Cuando soplan vientos de cambio, algunos levantan muros y otros 
construyen molinos. El PP regional hizo lo primero y el vendaval ayer le
 tiró abajo la pared. Con una caída de más de 21 puntos respecto a 2011,
 los populares perdieron después de veinte años la mayoría absoluta en 
la Asamblea Regional y en los municipios de Murcia, Cartagena y Molina 
de Segura, entre otros. Solo Lorca se salvó de la reconquista municipal 
protagonizada por el PSOE, la fuerza más votada en los municipios del 
Noroeste, pero también en Águilas, Alhama, La Unión y Jumilla, entre 
otros. 
Pese a que sigue siendo la fuerza mayoritaria, la debacle del PP 
es incontestable. Se debe a múltiples causas, aunque la aritmética 
electoral señala en primer lugar al batacazo sufrido por Pilar Barreiro 
en Cartagena. Todos los sondeos de opinión mostraban que el 98% de los 
murcianos no querían imputados en las listas electorales, y sin embargo,
 Valcárcel desoyó lo que era un clamor por razones que solo él puede 
explicar. Un día antes de iniciarse la campaña, el Supremo decidió 
sobreseer las acusaciones contra Barreiro de un caso que sigue vivo. Sin
 embargo, gran parte de su electorado, que sabe distinguir entre 
responsabilidades políticas y penales, retiró su confianza a la 
alcaldesa que fue, hace cuatro años, quien propició la mayoría absoluta 
del PP en la Asamblea. 
Tanta soberbia, sordera y falta de autocrítica ha
 pasado factura. Poco podía hacer Pedro Antonio Sánchez en mes y medio 
para persuadir a los votantes de que se abría una nueva etapa y  
recuperar un voto que ya cayó estrepitosamente en las europeas 
encabezadas por Valcárcel. Ahora, con un porcentaje de votos casi 
idéntico al de hace cuatro años, el PSOE de González Tovar aparece como 
el claro triunfador en este nuevo escenario político marcado por la 
irrupción de otras dos fuerzas, Podemos y Ciudadanos, que se desinfló en
 la recta final. El PP tendrá ahora que pactar para gobernar, algo harto
 complicado antes de las generales de noviembre. El futuro es  una 
incógnita. El presente, una amarga victoria de un PP que no quiso ver lo
 que se avecinaba.
(*) Director de La Verdad 

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