Cuando Pablo Iglesias se dispone a posicionarse del lado del 
referéndum secesionista de Puigdemont y en contra de la Constitución, el
 Estatut y la legalidad, en Podemos se ha desatado una rebelión interna 
en contra de la reforma de los estatutos del partido impuesta por 
Iglesias para tener más poder y control de la organización en este 
tiempo de alta tensión política.
La democracia interna en Podemos brilla por su ausencia y tras la 
purga de Errejón y sus seguidores una vez concluida la II Asamblea de 
Vistalegre y a pesar de haber conseguido más del 33 % de los votos, 
Iglesias intenta una nueva vuelta de tuerca para reforzar su control 
absoluto del partido en base a unos estatutos internos no sometidos a la
 Asamblea y aprobados en julio por su dirección ejecutiva.
Lo que fue rechazado por la presidenta de la Comisión Estatal de 
Garantías del partido Olga Jiménez motivo por el que Iglesias la ha 
destituido ‘manu militari’, provocando la rebelión de 11 de las 16 
comisiones de garantías de las regiones de Madrid, Cataluña, Valencia, 
Andalucía, Navarra, La Mancha, La Rioja, Castilla León, Euskadi, 
Canarias y Asturias, que también rechazan los nuevos estatutos impuestos
 por Iglesias.
Las reformas impuestas por la dirección de Iglesias incluyen 
sanciones y recortes a la libertad de expresión de los dirigentes del 
partido -para que no hablen con la prensa- y ponen coto a las distintas 
direcciones regionales, arrogándose Iglesias y su equipo gestor toda la 
capacidad de sancionar e imponer gestoras en las regiones que critiquen 
la estrategia del partido.
Estas reformas, que no han sido aprobadas por las bases de Podemos y 
ahora rechazadas por 11 de sus 16 comisiones de garantías regionales, 
las ha impuesto Iglesias cuando se dispone a colocarse -como anunció 
ayer- del lado de Puigdemont en el referéndum del 1-O y en contra de 
España.
Un alineamiento de Iglesias contra la legalidad, la Constitución y el
 Estatut que llega después de su reunión secreta con Junqueras en 
Barcelona lo que provoca inquietud y malestar en distintas 
organizaciones regionales de este partido a las que se pretende 
controlar con nuevos estatutos no aprobados en la II Asamblea de 
Vistalegre.
Un golpe de mano interno de Iglesias en Podemos que ha sido rechazado
 de manera mayoritaria en el seno del partido de manera general y al 
margen de las luchas internas de poder de las distintas ‘familias’ de 
Podemos. Lo que abre una seria crisis política interna en Podemos que ya
 veremos cómo acabará a sabiendas que Iglesias no está dispuesto a 
perder poder.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés

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