Estupor han causado, en La Moncloa y el Gobierno, las declaraciones de la vicepresidenta Carmen Calvo al diario El País,
 donde ‘la número dos’ de Pedro Sánchez se ha ‘confesado’ autora del 
reciente desastre de los dos comunicados y del caos absoluto imperante 
en las relaciones del Ejecutivo con ERC (Junqueras) y con el 
inhabilitado Torra.
El pretendido presidente catalán sobre el que Calvo, tras lanzarle 
duras críticas, declaró el pasado jueves que no estaba nada claro que 
Pedro Sánchez lo fuera a visitar en Barcelona. Lo que Moncloa 
inmediatamente tuvo que desmentir al tiempo que confirmaba el encuentro 
de Sánchez y Torra el jueves 6 y en el Palacio de la Generalitat.
Sabíamos las pocas luces que adornan la capacidad política de Carmen 
Calvo, pero nunca imaginamos que ella misma lo fuera a explicitar con el
 desparpajo que lo hizo en la entrevista. En la que vino a decir quien 
manda y coordina el Gobierno y el Parlamento es ella, que Pablo Iglesias
 es un buen chico y que el presidente Sánchez no decide nada ni existe 
como tal.
Al tiempo, Calvo reconoce sin pudor su proverbial despiste y su 
confusión sobre lo que pasa en Cataluña, presume que mantiene hilo 
directo con ERC a través de Pere Aragonés, y culpa de todos los males de
 lo que ocurre en España al PP.
Y dice Calvo todo esto mientras se pone la medalla de la momia de 
Franco, presume de controlar la relación de España con el Vaticano, y 
‘aclara’ que el avión de la vicepresidenta venezolana Crazy Rodríguez 
que llegó a Madrid, para hablar con Ábalos, vino del cielo (sic).
No sabremos qué pensará Sánchez de todo esto y de su error de 
mantener a Calvo en el Gobierno después de sus inagotables fracasos como
 el que se vio en Pedralbes donde se tragó ‘el relator’ y no mencionó a 
la Constitución porque se lo prohíben Junqueras y Torra.
Y todavía esta indocumentada de la política se atreve a especular 
(ocultando que los indultos son el precio de ERC para aprobar los 
Presupuestos) con la reforma del delito de sedición del Código Penal. 
Sin saber Calvo que Oriol Junqueras -que espera ser candidato en las 
elecciones catalanas de mayo- también ha sido condenado por malversación
 y que este delito incluye duras penas de prisión e inhabilitación.
A Sánchez le crecen los enanos (Calvo, Ábalos y Lastra) mientras 
Iglesias, que no sale de su asombro ante tan desmesurada incompetencia, 
se mesa la barba e intenta, con ayuda de Gabriel Rufián -el visitante 
inesperado de La Moncloa- recomponer la vajilla catalana que Calvo acaba
 de destrozar.
Con estos mimbres, más propios de la Kon-Tiki que de un galeón avanza
 Pedro Sánchez por el proceloso mar de la incierta legislatura sin la 
mayoría parlamentaria necesaria para gobernar.
Mientras, en el campo del soberanismo catalán Junqueras y Puigdemont 
(el preso y el prófugo) mantienen en alto las espadas de su particular 
duelo al sol en este apacible veranillo del mes de febrero donde nos 
esperan nuevas y asombrosas aventuras del Gobierno de coalición que 
todavía nadie sabe lo que va a durar.
Que no será mucho tiempo si la inefable vicepresidenta primera, 
Carmen (Pixie) Calvo (Dixie) continúa dirigiendo esta orquesta disonante
 como por ahora y por enésima vez lo acaba de demostrar.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés

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