Mi artículo de ayer en elMón.cat, titulado El 21
 y referido, como es obvio, al día de mañana, 21 de diciembre. El 
gobierno de España ha decidido intensificar la provocación en Catalunya,
 a ver si hay una reacción violenta que justifique la represión que este
 hatajo de neofranquistas del PSOE y sus amigos andan buscando. 
Primero 
enviaron a unas bandas de forajidos de extrema derecha con policías y 
guardias civiles de paisano a agredir a las gentes sin conseguir su 
objetivo. Luego mandaron a los matones y descerebrados de la Sociedad 
Civil Catalana y C's a provocar arrancando lazos amarillos con la 
complicidad de la "verdadera" izquierda española, los neocomunistas de 
Podemos, a quienes también molestaban los "lacitos" amarillos. Y tampoco
 lo consiguieron.
Ahora
 han decidido quitarse la careta y mandar a los provocadores oficiales, 
los Borrelles, los Sáncheces, las Calvos, arropados por miles de 
policías, a ver si, por fin se salen con la suya y consiguen la 
violencia callejera que los jueces se han inventado para esta farsa que 
llaman proceso del 1-O en el Supremo.
Lo
 que nos corresponde es no caer en sus provocaciones. Saldremos a la 
calle, a manifestarnos, a protestar de mil maneras contra esta 
insultante administración colonial. Pero pacífcamente. Sin violencia. 
Hemos
 de conseguirlo todo de modo cívico, democrático, pacífico: liberar a 
nuestros presos/as, conseguir que retornen los exiliados y que el 
régimen ocupante se vaya con sus cipayos, esos indescriptibles 
mamarrachos que, como Inés Arrimadas, quieren querellarse por un 
presunto delito que aún no se ha cometido.
Aquí la versión castellana:
El 21
En la era de la comunicación y la política espectáculo el anunciado desembarco de 9.000 policías españoles (más conocidos como piolines) en Barcelona ya ha destruido hasta la raíz la imagen de normalidad que
 el gobierno trataba de vender y con ella su legitimidad para andar 
zascandileando por estas tierras. 
Menudo planchazo se ha tirado, 
probablemente por empeño virilmente español: si necesitas 9.000 policías
 para que el consejo de ministros se reúna en una parte del territorio 
que gobiernas, a lo mejor no estás gobernando tu territorio. A lo mejor 
estás colonizando el territorio de otro.
Eso
 se encargará de demostrarlo la población. El territorio no habla. Lo 
hace la población por él. Para eso, es de suponer, llegan los miles de 
policías, para que la población no alce la voz. Bueno, los policías de 
uniforme, más los que lleguen de paisano con ánimo de infiltrarse a 
provocar altercados. 
Y la vigencia de la Ley Mordaza que este gobierno 
de izquierda decía que iba a derogar. Y el funcionamiento ininterrumpido
 de las cloacas del Estado. Y la banda del sargento Pepper de los medios
 de comunicación que esas cloacas mantienen con los fondos de reptiles.
Y
 todo eso para contrarrestar la rebeldía pacífica de un pueblo. El 
término “rebeldía” es hallazgo de los jueces que acusan de ella a los 
representantes, siendo así que estos no han hecho otra cosa que cumplir 
el mandato de los representados. Hasta los jueces entenderán que, entre 
un mandato de un pueblo y una prohibición de un juez, algunos optaremos 
siempre por el mandato. 
Así que, si rebeldes son los representantes, 
rebeldes son los representados. Dado que es rebeldía no violenta desde 
el primer instante, carece de relevancia penal; como carece la que pesa 
en acusación sobre los representados. Por eso esl juicio que comienza 
hoy, 18, es una farsa en la que unos jueces de partido van a aplicar la 
justicia del poder a sus adversarios políticos. 
El
 consejo de ministros del día 21 trae en cartera el aumento del SMI a 
900 €. Sánchez lo aireó varias veces, probablemente porque algún asesor 
le diría que, viniendo a Catalunya, hay que hablar de pelas. Solo este 
grado de ignorancia de las cosas catalanas puede explicar el desprecio 
con que el mismo Sánchez dice que los independentistas son incapaces de 
ponerse de acuerdo hasta para una huelga de hambre. 
Como si una huelga 
de hambre fuera como cederse el paso en las puertas. Ignorancia e 
insensibilidad muy propios del autoritarismo hispano en relación con la 
colonia catalana. Y menosprecio de señorito acerca de lo que los 
habitantes de la colonia son capaces de hacer y que es mucho más de lo 
que pueden los herederos y gestores del postfranquismo.
El
 próximo 21 D puede ser el día más largo de este otoño agonizante. La 
atención del país entero se centrará en Barcelona y en toda Catalunya. 
La protesta espontánea pero organizada con diversidad de formas, sin un 
centro de imputación, ha encontrado un objetivo voluminoso en los 9.000 
policías para exigir la retirada de las fuerzas de ocupación. 
El 
carácter pacífico, vigilante, masivo, democrático de la manifestación, a
 la vista de todos los medios, incluidos los que vienen a provocar es la
 garantía de su éxito.
Una
 vez se ha comprobado que la conversación entre Torra y Sánchez es 
inevitable a la par que imposible quizá quepa llegar a la conclusión de 
que lo necesario es abrir una negociación institucional que lleve a una 
oferta en referéndum. 
Los
 presos/as políticas, la huelga de hambre, la farsa judicial, la 
movilización social catalana, son elementos de una crisis constitucional
 que solo puede abordarse como tal. Y a la vista de Europa está que solo
 la población catalana y sus dirigentes, encarcelados, exiliados, 
embargados o en la semilibertad de que se goza en España o en huelga de 
hambre aportan propuestas y soluciones. 
España solo aporta represión e injusticia que ya están volviéndose contra ella.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

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