MADRID.- Un tercio de la plantilla de Santander España
 ha pedido adherirse al último expediente de regulación de empleo (ERE) 
lanzado a raíz de la reestructuración tras la integración con el Banco Popular. Más de 11.000 personas no quieren seguir trabajando por el equipo de Ana Botín.
 Una cifra nada desdeñable, teniendo en cuenta que es la entidad de 
crédito más grande de nuestro país y la tercera compañía por 
capitalización bursátil (sólo superada por Inditex e Iberdrola), relata vozpopuli.com
Haciendo balance, se podría trata de una buena noticia si
 se mirara sólo desde un prisma meramente operativo o práctico, porque 
el banco no tendrá que realizar ningún despido traumático (en esta 
reestructuración), pero también hace pensar en por qué hay tantas 
personas que quieren dejar su puesto de trabajo. 
Fuentes financieras reconocen que es muy difícil, en algunas ocasiones, contentar a los 'mandos superiores' de la red comercial y la situación se complica aún más para la plantilla del antiguo Popular.
Es muy difícil inculcar una filosofía de empresa y una 
metodología de trabajo nueva a todo un equipo acostumbrado a operar de 
una forma distinta y es por eso que gran parte de estos empleados han 
decidido pedir el ERE, con el fin de evitar ser despedido posteriormente
 o en la próxima reestructuración y con condiciones inferiores. 
El nerviosismo, en el caso de la plantilla de Popular, se
 extiende a su gestora, según reconocen las fuentes consultadas. Al 
equipo de banca privada no le gustó cómo se llevó la venta de Allianz Popular y muchos trabajadores temían por su puesto de trabajo. La situación el pasado año era de nerviosismo, reconocen estas fuentes. 
La presión también era palpable en la red comercial del Banco Santander en 2018. Hay que recordar que la entidad sufrió la salida de 7.500 millones de euros en fondos de inversión
 a nivel global y de más de 1.100 millones en España, lo que provocó más
 presión entre sus empleados para captar el dinero de sus clientes. 
Oferta ¿irrechazable?
A todo esto 
hay que sumar la jugosa oferta que ha conseguido los sindicatos para el 
ERE de este año, mucho mejor si se compara con el de 2017.
El pasado 17 de junio, Santander subscribió con los sindicatos las condiciones ERE que reducirá la plantilla en España en 3.233 empleados. Esta
 vez figuran primas más altas para potenciar la voluntariedad en todos 
los tramos, con hasta 11.000 euros más de prima que en el ERE de 2017 en el tramo de menores de 50 años y hasta 26.000 euros más de prima en el tramo de 50 a 54.
También se establece una revalorización de
 las aportaciones a la Seguridad Social desde los 50 a los 54 años y 
condiciones financieras con interés preferencial para los préstamos 
personales por primera vez (Euríbor +3). Antes, los empleados, cuando 
salían del banco, aunque fuera mediante un ERE, perdían gran parte de 
las condiciones de financiación obtenidas durante sus años trabajados. 
La entidad ha propuesto que los mayores de 55 años opten
 a prejubilaciones con el 75% del salario pensionable, frente al 70% 
ofertado hasta ahora, o el 72% del sueldo más el 58% del complemento 
voluntario. 
Además, el banco plantea que los trabajadores con 50 y 51 
años se acojan al plan de salida en igualdad de condiciones que los que 
tienen entre 52 y 54 años, con un pago único del 60% del importe 
pensionable por 6 años.
A los trabajadores con menos de 50 años o
 con una antigüedad inferior a 15 años en la entidad, el Santander les 
sigue dando la posibilidad de abandonar el grupo con una indemnización 
de 40 días de salario por año trabajado con un máximo de 24 
mensualidades.
Incluye también para este colectivo primas de voluntariedad de 2.000 euros por trienio y
 primas en función de la responsabilidad que ocupen de entre 5.000 y 
hasta 30.000 euros. Para los trabajadores con 62 años o más, el banco 
propone una indemnización de 20 días por año trabajado, con el límite de
 una anualidad.
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