Mucho se está hablando y
escribiendo, de manera por demás justificada, acerca de Ciudadanos tras
su impresionante resultado en las pasadas elecciones catalanas. La
posibilidad, subrayo lo de posibilidad, de que la posición
extraordinariamente hegemónica del PP en el espacio de la derecha
española pueda ser atacada con éxito, es una novedad de tal envergadura,
que es lógico que la reflexión sobre la misma haya centrado la
discusión en la resaca del 21D.
A la espera de la
encuesta del CIS de enero, los resultados de los estudios de opinión que
se han publicado en estos últimos días dan más credibilidad todavía a
la mencionada posibilidad. Pareciera que el PP puede tener por fin un
competidor en el espacio de la derecha española.
Doy por supuesto que el lector está al tanto de lo que
se está hablando y escribiendo sobre el tema y, en consecuencia, no es
mi propósito volver sobre el mismo. Es desde otra perspectiva desde la
que propongo explorar el impacto que los resultados de Ciudadanos el 21D
pueden tener. Pienso concretamente en el impacto que pueden tener en el
debate sobre la Constitución Territorial, de cuya necesidad de reforma
no deja de hablarse desde hace mucho tiempo, pero con más intensidad en
estos últimos meses.
Hasta el momento se sabía de la
existencia de Ciudadanos y de su posición en este terreno, pero
prácticamente nadie pensaba que se le podía considerar un protagonista
destacado de dicho debate. A partir del 21D no creo que haya nadie que
siga pensando de esa manera. Ciudadanos no solo existe, sino que hay que
contar con su presencia significativa en cualquier debate sobre el
futuro de la Constitución Territorial española.
Y en
este terreno Ciudadanos puede condicionar la posición tanto del PP como
del PSOE. La del PP, por razones obvias. Hay muchos dirigentes,
militantes y votantes del PP que se han reconocido en estos últimos
meses en la política territorial de Ciudadanos más que en la de su
propio partido o Gobierno. Los ciudadanos de Catalunya lo han dejado
claro con su voto. Los del resto del Estado posiblemente piensan lo
mismo, aunque todavía no lo estén diciendo en voz alta. Pero el murmullo
empieza a ser perceptible.
La del PSOE por razones
distintas, pero no menos obvias. Ciudadanos no solamente ha penetrado en
el electorado del PSOE, sino que puede penetrar en el debate interno
del PSOE y hacer muy difícil la definición de una posición común para
todas las nacionalidades y regiones que integran España. Para el PSOE
esto último es mucho más preocupante. Tras la derrota por goleada que ha
sufrido el pasado 21D, ¿tiene alguna posibilidad de abrirse camino la
tímida referencia a la 'plurinacionalidad' del discurso de Pedro Sánchez
de estos últimos meses?
El PP se ha quedado desnudo.
Su discurso territorial es sustancialmente idéntico al de Ciudadanos,
pero la gestión que ha hecho de la crisis catalana con base en dicho
discurso ha sido tan espantosa, que no hay nadie que pueda reconocerse
en él. En Inés Arrimadas el discurso tenía credibilidad. En García
Albiol y Mariano Rajoy carecía de ella. Ha sido la conclusión de FAES.
Interesada y vengativa, por supuesto. Pero eso no le resta proyección
por debajo del Ebro.
El PSOE se ha quedado
tartamudeando. Lleva tartamudeando varios años. Y se le nota mucho. No
es un partido odioso en Catalunya, como lo es el PP y por eso, continua
siendo el refugio de mucha gente honrada. Mucha gente que intelectual y
sentimentalmente no son capaces de verse fuera de las siglas
socialistas. Pero tartamudeando no se puede llegar nada más que hasta
donde se ha llegado. Queda la inercia del pasado, pero no hay
perspectiva de futuro.
La victoria arrolladora de
Ciudadanos sobre el PP y el PSOE ha cerrado el debate de la renovación
de la Constitución Territorial antes de que se haya abierto. Dos
partidos que han sufrido una derrota tan humillante nada menos que en
Catalunya no pueden ser los protagonistas de un proceso de renovación de
la Constitución Territorial.
En los próximos días,
cuando por fin inicie sus trabajos la subcomisión que se constituyó en
el Congreso de los Diputados para iniciar un debate sobre la reforma de
la Constitución, lo vamos a comprobar.
(*) Catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Sevilla