Pedro Sánchez es el nuevo Don Tancredo de la política española. Y así
 aprovechando que Mariano Rajoy está se vacaciones en Ibiza en el yate 
de un amigo, el presidente en funciones del Gobierno se ha pintado la 
cara de blanco, se ha envuelto en una sábana que parece un sudario y se 
ha subido al cajón del Don Tancredo a la espera de acontecimientos.
Y no parece que Sánchez tenga muchas ganas de repetir las elecciones.
 Más bien, al contrario, si parece decidido a recortar los plazos para 
la investidura y a darle a cada uno de sus compañeros de viaje lo que 
pidan. Así lo ha dejado claro su portavoz José Luís Ábalos, quien con su
 tono episcopal del Palmar, ya no descarta nada.
Ahora todo es posible el gobierno de coalición o de cooperación, y 
Ábalos no descarta nada: ni una vicepresidencia o ministerio del 
Gobierno para Iglesias, ni Navarra para el PNV y Bildu, ni regalos para 
ERC y en especial para Junqueras al que Sánchez le dijo: ‘hablamos’.
Y empezando por la escandalosa decisión de la Abogacía del Estado 
que, siguiendo las instrucciones de Sánchez, le ha pedido al Tribunal 
Supremo que permita a Junqueras adquirir su condición de eurodiputado 
para así conseguir la inmunidad europea y bloquear el juicio.
Contra semejante infamia, que imaginamos que rechazará el Tribunal, 
se ha opuesto la fiscalía y la propia Fiscal General del Estado, María 
José Segarra.
Pero ese es el verdadero rostro de Sánchez y el mismo que vimos 
durante la moción de censura contra Rajoy: todo vale con tal de que él 
llegue al poder. La Abogacía del Estado al servicio de los golpistas, 
encuentros entrañables con el fascista Torra, el relator, ventajas para 
los presos, etcétera, etcétera.
Y todavía tiene Sánchez el tupé de pedirle al PP y a C's que le 
faciliten a él la investidura por el bien de España y la estabilidad. 
¿El bien de España? Lo que Sànchez quiere decir es: por su interés 
personal.
Pues bien, menuda legislatura le espera a Sánchez en manos de 
Junqueras y de Iglesias de los que nunca se podrá zafar. Ahora, en los 
Presupuestos y cuando llegue la sentencia del juicio del golpe de Estafo
 catalán, momento en el que Sánchez concederá los indultos a los 
golpistas dejando a España, la Justicia y la unidad nacional por los 
suelos.
Porque los indultos serán el precio que pagará Sánchez a ERC por su 
apoyo en la investidura porque ya está claro que Sánchez no se atreve 
ahora a la repetición electoral, con la que el obispo Ábalos amenazaba 
unos días atrás.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés

 
 
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