MADRID.- La oleada de jubilaciones de funcionarios está desbordando todas las previsiones. Las cifras hechas públicas por el Gobierno en su proyecto de Presupuestos del Estado para 2018 revelan que el año pasado dejaron su puesto de trabajo en la Administración para irse a sus casas más de 210.000 empleados públicos
 con derecho a pensión, 85.000 más de los que preveía el Ejecutivo, según publica www.lainformacion.com. 
Este
 año la tendencia se acentuará. Respecto a lo presupuestado en 2017 el 
número de pensiones a funcionarios civiles que tendrá que pagar el 
Estado se incrementará en 275.000 lo que hará que la factura por este 
concepto supere por primera vez los 10.000 millones.
Las previsiones elaboradas
 por el Gobierno para su proyecto presupuestario parecen haberse 
adaptado, al cabo, a un fenómeno sobre el que los sindicatos han venido 
advirtiendo en las últimas semanas: el incremento significativo de las solicitudes de jubilación
 de los empleados públicos en los últimos meses ante el temor de que la 
entrada en vigor del Factor de Sostenibilidad el próximo 1 de enero de 
2019 reduzca la prestación de jubilación a la que son acreedores. 
El asunto viene alimentado por la singularidad del Régimen de Clases Pasivas que regula la jubilación de buena parte de los empleados públicos y que permite a éstos a retirarse voluntariamente a los 60 años sin ningún tipo de penalización en su pensión,
 al contrario de lo que sucede con los trabajadores asalariados que o 
bien tienen bloqueada esa posibilidad o bien pueden acceder a ella con 
fuertes penalizaciones.
Los sindicatos han 
advertido al Gobierno también de que el tema puede tener una incidencia 
muy negativa sobre los servicios de la Administración. Uno de cada seis 
funcionarios civiles del Estado en ejercicio tiene más de 60 años y hay 
algunas dependencias, particularmente en el ámbito de la Seguridad 
Social, que ya están siendo atendidas con programas de contingencia por 
las carencias de personal.
Un problema creciente
Un vistazo a los 
presupuestos de los últimos años (ver gráfico) permite vislumbrar las 
consecuencias  de este régimen especial para empleados públicos sobre 
las plantillas de la Administración. Tras la reducción media del 5% del 
salario de los funcionarios en la era Zapatero y la supresión de la paga de Navidad de 2012
 por parte del Gabinete Rajoy la cifra de funcionarios civiles jubilados
 no dejó de desbordar las previsiones oficiales hasta el año 2015, 
precisamente el ejercicio en que Cristóbal Montoro empezó a devolver una
 porción de esa paga extra. Ese año se jubilaron 'solo' 43.000 empleados públicos de los cerca de 200.000 que el Gobierno previó que se irían a su casa.
Al año siguiente, en el que el Ministerio de Hacienda devolvió la otra mitad de la paga extra de diciembre de 2012 pendiente,
 la diferencia entre la previsión gubernamental y la realidad fue 
también inapreciable. En 2017, con la paga extra de 2012 ya en el 
bolsillo y una subida salarial del 1%, las jubilaciones de funcionarios 
se volvieron a disparar por encima de las previsiones generando al 
Ejecutivo una factura extra de más de 50 millones de euros.
El balance final subraya 
que desde 2012 cerca de un millón de funcionarios han accedido a la 
jubilación y la factura por este concepto ha pasado de menos de 7.000 
millones a los más de 10.000 millones que el Gobierno prevé gastar en 
2018. Este año, por cierto, la cifra de funcionarios civiles jubilados 
con derecho a prestación desde el régimen de clases pasivas superará también por primera vez los cuatro millones.
La secuencia no pasó desapercibida al Gobierno y la ministra de Empleo, Fátima Báñez, incluyó la revisión del sistema de jubilaciones anticipadas
 del Régimen de Clases Pasivas dentro del catálogo de materias a tratar 
que el Gobierno trasladó a la Comisión del Pacto de Toledo. 
Lo hizo no 
sólo por la factura que le supone a las arcas públicas sino también por 
la situación de desigualdad de trato en la que sitúa a los empleados 
públicos adscritos al Régimen General frente a los encuadrados en el 
Régimen de Clases Pasivas. 
Según fuentes del Pacto de Toledo, este 
asunto todavía no ha sido tratado en la Comisión y no hay ninguna 
decisión al respecto.
 
 
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