ALCANTARILLA.- La Consejería de Turismo, Cultura, Juventud y Deportes ha propuesto una
delimitación de protección del Convento de los Mínimos o de San
Francisco de Paula, en Alcantarilla. El objetivo es proteger este
conjunto monacal del siglo XVIII de cualquier actuación que pueda
comprometer su contemplación e integridad.
El director general
de Patrimonio Cultural, Patricio Sánchez, ha visitado este Convento del
que actualmente se está tramitando su declaración como Bien de Interés
Cultural, con la categoría de monumento.
Así, el director
general ha explicado que "la delimitación incluye edificaciones
históricas y espacios que guardan una relación coherente y armoniosa
entre sí".
"Así pues, la delimitación está justificada por constituir el
entorno visual y ambiental del monumento, en el que cualquier
intervención puede suponer una alteración de las condiciones de
percepción del bien y del carácter del espacio que lo rodea", ha
apostillado.
"De este modo, todas las actuaciones que hayan
de realizarse en el monumento o en su entorno propio deberán contar con
la previa autorización expresa de la Dirección General de Patrimonio
Cultural", según Sánchez.
El trazado de protección abarca
desde la plaza de San Francisco, continuando por las calles Padre
Damián, Pepe de Santos, Santo Ángel, Virgen de la Caridad y Manuel
Abizanda Vera, hasta la plaza del Sabio Lorente. El trazado continúa por
las calles de Nuestra Señora de la Salud y pintor Mariano Ballester,
hasta la calle de la Subida de San Francisco.
Asimismo, se ha
completado la definición del Bien de Interés Cultural integrando partes
del complejo como la propia iglesia, el claustro, el torreón y algunas
de las dependencias que se conservan.
En el segundo cuarto del siglo XVIII, la comunidad de Mínimos,
instalados en Alcantarilla desde 1704, trajo a maestros competentes de
su orden en materia arquitectónica, entre los que se encontraban fray
Luis Montalvo Villaseñor, fray Juan Montalvo y fray Vicente Sevilla, y a
esta época pertenece lo que persiste del conjunto monacal.
De la edificación barroca, situada en la plaza del convento de
Alcantarilla, restan la iglesia, de la que sólo permanece la fachada y
parte del arranque de las torres a ambos lados, y constituye la parte
más significativa de cuanto queda, junto con el claustro, escalera y la
dependencia que hace las veces de templo y tiene su entrada por la plaza
de San Francisco.
Además, se conserva la parte del convento que da al
huerto.
La fachada de la iglesia, de ladrillo y zócalo de
piedra, se estructura en tres calles mediante pilastras, que no
conservan su capitel, y con ventanas laterales.
La portada es de piedra y
se ordena con pilastras de orden compuesto y remate con fragmentos de
frontón curvo, persistiendo un bloque central de piedra sin labrar sobre
el vano de acceso, posiblemente pensado para acoger un relieve con la
imagen del titular, San Francisco de Paula, o una representación
mariana.
La escalera, de planta cuadrada, cuenta con cúpula
de base poligonal decorada con veneras y otros motivos en las pechinas.
El claustro es cuadrado, de tres plantas, en donde alternan pilastras
cajeadas y frontones curvos, triangulares y mixtos. También destacan los
dos relojes solares que se ubican en dos de los lados y a distinta
altura, uno de ellos (datado en 1709) en la pared del sur.
El
convento ha estado ligado a la historia del municipio. En origen, la
fundación sirvió como hospicio y hospital para Alcantarilla y su
comarca. De 1721 a 1967 estuvo instalada en la iglesia la patrona de la
localidad, la Virgen de la Salud, posteriormente trasladada a la
parroquia de San Pedro Apóstol.
En 1860, a raíz de las desamortizaciones, el convento pasa a manos privadas, y en 1950 se instaló una fábrica de utensilios y material auxiliar de panadería.
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