Pues sí que empezamos bien este año bisiesto de 2016. Como diría 
Rajoy esto de España es un ‘lío’. Una extraña ‘algarabía’ donde nadie 
sabe dónde estamos ni hacia dónde vamos, pero donde ¡por fin! las damas 
se lanzan al asalto del poder. Empezando por América donde Hillary 
Clinton tiene al alcance de su mano la presidencia de Estados Unidos 
frente a la bestia parda de Donald Trump, mientras en Europa Ángela 
Merkel sigue al mando de la UE.
En España también parece llegada la hora de ¡la mujer al poder! como 
se aprecia en las alcaldías de Barcelona y Madrid donde Ada Colau y 
Manuela Carmena ostentan las primeras varas de mando municipal. Toda una
 señal de lo que se avecina porque en las coplas de ciego van los 
nombres de Susana y Soraya como aspirantes a los liderazgos del PSOE y 
del PP.
En su mensaje de fin de año, junto a ‘la fuente del chorrito’, Susana
 Díaz habló más de la transición española que de la ruina de su 
Andalucía del alma de la que se quiere fugar porque sabe que no tienen 
solución, por mucha zambomba y pandereta que le toquen en Canal Sur para
 tapar la confusión de las doce campanadas que doblan por la muerte de 
2015 y repican por el nacimiento de 2016.
Susana Díaz, la calabaza sonora del mono discurso patriotero 
nacional, no cesa de zarandear la silla de Pedro Sánchez, su secretario 
general del PSOE, que está en un ¡ay! desde la noche del 20-D, donde 
perdió el norte y las elecciones. Y ahora veremos si los barones 
conspiradores le obligan a convocar el Congreso del partido en febrero, 
porque la lozana andaluza quiere la secretaría general y la cabeza del 
cartel electoral del PSOE de cara a unas elecciones anticipadas. Por 
ello la doña se opone a cualquier pacto de Sánchez con Podemos y el PP, 
para que se adelanten los comicios y ella pueda sentarse en el Congreso de 
los Diputados camino de la Moncloa, siguiendo la estrella Polar que le 
marca el camino de su ambición a la que ella se siente predestinada.
La traición de Susana a Sánchez viene de lejos y su golpe de mano en 
el PSOE lo ha planificado con bastante tiempo, ordenando su calendario 
político y maternal para llegar al día ‘D’ del golpe de gracia. Por ello
 la andaluza adelantó un año las elecciones del Sur sin esperar a 2016 
con la intención de renovar el gobierno andaluz antes de fugarse a 
Madrid, aunque el PP y Podemos se las hicieron pasar canutas pero al 
final ella encontró en Ciudadanos la tabla de salvación.
Luego Susana fue madre y se sentó a la puerta del palacio sevillano 
de San Telmo a ver pasar la procesión del calvario y crucifixión de 
Pedro Sánchez, porque ya se sabía, incluso desde antes del verano, que 
las elecciones de fin de 2015 las ganaría el PP. Así y con mucho tiempo 
por delante la andaluza se dio discretos garbeos por Madrid, con Felipe 
González de anfitrión, por el Ibex, Prisa, Zarzuela y también visitó las
 ‘capitanías generales’ de sus barones afines del PSOE para coordinar la
 sublevación contra Sánchez. Y solo falta que el Congreso del PSOE de 
febrero arranque el día 23 -un 23-F- para dar el golpe a la perfección.
La otra conspiración de Soraya Sáenz de Santamaría contra Mariano 
Rajoy no parece tan sencilla como la andaluza, porque Rajoy se ha 
amarrado al palo de la nave del PP como un Ulises que pretende huir de 
los cantos de sirena que le animan a marcharse del poder, por las buenas
 o por las malas.
El presidente, como el viejo coronel, no tiene quien le escriba ni 
quien quiera pactar con él. Se sienta en el sofá blanco de la Moncloa a 
recibir a los jóvenes líderes del momento español, como si fuera un Papa
 Noel que acepta las cartas de los niños que le piden regalos: Albert 
quiere un gobierno tripartito y un avión; Pedro la presidencia del 
Congreso y un tren eléctrico, y Pablo le pide un referéndum de 
autodeterminación y un coche de bomberos para apagar los fuegos de las 
intrigas que los reyezuelos de sus taifas le están montando a sus 
espaldas. Con la Colau a la cabeza porque también quiere parte de la 
tarta nacional.
Pero ¿qué pasa con Soraya? Ya contamos aquí que en el bronco debate 
electoral de Rajoy con Sánchez, Soraya y María Pico vieron a Mariano tan
 mal que sacaron el champaña, convencidas ambas que la llamada -por 
Iglesias- ‘operación Menina’ estaba al caer. Pero todo eso pasaría, como
 en el PSOE, por un Congreso del PP como el que pidió Aznar en el Comité
 Ejecutivo, y en ese caso el dedazo de un Rajoy a su ‘niña’ ya no 
tendría la fuerza que hoy tiene Mariano desde el machito del poder.
Mariano aun no ha dicho la frase mágica de: ‘yo no seré un obstáculo 
para la gobernabilidad y la estabilidad del país’. Y cuando le preguntan
 si daría un paso atrás responde: ‘eso no está sobre la mesa’. ¿Y debajo
 de la mesa? El sabe que esa cuestión está ahí y que no tiene 
escapatoria y todavía se tira el farol de que será candidato ¡por quinta
 vez desde 2004! Si por fin se anuncian nuevas elecciones generales, lo 
que sin duda está por ver.
El año 2016 es el año en España de las mujeres al poder. Susana y 
Soraya están en ello, como Neus Munté que no descartar desbancar a Mas, o
 Cifuentes está muy fuerte en Madrid y en el PP Nacional. Carmena y 
Colau ya mandan en Barcelona y Madrid y Hillary avanza en USA mientras 
Merkel manda en Berlín y en la UE.
(*) Pseudónimo de un prestigioso y veterano periodista cordobés

 
 
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