MADRID.- Los cuatro bancos surgidos por la fusión de antiguas cajas de ahorro y 
aún sin cotizar en Bolsa, como se pretende por parte de los distintos 
supervisores y reguladores, se van a tomar su tiempo para dar el paso en
 su salto a los mercados de renta variable, según se escribe hoy en www.capitalmadrid.com 
El presidente de Kutxabank, 
Gregorio Villalabeita, ya se ha desmarcado de esas pretensiones y está 
dispuesto a asumir el coste del fondo de reserva que se le imponga antes
 de que las tres cajas vascas pierdan el control sobre el grupo. 
Desde 
BMN, Ibercaja y Unicaja se esgrime la compleja situación actual de los 
mercados para aplazar casi al máximo la decisión.
La enorme volatilidad existente en las bolsas y los malos 
precedentes de antiguas colocaciones de bancos, como el caso de 
Bankia en julio de 2011, son dos argumentos de peso para que la 
ansiada cotización de los cuatro bancos que se mantienen al margen 
del escrutinio de los mercados se vaya a prolongar más allá de lo 
que se desea por parte de algunos reguladores y supervisores, 
como el Banco de España.
Durante los últimos meses, se había especulado que BMN, la 
entidad presidida por Carlos Egea (imagen) y bajo el control accionarial 
del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), preparaba su 
salto al mercado de renta variable para finales de este mismo 
ejercicio.
En cambio, ahora tan sólo queda la voluntad pero 
sin una fecha concreta. El propio Carlos Egea ha confirmado su 
intención de cotizar cuando esté "finalizado el proceso de 
reestructuración, saneamiento y recapitalización", como 
decía hace poco más de una semana en un encuentro con directivos del
 grupo.
En círculos próximos a estas entidades comparan la apertura de su capital a nuevos inversores, mediante su salida a bolsa, con el regalo envenenado que suponía el mítico Caballo de Troya. "El temor ya no es tanto de acabar en manos de algún grupo bancario español. La mayor preocupación es que se cuelen determinados fondos, con una permanencia en entredicho y con pretensiones de controlar la gestión".
Desde hace varios meses se habla, o casi se invita como es el caso de Banco de España, a un nuevo proceso de integración y reestructuración del sector financiero español, ante la dificultad de lograr una rentabilidad suficiente que cubra el coste del capital. Pese a estos vaticinios, la mayoría de los bancos confirman su capacidad para ser independientes sin necesidad de fusiones o integraciones.
En círculos próximos a estas entidades comparan la apertura de su capital a nuevos inversores, mediante su salida a bolsa, con el regalo envenenado que suponía el mítico Caballo de Troya. "El temor ya no es tanto de acabar en manos de algún grupo bancario español. La mayor preocupación es que se cuelen determinados fondos, con una permanencia en entredicho y con pretensiones de controlar la gestión".
Desde hace varios meses se habla, o casi se invita como es el caso de Banco de España, a un nuevo proceso de integración y reestructuración del sector financiero español, ante la dificultad de lograr una rentabilidad suficiente que cubra el coste del capital. Pese a estos vaticinios, la mayoría de los bancos confirman su capacidad para ser independientes sin necesidad de fusiones o integraciones.

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