CARTAGENA.- Hoy, cuando oscurezca la noche, se cumplirán 100 años de la hazaña
heroica de realizó el cabo de Infantería D. Melchor Amate Hernández
durante la guerra acaecida en los años veinte del siglo pasado en el
Protectorado de Marruecos. El joven Melchor puso valientemente en juego
su vida por salvar la de sus compañeros.
El pasado día 12 de junio se inauguró en Cartagena la plaza "Cabo
Amate, Héroe de Chentafa" que está presidida por un monumento en su
honor.
La alcaldesa, Noelia Arroyo, pronunció unas palabras que hoy
recordamos en el centenario de tan glorioso hecho ocurrido y que, como
en su momento destacó la prensa nacional, tuvo gran repercusión en todos
los rincones de España, como un testimonio de orgullo de nuestros
héroes y que resumo a continuación.
Desde el 16 de agosto de 1924 el enemigo rifeño tenía cercada la
posición de Chentafa, perteneciente al Regimiento de Infantería Vizcaya
n° 51, situada en el margen derecho del rio Uad-Lau, cerca de Tetuán.
Había muchos heridos en la posición y el cabo Melchor Amate, desde el
día 4 de ese mes, era responsable de la aguada.
Los soldados no tenían nada de beber. Estaban totalmente exhaustos.
Tal era la situación de escasez de agua que, en la tarde del día 18,
nuestro protagonista se presentó voluntario para ir a por agua al rio,
el cual distaba algo menos de 1 km.
En un principio fue denegada la
petición, pero a las pocas horas, el teniente le dio el correspondiente
permiso para ir al rio acompañado de otro soldado. A los pocos cientos
de metros fueron rodeados por el enemigo. El compañero consiguió huir y
volver a la posición pero el cabo Amate quedó sólo ante un número
importante de yebalíes.
El enemigo le propuso al cabo Amate que regresara a la posición y le
dijera al teniente que abriera la alambrada porque traía el agua. Sin
embargo, nuestro héroe llegó a la puerta y gritó: "Mi teniente, estoy en
poder del enemigo, no puedo llevar el agua, haga fuego", a lo que todos
los fusiles disponibles hicieron fuego, causando algunas bajas al
enemigo. El cabo Amate recibió una gran paliza y fue llevado más tarde a
una cueva.
El día 26 de septiembre de 1924 el periódico local "Cartagena Nueva"
publicó una carta que le remitió el cabo Amate a su madre comunicándole
que estaba vivo y que había caído prisionero. Dicha epístola estaba
fechada en el día 25 de agosto de 1924.
No había finalizado el mes de octubre cuando los mandos de la Alta
Comisaría del Protectorado de España en Marruecos ya eran conocedores de
dicha gesta heroica. La estaban valorando, siendo noticia el día 25 de
enero de 1925 en ABC de que el cabo Amate podría ser condecorado con la
Cruz Laureada de San Fernando a título individual.
El joven Melchor ya había enviado su segunda y última carta en
noviembre de 1924 desde Axdir. Nadie supo nada de él hasta finales de
diciembre de 1925 cuando, desde la isla de Alhucemas, fue contestada una
carta de su madre informándole de que constaba que, entre los
prisioneros de Abd el-Krim, se encontraba un cabo que se llamaba Melchor
Amate.
El día 26 de mayo de 1926 (meses después del Desembarco de
Alhucemas), las tropas franco-españolas llegaron a Ait Kamara donde
estaban los prisioneros españoles los cuales, tras los acuerdos de Uxda,
fueron llevados al Hospital Militar francés de Tazza en camiones
franceses.
Pero nuestro héroe no aparecerá un ningún listado pues había
contraído el tifus. Sólo apareció en un telegrama que marcaba una ruta
distinta para los veinte enfermos que padecían dicha enfermedad y que
tenía final también en Tazza.
Como todos los españoles que sobrevivieron a la mal llamada "Guerra
de Marruecos", y después de pasar por el Hospital de Militar de Melilla
procedente de Tazza, el cabo Amate llegó a Cartagena el día 30 de junio
de 1926 donde el alcalde Alfonso Torres y el Gobernador Militar,
acompañados por autoridades civiles y militares, lo recibieron en la
estación del tren.
La comitiva se dirigió a la Iglesia de la Caridad para dar gracias a
la patrona de Cartagena y, después, al Ayuntamiento y al Gobierno
Militar. Las calles estaban repletas de cartageneros que vitoreaban al
Héroe de Chentafa, al Rey y a España. Durante todo ese verano hubo
multitud de verbenas y actos en honor del Cabo Amate.
Posteriormente, como cualquier ciudadano, el joven Melchor comenzó a
trabajar. Contrajo matrimonio en la Parroquia de San Diego el día 23 de
diciembre de 1926 y, después de ser el conserje del Matadero Municipal
(lugar donde nacieron sus dos primeros hijos) ingresó en la Guardia
Civil, siendo destinado a un pueblecito cercano a Borjas Blancas, en la
provincia de Lérida.
Posteriormente, regresó al Cuartel de la Guardia
Civil de Santa Lucia donde nació su tercer hijo y, en 1933, ingresó como
Auxiliar de Almacenes de Arsenales siendo destinado a San Fernando
donde nació su último hijo. A Cartagena regresó en la primavera de 1936,
siendo destinado al Arsenal.
Finalizada la Guerra Civil compró unos terrenos en la calle General
Lobo del Barrio de la Concepción, donde se trasladó con toda su familia.
Sus cuatro hijos se casaron y también vivieron en el barrio. Allí
nacimos y crecimos también sus nietos.
Falleció en compañía de sus seres queridos el día 15 de noviembre de
1983, siendo velado el cadáver en el Hospital Militar (hoy Universidad
Politécnica de Cartagena), asistiendo las máximas autoridades civiles y
militares de la ciudad.
Sin lugar a dudas, el cabo Amate fue un héroe sin igual del Ejército
Español y el pueblo de Cartagena. Es de justicia que hoy, en el
aniversario del centenario de la hazaña heroica que tuvo la valentía de
realizar, se le recuerde con el honor que se merece.