La sociedad considera en estos momento al PSOE como el 
principal responsable de un posible fracaso de la investidura. Un 68% no
 quiere que se vuelvan a celebrar elecciones, pero la gente no saldrá 
corriendo si se convocan. 
Estas son las principales conclusiones de un 
sondeo de Metroscopia, realizado a lo largo de todo el mes de julio, 
dado a conocer ayer por la empresa de estudios sociológicos que dirige  José Juan Toharia.
La culpa del bloqueo se la repartirían un poco entre todos,
 pero la peor parte de la lleva el Partido Socialista, en tanto que 
ganador de las elecciones de abril y mayo y encargado de pilotar la 
formación de Gobierno.
El 31% atribuye al PSOE la principal responsabilidad de un 
fracaso. El 20% señala a Ciudadanos como primer culpable del cafarnaúm 
español, lo cual no deja de ser un porcentaje moderado, si tenemos en 
cuenta la fenomenal oleada de críticas que ha recibido  Albert Rivera por negarse a facilitar la investidura de  Pedro Sánchez. 
 Lluvia de juicios negativos en los medios de comunicación, significadas
 dimisiones en su partido y la evidente erosión de la imagen de un 
político que hasta hace unos meses era objeto de verdaderos mimos en 
circuitos muy influyentes. Rivera ha caído en desgracia en muchos 
despachos, pero ello no le hace aparecer señalado -hoy-como el principal
 culpable del bloqueo de la política española.
En tercer lugar el dedo acusador señala a Unidos Podemos con el 17%, una carga sin duda aliviada por la renuncia de  Pablo Iglesias a
 ocupar un puesto en el Consejo de Ministros, por veto expreso de 
Sánchez. El Partido Popular se queda con el 6% y a Vox le alcanza un 
microscópico 2%, puesto que nadie pide a la extrema derecha un gesto en 
favor de un presidente socialista. Un 8% salomónico atribuye la 
responsabilidad del bloqueo a todos por igual.
Es interesante cruzar este sondeo específico de 
Metroscopia sobre el bloqueo de la investidura con su informe mensual 
de julio en el que la proyección de voto del PSOE alcanza el 31% y 
Ciudadanos cae al 13% empatando con Unidas Podemos, que bajaría un punto
 respecto a los resultados de abril.
En caso de repetición de elecciones –dice Metroscopia–, el 
Partido Socialista mejoraría sus posiciones y Ciudadanos podría ser el 
principal perjudicado. El Partido Popular se aproximaría al 20%, gracias
 al regreso de votantes que se fueron con Rivera y a una cierta 
devolución de Vox, que mantiene una buena tasa de fidelidad. En pocas 
palabras, PSOE y PP podrían volver a sumar más del 50% de los votos en 
unas nuevas elecciones generales. Es altamente probable que el 
barómetro del CIS del mes de julio apunte también en esa misma 
dirección.
El tronco bipartidista se ensancharía en noviembre, en un 
contexto de preocupación social e incluso de una cierta angustia, por el
 estrés que  Boris Johnson  puede imprimir al Brexit a finales de
 octubre, y por la situación en Catalunya, que se volverá a tensar a 
partir de septiembre, aunque el juez  Manuel Marchena se avenga a guardar la sentencia del Tribunal Supremo en la nevera para no interferir en un proceso electoral.
Unas elecciones en noviembre –si a Ciudadanos o al Partido 
Popular no le tiemblan las piernas en septiembre y facilitan la 
investidura de Sánchez antes de sesenta días– no tendrían lugar en clave
 de “avance o retroceso”, como ocurrió en abril ante la irrupción de Vox
 con ecos de la nueva extrema derecha europea. Tampoco serían unas 
clásicas elecciones entre izquierda y derecha. Serían unos comicios, 
amenazados por una fuerte abstención, en clave funcional: estabilidad o 
más bloqueo. 
Premio a los partidos de orden (PSOE y PP) y castigo a los 
partidos nuevos por haber introducido un grado de complejidad en la 
política que la sociedad empieza a tener dificultades de entender y 
absorber. Reforzamiento del bipartidismo clásico y transformación de 
Ciudadanos y Podemos en satélites más pequeños y más fáciles de 
controlar. Corregir abril en favor de los pilares del 78. Esta es la 
clave última de todo lo que está ocurriendo este mes de julio.
Aparecer como el principal responsable del bloqueo no significa tener que perder las elecciones de noviembre.
Veamos qué pasa hoy en el Congreso.
(*) Periodista y director adjunto de La Vanguardia

 
 
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