VALLADOLID.- A punto de cumplirse cuatro años de la entrada en vigor de la Norma 
de Calidad del Ibérico, el sector, a través de la interprofesional Asici
 (que aglutina a ganaderos e industriales) se está movilizando para 
demandar algunas modificaciones en esta regulación, según adelanta hoy El Norte de Castilla. 
En la última reunión
 con el Ministerio ya pidieron que se «actualicen algunos aspectos» y, según fuentes de la interprofesional, parece que el Ministerio estaría dispuesto a ello «siempre y cuando sean técnicamente posibles y vengan acompañadas del consenso». 
Asici maneja un documento que han denominado 'Propuesta para la actualización de la Norma de Calidad'
 en el que se pide que se reduzca en dos meses la edad de sacrificio de 
todas las categorías, es decir, montanera, cebo de campo y cebo, por lo 
que el resultado quedaría en doce, diez y ocho meses, respectivamente, 
como edad mínima para llevar a los cerdos al matadero.
El motivo es, según 
Asaja, «adaptarse a las necesidades del mercado. Los consumidores exigen
 animales con menos peso y eso sólo se cumpliría si se rebajasen los dos
 meses en el sacrificio. De no hacerlo así sólo originarían 
sobrecostes». 
Aurelio Pérez, coordinador de la Alianza UPA-COAG, explica que «hay un mercado que pide jamones más pequeños y por lo tanto, de menos dinero y ¿por qué no lo vamos a abastecer? –se pregunta–. No es engañar a nadie, es atender las necesidades de los consumidores, y eso se consigue reduciendo pesos y edades, no con los cerdos de ahora».
El ganadero salmantino 
Ramón Herráez coincide en que aplicando los criterios de la norma «hay 
cerdos que están pasados de kilos, un animal de 190 o 200 kilos no se 
vende porque lo que se pide es un género pequeño que ahora mismo no hay».
Jesús Ángel Martín, 
también ganadero de la provincia salmantina, explica que «nadie se está 
planteando hacer jamones de menos de siete kilos, se trata simplemente 
de adaptar la Norma al campo, si hay cierto consenso», 
pues insiste en que lo que se ha perseguido con la implantación de esa 
legislación es «un mínimo de calidad a través de la edad, el peso y la 
raza».
Otro de los cambios que se quieren introducir afecta a los machos de raza Duroc. Desde este año, deben estar inscritos en el libro genealógico para
 ser considerados como tal, sin embargo, muchos ganaderos piensan que 
los que están fuera del libro pueden resultar más adecuados para 
conseguir el cerdo que se quiere. Por ese motivo, la interprofesional 
reclama la «coexistencia de Duroc de prototipo racial y Duroc de Libro 
Genealógico».
Según Ramón Herráez, esta
 situación ha provocado que «se esté pagando por sementales de libro mil
 euros cuando verdaderamente no valen ese precio ni sirven para el tipo 
de cerdo que se quiere obtener».
Se reclama, igualmente, que se regule el número de cerdos que pueden pastar en una determinada superficie
 para comer la bellota contemplando una estancia mínima de 90 días en 
montanera, con un requisito mínimo de 60 días con alimentación exclusiva
 de bellota y otros recursos naturales del entorno de la dehesa.
En lo que tiene que ver 
con el papel de las entidades de inspección y certificación, la 
interprofesional entiende que es necesaria la colaboración de Asici en 
el modelo de control, «entre otros, en aquellos escenarios que impliquen
 la suspensión de esas entidades. 
DIFERENCIAS
Todas estas propuestas están aún debatiéndose,
 entre otras cosas porque en el seno del sector existen serias 
diferencias entre ganaderos de Andalucía, Extremadura y Castilla y León;
 cada uno defendiendo el modelo que rige en su comunidad. La interprofesional ha celebrado ya varias reuniones,
 dos de ellas en Zafra, de las que han surgido grupos de whastapp 
creados en función de la procedencia de los asistentes. 
Baste como 
ejemplo que en la provincia de Salamanca se está trabajando en crear una nueva asociación (Asociación
 de Criadores de Ganado Porcino Selecto de Tronco Ibérico) para defender
 los intereses, principalmente, del cebo. 
«Cada uno barre para su casa y
 va a ser muy difícil ponerse de acuerdo», mantiene un ganadero 
salmantino, quien adelanta que la próxima semana asistirá a una reunión 
en Salamanca para analizar los pasos que se pueden dar. 
«Queremos que 
solo sea cosa de ganaderos», explica. 
Casi tan complicadas 
están las cosas en la organización agraria Asaja donde la división 
interna tiene que ver con el ámbito geográfico. De hecho, no defienden lo mismo en Córdoba que en Castilla y León. 
«Asici es la referencia y ha promovido cambios y parece que los 
ganaderos de Asaja son la voz discordante entre lo puro y el ibérico de 
cebo», señala José Antonio Turrado, secretario regional de la 
organización. 
Insiste en que en Asaja Castilla y León «defendemos el 
cebo pero sin menoscabar los intereses del puro. Se trata de dos 
negocios diferentes y los dos tienen que convivir. Su conclusión es que 
«si en Asici hay consenso, Asaja se tendrá que sumar».
Desde la Consejería de Agricultura de Castilla y León de momento no conocen ninguna «petición formal»
 hasta la fecha en la que soliciten cambios de la Norma del Ibérico por 
parte del sector. 
«En algunas conversaciones sí que se han manifestado 
las reiteradas dificultades para el cumplimiento de la norma», explican 
fuentes del departamento autonómico. 
Sin ir más lejos, en la reunión del
 Consejo Agrario de Castilla y León celebrada esta misma semana, la 
consejera, Milagros Marcos, pidió a las organizaciones profesionales 
agrarias que le hagan llegar sus planteamientos al respecto porque están
 reflexionando sobre los posibles cambios. 
«La tramitación de un 
Real Decreto es un proceso largo y que requiere el mayor consenso de 
todas las partes implicadas, por lo que, en principio, no debería estar 
sometido a modificaciones continuas». No obstante, «el objetivo final de
 la posible modificación de la Norma debe ser corregir los defectos que se han evidenciado a lo largo de estos años contando con el consenso mayoritario del sector e integrando todas las producciones», explican.
 
 
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