El mismo día -anteayer- que la ministra de Agricultura daba 
largas otra vez a los regantes del Trasvase, Alberto Garre se veía con 
José María Aznar en Madrid. También para hablar de agua, «y de ninguna 
cosa más», asegura el expresidente autonómico, en su afán por disipar 
cualquier otra suposición que pudiera hacerse en el PP acerca de lo que 
Garre describe como «la visita de un afiliado a otro afiliado». 
Lo 
cierto es que ambos políticos están hoy notoriamente distanciados de la 
dirección del partido, de cuya presidencia de honor Aznar acaba de 
apearse y de la que Garre está también muy alejado en la Región.
La reunión tuvo lugar en el despacho de Aznar en FAES 
(Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales), duró veinticinco 
minutos y había sido solicitada por Alberto Garre, que se hizo acompañar
 de José Gabriel Ruiz, su exconsejero de Presidencia durante su breve 
paso por el palacio de San Esteban. 
Aunque no hay razón para sospechar 
que Aznar, Garre y Ruiz hablaron no solo de recursos hídricos, la visita
 se presta a las conjeturas y probablemente abona el terreno para toda 
clase de cábalas entre militantes. Un día antes de acudir a FAES, el 
expresidente había lanzado en Totana la última de sus pullas al partido 
del que todavía es presidente del Comité de Derechos y Garantías. 
La 
andanada contenía, además, una dedicatoria, innominada pero clamorosa, 
para Pedro Antonio Sánchez, sucesor de Garre al frente del Gobierno 
autónomo y hombre fuerte de los populares en Murcia, que venía 
satisfecho de la Conferencia de Presidentes por el compromiso allí 
alcanzado de que este mismo año se revisará el modelo de financiación 
autonómica, tan perjudicial para la Región. 
Pero a Garre la Conferencia 
de Presidentes le pareció «un esperpento valleinclanesco, un disparate y
 una injusticia», porque el agua no figuaraba en la agenda. Así lo 
denunció durante su charla totanera con la Asociación de Mujeres 
Rurales. Fue más lejos aún: «Murcia ha perdido fuerza, discurso e 
influencia en el debate nacional», algo que, de acreditarse como una 
certeza, solo podría imputarse a la inoperancia de Pedro Antonio 
Sánchez. De ahí la maledicencia a que se presta la reunión en FAES.
Garre, sin embargo, no se sale del guión, preguntado por su 
visita. «Aznar es el político que más empeño ha demostrado en solucionar
 el problema del agua, aprobó el Plan Hidrológico Nacional (PHN) y no 
pudo ejecutarlo porque Zapatero lo derogó nada más llegar a La Moncloa. 
Pero se volcó en favor de una solución satisfactoria para todos, y 
siempre profesó un cariño especial a Murcia. Eso me mantiene unido a 
él». 
De hecho, la del jueves no fue la primera reunión en FAES, el 
acorazado estratégico del expresidente del Gobierno, a cuenta del agua. 
Cuando el entonces diputado Alberto Garre y su compañero de bancada 
Arsenio Pacheco rompieron en 2008 la disciplina de voto en el Congreso, y
 se opusieron a la toma en consideración de la reforma del Estatuto de 
Autonomía de Castilla-La Mancha -que amenazaba con poner fecha de 
caducidad al trasvase Tajo-Segura-, Aznar recibió a ambos, y respaldó su
 disidencia: «Quiero que sepáis que en esto estoy con vosotros y con 
nadie más», les dijo. Así al menos lo recuerda hoy Garre.
Queda por aclarar qué sentido tenía esta última reunión 
entre políticos sin mando en plaza y que, por tanto, en poco pueden 
contribuir, sobre el papel, a paliar el déficit hídrico. «Hablamos con 
Aznar de lo que debería hacerse». ¿Y qué debería hacerse? «Rescatar la 
parte del Plan Hidrológico Nacional que se cargó Zapatero». O sea, el 
trasvase del Ebro, del que, lamenta Garre, «nadie se atreve ya a hablar 
en mi partido». ¿Se vinieron, entonces, de vacío? Garre cree que no, 
porque Aznar le ofreció «todo el apoyo de FAES y los informes que sean 
necesarios» para devolver los trasvases al debate nacional.
A la vuelta, el nevazo les sorprendió en La Almarcha, donde 
Alberto Garre y José Gabriel Ruiz tuvieron que quedarse a dormir. 
Todavía no habían regresado a Murcia, ayer por la mañana, cuando ya 
mucha gente empezaba a preguntarse en el PP qué les había llevado a 
reunirse con Aznar en lo que Garre reitera que únicamente fue «la visita
 de un afiliado a otro afiliado».
(*) Columnista
No hay comentarios:
Publicar un comentario