Decenas de 
diputados populares que han asistido el fin de semana a la 
convención del Partido Popular en Sevilla están indignados con la 
todavía presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes. 
Critican en privado con dureza que no haya adoptado la decisión de 
dimitir ante el gravísimo problema de imagen que ha provocado en 
el partido. 
Les
 parece un intento suicida tratar de buscar pistas en las redes del que 
los colaboradores más próximos de Cristina Cifuentes califican de 
‘montaje’ contra la presidenta de la Comunidad. Según las fuentes 
consultadas por Capitalmadrid.com, este intento solo serviría para 
alargar el proceso, mientras Ciudadanos sigue cosechando votos 
populares. Cuanto más se hunda Cifuentes más crecen ellos.
El problema no está en saber quien ha difundido todo lo que se sabe 
sobre las irregularidades del master de Cristina Cifuentes en la 
Universidad Rey Juan Carlos.
Cuando la Universidad admite que se ha falseado el título, que las 
firmas que lo acreditan son falsas, que el tribunal no existió, que dos 
asignaturas suspendidas figuran después con notable, que el director del
 curso dice en una entrevista a la SER que se vio obligado por el Rector
 a buscar una salida digna para la presidenta, que Cifuentes se 
matriculó tres meses más tarde de que se iniciara el curso, que no 
asistió a las clases cuya presencia era obligatoria, que no hubo 
exámenes, que el tribunal que firma el título denuncia que no existió 
tal tribunal, y cuando no ha aparecido el trabajo fin de máster, trabajo
 que lleva acreditado la parte fundamental de los créditos del mismo, de
 poco vale quien haya ‘mecido la cuna’ para que se conozcan todas estas 
irregularidades.
La conclusión para un destacado grupo de líderes populares es que un 
servidor público no puede mantenerse por más tiempo en estas condiciones
 en su cargo. Añaden el temor adicional ahora, de que cuando aparezca el
 trabajo, si es que aparece, evidencie que está lleno de plagios.
No lo descartan porque, añaden, que para una persona con el nivel de 
ocupación como el de una delegada del Gobierno en la Comunidad de 
Madrid, hacer un trabajo de 60-80 páginas no resulta sencillo.
El daño se está haciendo no solo a las expectativas electorales del 
Partido Popular en la Comunidad de Madrid, sino a todo el partido que 
estaba empeñando todo su esfuerzo y compromiso en transmitir una nueva 
imagen de regeneración y lucha contra la corrupción.
Este desmoronamiento de la imagen llega en un momento de agudización 
de la crisis catalana en la que hace falta el apoyo de las principales 
fuerzas políticas constitucionalistas cuyo enfrentamiento en Madrid hace
 imposible ningún acuerdo de ámbito nacional.
El tuit que emitía, Enrique Ossorio, portavoz del Partido Popular en 
la Asamblea de Madrid, a mediodía del domingo amenazando tanto al equipo
 de Gabilondo como al de Pedro Sánchez asegurando que “tienen que dar 
muchas explicaciones sobre si conocieron la comisión de un presunto 
delito en la Universidad Rey Juan Carlos y la ocultaron a la Fiscalía”, 
no pasa de una amenaza a la desesperada.
Su conclusión en el mencionado mensaje de que “la moción de censura 
no solo nació muerta, puede estar manchada por una oscura trama” no pasa
 de ser otro intento más por no afrontar la equivocación mayúscula de la
 presidenta desde una posición de humildad y de asumir que cuando se 
comete un error existe la palabra dimisión.
Permitir que durante semanas, tanto Ciudadanos como PSOE y Podemos, 
sigan hurgando en la herida de esta equivocación del ‘máster fantasma’ 
supondría añadir más equivocaciones a las muy graves ya cometidas. Como 
ha resumido el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, 
‘si no tiene el máster, nos ha mentido’, y la conclusión sería más que 
evidente. A buen entendedor con pocas palabras basta. Alguien tendría 
que decirle ‘basta ya’.
(*) Periodista

 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario