MADRID.- Los líderes regionales del PP y del PSOE coinciden en que no hay que esperar a que haya gobierno en Cataluña para negociar el nuevo modelo de financiación autonómica.
 Los presidentes y consejeros consultados por El País urgen a Mariano 
Rajoy a presentar su propuesta y a comenzar unas conversaciones a las 
que los independentistas no tienen previsto asistir en todo caso, según 
fuentes conocedoras de su estrategia. Aunque a la inestabilidad de 
Cataluña se ha unido la dimisión de Cristina Cifuentes como presidenta 
de Madrid, el presidente abordará este mes la renovación del sistema, pendiente desde 2014, con la convocatoria del Consejo de Política Fiscal y Financiera.
El Gobierno mantiene todas las cautelas sobre la evolución de la 
situación política de Cataluña, donde habrá que adelantar elecciones si 
se llega hasta el 22 de mayo sin un nuevo president. Ante el 
bloqueo en el Parlament, los estrategas de La Moncloa abogan por agotar 
ese plazo antes de convocar el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Y
 aseguran que no ha comenzado “el trabajo bilateral” que debería 
desarrollarse antes de que se produjera ese foro.
Sin embargo, ni la falta de gobierno en Cataluña, ni la posibilidad 
de que un adelanto electoral en esa Autonomía retrase aún más la 
formación de un ejecutivo, ni la previsible ausencia de sus 
representantes cuando lo haya, sirven ya de excusa para el resto de 
Comunidades. 
Nada justifica que se retrase más tiempo la negociación, 
según el criterio compartido por presidentes y consejeros autonómicos de
 los dos principales partidos, que subrayan la urgencia de renovar el 
sistema para atender a la financiación de servicios como la salud o la 
educación. De hecho, varios de ellos recuerdan que el Gobierno central 
puede representar al catalán mientras esté en vigor la intervención 
ejecutada bajo el amparo del artículo 155 de la Constitución. 
Y otros 
plantean que se puede optar por una reforma puntual de la financiación 
autonómica, que les permita mejorar sus ingresos, para luego abordar la 
negociación del nuevo sistema con Cataluña en la mesa. En ese punto 
intermedio entre dejar las cosas como están y cambiarlas por completo 
entrarían las conversaciones para una restructuración de la deuda 
autonómica.
"Lo más adecuado en estas circunstancias sería una reforma de modelo y
 no necesariamente un nuevo modelo", resume el presidente socialista de 
Extremadura, Guillermo Fernández-Vara. "Es una anomalía acordar un nuevo
 modelo sin Gobierno en Cataluña... Ahora bien, como ellos no quieren 
formar Gobierno no puede pararse el resto del país".
Vara avanza que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, convocará
 un consejo político cuando el Gobierno de Rajoy presente su propuesta para la financiación. Sin embargo, en la cuestión de Cataluña hay unanimidad entre los líderes autonómicos socialistas. No hay que esperar más.
"Llevamos cuatro años de retraso", recuerda el presidente de Aragón, 
Javier Lambán. "Las comunidades no podemos más, estamos soportando una 
insuficiencia financiera que repercute sobre los servicios, hay una 
responsabilidad unívoca del Gobierno de España, que tiene que convocar 
el consejo con una propuesta. No aceptaré jamás que la ausencia de 
Gobierno en Cataluña sirva como coartada al Gobierno de Mariano Rajoy 
para no hacerlo", asegura. 
Y recalca: "No podemos aceptar el chantaje 
catalán. Si no están porque no han querido constituir un Gobierno quiero
 que nos sentemos, y aplicando el 155 el Estado asuma la representación 
de Cataluña y negociemos un modelo".
"Lo idóneo sería que Cataluña tuviera Gobierno porque a nadie se le 
escapa que es una comunidad clave para el sistema común, y en ese 
sistema debe seguir. ¿Pero podemos esperar indefinidamente sin tener un 
nuevo sistema?", se pregunta el presidente de Asturias, Javier 
Fernández, sobre los seis meses que lleva esa Comunidad sin Gobierno. 
"No, porque las comunidades autónomas están al límite", se contesta.
"Veo muy complejo abordar una financiación con Cataluña sin que tenga
 un Gobierno efectivo", coincide el presidente de Castilla-La Mancha, 
Emiliano García-Page. "Se podría abordar (sin ella) pero con el 
compromiso de que luego no vaya a haber bilateralidad con Cataluña, es 
decir, un nuevo modelo exclusivo de Cataluña", sigue. 
Y propone: "Si no 
hay un modelo razonable y lo más justo posible a corto plazo yo abogaría
 por una revisión parcial a expensas de que se normalice la situación 
institucional en todos los lugares. No podemos seguir estancados. 
Apostaría como mínimo por una actualización del modelo a expensas de un 
debate en profundidad".
"Cataluña sirvió de excusa y ya no hay que esperar", pide Catalina 
Cladera, consejera del Gobierno de las Islas Baleares, que preside 
Francina Armengol. "Cataluña puede participar de otra manera".
"Dada la dificultad que tenemos y que el modelo ya ha caducado, hay 
que empezar las conversaciones políticas", le sigue María Jesús Montero,
 consejera del Ejecutivo de Susana Díaz en Andalucía. "Si no, seguimos 
dando la coartada al gobierno para que no convoque nunca",
"Cualquier nuevo sistema beneficiará a Cataluña porque es de las 
damnificadas ahora, así que un nuevo modelo no hará daño al tema 
catalán", remata Vicent Soler, consejero de Ximo Puig en el Gobierno de 
la Comunidad de Valencia.
Esa propuesta de avanzar con una renovación parcial del sistema de 
financiación para luego consolidar la reforma cuando se una Cataluña 
también suena bien en el PP. Desde el partido de Rajoy se recuerda que 
el gobierno central representaría al catalán en la mesa de negociaciones
 mientras se mantenga el 155. Como ocurre entre los representantes del 
PSOE, se subraya la urgencia de actualizar el sistema para hacer frente a los servicios que demandan los ciudadanos.
 Y también se piden pasos medidos, para no alimentar el independentismo 
con una negociación que deje de lado los intereses catalanes.
"¿Cataluña es importante? Es muy importante", afirma el presidente de
 Murcia, Fernando López Miras. "Hay que escuchar su opinión, pero no 
podemos estar esperando sine die a que en Cataluña quieran 
ponerse de acuerdo Comunidades que estamos año tras año perdiendo 
ingresos y generando deuda por culpa del sistema; y que no podemos 
llevar a cabo bajadas de impuestos, incentivos y reformas", argumenta. 
"Nos están perjudicando al resto", prosigue. "La solución es muy 
complicada, pero hay que empezar a dar pasos ya".
"Siempre cabe la solución intermedia de mejorar el modelo de manera 
provisional, porque necesitamos urgentemente que haya una mejor 
financiación", argumenta Pilar del Olmo, consejera popular del Gobierno 
de Castilla y León. "Y que se haga de manera definitiva cuando haya 
gobierno en Cataluña", añade. "Se podría perfectamente no cerrarlo de 
manera definitivamente hasta entonces".
"Sería conveniente que hubiera un gobierno constitucional en 
Cataluña", reconoce Alfonso Domínguez, consejero del Gobierno de La 
Rioja, del PP. "Pero el resto tenemos muchas dificultades en la 
prestación del servicio, y si no lo hay, tendremos que avanzar sin 
Cataluña en la negociación del sistema".
No obstante, ni la falta de gobierno en Cataluña ni la complejidad de los factores en juego
 son las únicas dificultades a las que se enfrenta la negociación. Rajoy
 ordenó a los líderes territoriales del PP que consensuaran un documento
 interno con una posición común para ofrecérselo al PSOE. Ese acuerdo no
 se ha alcanzado aún, y es ahora más complicado que nunca: la dimisión 
de Cifuentes ha dejado sin referentes al partido en Madrid, precisamente
 el gobierno autonómico con más peso en la economía de España de los que
 mantiene el PP.
La última conferencia de presidentes, convocada en enero de 2017, no 
contó con la presencia de Carles Puigdemont, entonces presidente de la 
Generalitat. Tampoco seleccionó Cataluña a un experto que participara de
 los trabajos coordinados por representantes de todas las Comunidades para elaborar un documento
 en el que dejaran claras sus necesidades y propuestas en financiación. Y
 es previsible que esa tendencia se mantenga cuando llegue la 
negociación final, incluso si los independentistas finalmente forman 
gobierno.
Fuentes conocedoras de esta estrategia avanzan la apuesta por 
ausentarse, y argumentan que en caso contrario podría interpretarse 
cualquier beneficio para Cataluña como una concesión del Gobierno. Una 
situación que se juzga como indeseable para los intereses de las dos 
partes.

 
 
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