago ahora.
Porque yo me equivoqué también.
Tengo una vida laboral de treinta años, durante los cuales fui
Director de cuatro publicaciones a lo largo de cinco años, y tuve el
cargo de Redactor-Jefe durante otros cinco años, donde enseñé el
oficio a muchas generaciones de redactores becarios en prácticas.
Por lo tanto, no acepto que nadie me mire por encima del hombro en
esta profesión, porque llegué al máximo escalafón.
PRECARIEDAD
El pasado mes de julio había en España 31.800 periodistas en
desempleo, es decir 3.500 más que hace un año, según la
Encuesta de Población Activa (EPA). A pesar de la bajada
generalizada del paro, que se sitúa en 4.574.700 personas, los
periodistas no gozan de tan buenas noticias. En total 31.800
profesionales de los medios de comunicación no tienen trabajo, un
número que se eleva en 3.500 personas si lo comparamos con el
segundo trimestre de 2.015.
La precariedad laboral de nuestra profesión hace que todos los
periodistas que tienen una nómina se sientan tan afortunados como si
les hubiera tocado el gordo de la lotería, aunque estén quemando su
juventud al trabajar más horas que un reloj y cobrar menos que un
maestro de escuela, pero al mismo tiempo, están atrapados por su
supuesto ‘privilegio’ y estarían dispuestos a cualquier cosa
para no perder su nómina, máxime si tienen que mantener a una
familia.
He vivido consejos de redacción donde el miedo de los pobres
redactores era tan denso que se podía cortar con un cuchillo. Yo
mismo fui cómplice de ese miedo, y cometí muchos errores que me
llevaron a un psicólogo, quien me enseñó a perdonarme a mi mismo,
y tengo la lección bien aprendida: ¡NUNCA MÁS ME DEJARÉ PISAR POR
UN TIRANO! Ni en esta vida ni en mis próximas reencarnaciones.
DICTADURAS
Cuando España estrenaba la democracia y la sana ilusión por un
socialismo, que luego nos decepcionó por la corrupción, conocí las
dictaduras más abyectas dentro de algunas empresas periodísticas,
donde la nueva Constitución Española no estaba vigente. He conocido
a directores de periódico que eran auténticos crápulas dignos de
pasar a la historia como Nerón, Calígula, Hitler o Estalin.
Pero los opositores no eran mejores que su dictador, sino auténticos
conspiradores mafiosos que utilizaron la política para encumbrarse
en el poder. No he conocido un solo director que no sea un ‘inicuo’,
por utilizar el término de mi admirado escritor Juan Goytisolo. No
he conocido a un solo empresario que no sea un negrero. Quizás haya
alguno, porque no pierdo la esperanza. Por eso tengo tanta ‘fe’
en el sistema capitalista.
INTEGRIDAD
Yo también he sido director de cuatro publicaciones, pero me vi
obligado a dimitir por dos razones, renunciando a un salario alto en
algunos casos: porque me sentí traicionado por mis jefes respectivos
(consejeros delegados) y porque mi conciencia no podía aceptar
determinadas injusticias.
Es decir, que hice lo que no hace casi nadie: renunciar a mucho
dinero para no traicionar mi conciencia. Pero no me echo méritos,
porque ahora soy muy feliz, y otros llevan la penitencia en su
pecado, y no podrán llevarse su dinero al otro mundo cuando les
llegue su hora.
Se me acusa de no haber sido más valiente y lo admito, pero es que
nunca he tenido vocación de mártir, ni tenía deseos de jugarme el
pellejo por un simple trabajo al que siempre se le ha exigido
demasiado. Maldita frase la que dice que “el periodismo es un
sacerdocio”. Pues no señor, es un simple trabajo con mucha
responsabilidad, pero el objetivo de la existencia no es vivir para
trabajar como hacen los chinos, sino trabajar para vivir con
felicidad. En caso contrario seríamos esclavos. Mi jefe pretendía
ser un sabio, dando siempre lecciones a sus esclavos, pero era un
auténtico necio.
LEALTAD
Cansado de tragar sapos, me hice trabajador autónomo en busca de
libertad, y monté mi propia tienda durante siete años, al invertir
el dinero que había recibido de una herencia de mi padre. Era una
Herboristería-Parafarmacia porque soy Técnico en Dietética y
Nutrición, además de Periodista (también soy Oficial de Aviación
Honorífico). Pero nunca abandoné la profesión, porque redactaba un
periódico digital desde la tienda.
Desde entonces he seguido escribiendo artículos hasta ahora, en
diversos blogs, porque siempre he sido leal al periodismo, a pesar de
los muchos desplantes. Actualmente me defino como “Periodista
investigador de enigmas y misterios”, porque es mi pasión, pero no
he escrito libros como mi admirado Periodista Juan José Benítez,
porque soy ensayista más que ‘librero’. Un ensayo es un escrito
en prosa en el cual un autor desarrolla sus ideas sobre un tema
determinado con carácter y estilo personales.
Por lo tanto mi historial no es un secreto, sino una información de
dominio público que está accesible en este sitio web:
(*) Periodista