MADRID.- La Fiscalía General del Estado (FGE) propone que se considere delito el consumo de prostitución
 y que se lleve a cabo la tipificación penal "de los que conscientemente
 se aprovechan de los servicios prestados por las víctimas de trata", es
 decir, de los clientes.
 La Fiscalía advierte de que la trata de mujeres con fines de prostitución está "gravemente asentada" en España
 a pesar de que en diez años se ha logrado la formación de un importante
 grupo "muy cualificado de expertos policiales", una Fiscalía "altamente
 especializada" y un Consejo General del Poder Judicial "muy 
comprometido".
 En su memoria del 2018, el Ministerio Público lamenta que el proxenetismo es una actividad "en constante e imparable expansión"
 que constituye un negocio "boyante" con unos beneficios diarios que 
superan los cinco millones de euros, la mayor parte en dinero negro.
 "Sólo
 tipificando todas las manifestaciones del proxenetismo se vislumbrará 
el inicio del camino que conduzca a acabar con la trata de mujeres para 
ser esclavizadas en la prostitución", subraya.
 Así,
 propone como modelo de referencia la legislación francesa aprobada en 
2016, que no solo persigue al proxeneta, sino que también da un tratamiento adecuado al cliente de la prostitución.
 En
 este sentido, el Ministerio Público comparte la recomendación de la 
Comisión Europea en la que se anima a los Estados miembros a la 
tipificación penal de los que "conscientemente se aprovechan de los 
servicios prestados por las víctimas de trata".
 La Fiscalía destaca que desde que en España se tipificó el delito de trata de seres humanos se
 han ido desarrollando en buena medida las acciones requeridas por el 
derecho internacional englobadas en la Acción Mundial contra la Trata en
 su modalidad de explotación sexual.
 Pero
 lamenta que los resultados obtenidos –aún siendo satisfactorios si se 
comparan con otros Estados europeos– son "decepcionantes", sobre todo en
 relación a la protección y al reconocimiento de los derechos 
elementales de la mujer.
 Así, denuncia que la normativa española no tiene previsto un régimen de protección integral a las víctimas de trata y urge a incluir este aspecto en la futura Ley Integral contra la Trata.
 Según
 recoge la citada memoria, entre 2013 y 2018 la Unidad de Extranjería de
 la Fiscalía General ha incoado 624 diligencias de seguimiento del 
delito de trata de seres humanos con fines de explotación sexual.
 En
 ellas constan identificadas como víctimas de trata de seres humanos 
1.181 personas (1.034 mujeres mayores de edad; 127 mujeres menores; 13 
mujeres con discapacidad cognitiva; 6 hombres mayores de edad y 1 hombre
 menor de edad).
 Las mujeres 
mayores de edad proceden de África (308), América (218), Asia (169) y 
Europa (331) y hay 8 en las que no se ha determinado la nacionalidad, 
mientras que las menores de edad proceden de África (42), América (25), 
Asia (3) y Europa (57).
 Además, han sido localizadas en situación de grave riesgo 339 mujeres africanas,
 217 americanas, 42 asiáticas, 667 europeas y 75 cuya nacionalidad no ha
 podido determinarse, mientras que esta consideración se ha reconocido a
 17 hombres de origen americano. Entre 2013 y 2018 se han investigado 
por este tipo de delitos a 2.954 personas.
 Durante
 ese periodo se han dictado 112 sentencias (74 conformes con la 
calificación del Ministerio Fiscal, 12 condenatorias por delito distinto
 del solicitado por el Fiscal y 26 absolutorias).
 Desde 2015 en todos los casos de sentencias condenatorias
 se ha reconocido la condición de víctimas identificadas de trata sexual
 a 207 mujeres (99,04%) y 2 hombres (0,95%). De ellas, 19 son menores y 
dos padecen discapacidad cognitiva.
 Por otra parte, la FGE denuncia que en España no están tipificados los delitos de esclavitud, servidumbre y trabajo forzoso
 como delitos propios e independientes, lo que considera como "una de 
las mayores carencias de nuestro ordenamiento jurídico penal".
 "Se
 puede ser víctima de un delito de trata con fines de esclavitud, de 
servidumbre o de trabajo forzoso, pero no se puede ser víctima de un 
delito de esclavitud, de servidumbre o de trabajo forzoso tal como exige
 el derecho internacional", lamenta.
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