Hace unos años se celebraba a bombo y 
platillo el fin del "bipartidismo". Se acabó el turnismo de la derecha y
 la izquierda, o seudoizquierda, falsa izquierda, centro izquierda, y 
hasta derecha civilizada según quien juzgara. El caso era que se había 
acabado. El bipartidismo daría paso a un multipartidismo, reflejo de la 
variedad popular. 
Algo
 de esto ha habido, cierto tumulto multipartidista a la sombra de un 
partido dominante, el PP, pero ya los sondeos permiten avizorar un 
horizonte curioso. El bipartidismo derecha-izquierda se convierte ahora 
en otro derecha-derecha. Las izquierdas, arrumbadas en el trastero de la
 irrelevancia. 
Con
 la experiencia del gobierno del PP y la promesa de C's, que es más 
antisocial que aquel (y ya es decir), cualquier observador exterior, uno
 venido de Marte por ejemplo, concluiría que el electorado español es 
masoquista. Le gusta que le roben o que lo exploten y, en todo caso, que
 lo expriman. O sea, que ha nacido yunque. Pero eso será porque el 
observador, siendo de Marte, no se entera. Bastará con hacerle ver las 
alternativas, PSOE y Podemos para que el marciano comprenda la 
racionalidad del comportamiento electoral de los españoles. 
Según
 la doctrina oficial, sostenida por los partidos dinásticos, por las 
fuerzas vivas de toda índole celestial o secular, por los medios de 
comunicación y otros centros de adoctrinamiento, como las fundaciones, 
los thinks tanks, las universidades, los intelectuales y las celebrities,
 España es un Estado democrático de derecho en el que hay libertad de 
expresión y todos tienen las mismos derechos. Esos presos políticos que 
dicen que hay no lo son sino políticos presos. Fin de la cita. 
Si
 todos los partidos tienen también las mismas posibilidades, sin duda la
 incapacidad de las izquierdas para alcanzar los primeros puestos en la 
intención de voto, aparte de cuestiones menores, radicará en la de 
inadecuación de su discurso a las preferencias del electorado. 
Las
 preferencias del electorado están impregnadas de Catalunya. El factor 
catalán explica la conservación del bipartidismo y su carácter de 
derechas. La dureza con el independentismo da réditos en España sobre 
todo porque viene avalada por el éxito de C's en Catalunya, en donde es 
el más votado, asunto que eriza el vello a los indepes. El éxito catalán
 avala a C's que va como un cohete a la hegemonía de las derechas, 
presto a hacer realidad un hecho pintoresco: el primer presidente de 
gobierno catalán después de Prim (sin contar los de la I República) será
 un catalán anticatalanista. 
C's
 y PP, bloque nacional español pata negra y camisa azul. A distancia les
 siguen el PSOE y Podemos, hecho unos zorros en su interior precisamente
 por la cuestión nacional, esa que atribuye a las "corruptas" 
burguesías. En el PSOE, el nacionalismo español es tan intenso como en 
el PP, pero le falta la pata negra del nacionalcatolicismo, aunque 
algunos de sus líderes son verdaderos zampahostias. Pero hay mucho masón
 ahí, y ateos y descreídos y febles defensores del imperio. No son de 
fiar estos socialistas que hasta tienen un partido socialista catalán. 
Lo de Podemos, a quien este sondeo del CIS trata muy bien no tiene arreglo. La posibilidad de nuevo tentadora del sorpasso,
 música celestial a oídos de los tiempos heroicos de IU, tampoco acaba 
de materializarse. Hasta la actual dirección del PSOE se ha dado cuenta 
de que la batalla por la hegemonía de la izquierda también se librará en
 Catalunya. A pesar de sus veleidades sociales, su nacionalismo español 
es mucho más convincente que el de Podemos, obligado a armar un discurso
 con elementos contradictorios en el terreno nacional que suena confuso a
 los oídos de los españoles, muchos españoles aunque sean de izquierdas.
Así
 que, visto el panorama general, la pregunta de por qué vota el 
electorado mayoritariamente a la derecha solo tiene una respuesta: 
porque la prefiere a la izquierda. 
Admito
 que esto parece no tener cuenta del peso del monopolio práctico de los 
medios de comunicación por las derechas. Habría mucho que hablar al 
respecto pero tampoco las izquierdas han hecho valer aquí su mayoría 
respecto a los medios públicos de comunicación. 
España
 será gobernada por una coalición de hecho de los dos partidos de la 
mayoría (cosa que ya tienen) y la oposición de los dos de la izquierda. 
Todos ellos, a excepción de algunos diputados de Podemos, como los 
anticapis por ejemplo, cerrarán filas en el bloque dinástico nacional 
frente a Catalunya. 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario