La derecha, como la materia, no se crea ni 
se destruye, tan sólo se transforma. El PP cae en picado en la encuesta 
del Cemop hecha pública ayer, pero la suma de su porcentaje (25,8) con 
los de Ciudadanos (31,3) y Somos (5,6) ofrece un 62,7 frente al 18,9 del
 PSOE y el 10,1 de Podemos, del que resulta un 29 para la izquierda. 
Estamos, pues, donde siempre, en las cifras del bipartidismo, con vaivenes aproximados que se han sucedido a lo largo de los últimos veinte años. Tanto la izquierda como la derecha se han fraccionado en opciones con distintos matices en la respectiva tendencia, pero el conjunto de unas y otras calca el respaldo que venía mereciendo el modelo original.
Estamos, pues, donde siempre, en las cifras del bipartidismo, con vaivenes aproximados que se han sucedido a lo largo de los últimos veinte años. Tanto la izquierda como la derecha se han fraccionado en opciones con distintos matices en la respectiva tendencia, pero el conjunto de unas y otras calca el respaldo que venía mereciendo el modelo original.
Lo que resulta de esta encuesta es, en 
el primer trazo, que la desafección evidente a la prolongada gestión del
 PP y el efecto de su crisis de liderazgo con sucesivos protagonistas 
más los sarpullidos de la corrupción han encontrado un amplio carril de 
transferencia hacia Ciudadanos y una estrecha vereda en dirección a 
Somos, pero sin que el enorme tanque social que ha venido motorizando a 
la derecha política se haya atrevido a cruzar la acera para dar 
suministro a las opciones de izquierda, cuyo fraccionamiento interno no 
reduce el potencial tradicional, pero tampoco amplía el radio de 
expansión.
 Según
 esta encuesta, el PP estaría obligado a retirarse de la gobernación 
autonómica, pero esto sólo podrían celebrarlo los votantes que han 
decidido cambiar ese cromo por el de la ubicación más cercana. La caída 
del PP no beneficiaría a la izquierda en la Región de Murcia, sino que 
vendría a sustituirlo Ciudadanos, un grupo político que ha surgido en el
 mismo espectro sociológico aprovechando la parálisis del aparato de la 
derecha clásica, incapaz de autorregenerarse, reconvertise y 
actualizarse. 
 El primer 
vistazo a la encuesta nos ofrece, pues, este dato fundamental: los 
bloques sociológicos permanecen intactos. Seguimos en un 60% de respaldo
 a la derecha frente a un 30% que permanece en la izquierda. Poco 
importa que cambien las siglas o que se renueven las opciones; lo obvio 
es que no se percibe un salto ideológico, sino que asistismos a la 
perspectiva del refresco en una carrera de relevos. 
El problema no puede
 ser de la sociedad, recurso fácil en que podría incurrir la izquierda, 
sino de ésta misma. Si la izquierda no avanza a través de sus distintas 
opciones será por algo que afecta a esa misma izquierda. Tendrían que 
intentar averiguar dónde está esa avería que cuesta tanto reparar.
 En
 el fondo, no hay una particularidad especial. Los titulares básicos a 
que da opción la encuesta del Cemop corresponden casi sin diferencias 
sustantivas a los que diversos medios nacionales de comunicación vienen 
publicando: Ciudadanos va lanzado como una flecha, el PP se desmorona, 
el PSOE permanece estancado y Podemos queda relegado respecto a sus 
perspectivas originales de liderar la alternativa a la derecha. La 
Región de Murcia, matiz arriba o abajo, no parece desentonar en esa 
tendencia general. 
 Ahora bien,
 esto era así hasta la convulsión de la última semana, que ha traído 
nada menos que el inesperado cambio de signo político del Gobierno del 
país y que en pocos días introducirá potentes contrapoderes en el 
panorama regional. La encuesta se realizó antes de estos 
acontecimientos, es decir, es previa a la emergencia política del PSOE, 
un partido que se ha situado en primera línea cuando parecía estar 
condenado a una improductiva inercia en una oposición a rastras.
 Lo que 
ha ocurrido ha de tener necesariamente una traducción impactante en la 
opinión pública, y parece que la impresión general no es desalentadora 
para las perspectivas del PSOE a la vez que Ciudadanos ha sido enviado a
 bóxes para recomponer su estrategia e intentar salir de la perplejidad 
en que les ha dejado el resultado de sus propios errores en la gestión 
de la que para ellos ha sido la semana maldita. 
En lo que respecta al 
PP, su futuro queda encomendado a una lotería de improbable éxito en un 
congreso a celebrar el próximo mes en el pujan figuras que, de entrada, 
aparecen ya gastadas. 
 La 
oportunidad de la izquierda, en su conjunto, se resume en el lema ahora o
 nunca. Un ejemplo: el aeropuerto sin aviones de Valcárcel, expuesto al 
sol como un espantajo, envuelto en polémicas políticas y jurídicas y 
sustrayendo cada día los recursos del contribuyente a quien se le 
informó de que no debería aportar ni un euro podría ser inaugurado el 
próximo febrero por un ministro socialista (Ábalos), un director general
 de Infraestructuras socialista (Pedro Saura) y por un delegado del 
Gobierno socialista (Conesa), éste a su vez candidato electoral de su 
partido pocos meses después. 
Una ceremonia en la que quizá el presidente
 popular, López Miras, podría tener el papel del obispo que mueve el 
hisopo para esparcir el agua bendita, algo así como un convidado de 
piedra. 
 La encuesta del Cemop 
se puede haber quedado obsoleta antes de ser presentada a causa de la 
vorágine de los acontecimientos. Pero aun en el caso de que resultara 
rigurosa y aguantara en el tiempo para la cita electoral, lo que en 
realidad prevé es un Gobierno de coalición C's-PP o C's-PSOE, con Podemos 
en la oposición reducido al papel tradicional de IU como pepito grillo 
de la izquierda y la cuña de Garre sin posibilidad alguna de intervenir 
en cualquier composición articulada de poder. 
Un Gobierno C's-PSOE 
permitiría una presencia testimonial progresista en un programa liderado
 por la derecha liberal, es decir, una ´gran coalición´ sin la molestia 
de tener que modularla con un PP que debe hacerse a la idea, en 
cualquiera de los casos, de que su tiempo concluye.
(*) Columnista

 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario