Si el río suena... Las elecciones 
anticipadas son una probabilidad relativamente alta. Pero no por lo que 
haga el independentismo, sino porque el presidente Sánchez tiene escaso 
apoyo parlamentario y una oposición feroz. Y porque lleva camino de 
quedarse sin gobierno antes de su regreso a España, cuando quizá solo 
salga a recibirlo el conserje de La Moncloa.
Bueno,
 dirá el lector, pero ¿qué misterio ha desvelado usted? ¡Ah! Uno 
importantísimo que aclara la razón del desconcertante comportamiento de 
Sánchez en América. El primer chispazo que generó universal perplejidad 
fue poner a Quebec como ejemplo de solución política para España. ¿Podía
 ignorar Sánchez que en Quebec hubo dos referéndums de autodeterminación
 pactados con el Canadá? 
Podía, desde luego, pero es poco verosímil. 
¿Entonces? Entonces es que Sánchez admite ese referéndum porque es 
referéndum perdido por el independentismo, igual, sigue razonando, que 
pasó con los dos referéndums celebrados en España, que los perdió el 
independentismo porque la opción "no independencia" fue mayoritaria. 
Callemos
 el juicio que merece apuntarse como un logro propio la realización de 
dos referéndums (1-O y 21 de diciembre de 2017) contra los que se ha 
luchado con todos los medios, primero los piolines y luego el 155; 
callemos también el que merece hablar de "dos referéndums" cuando ha 
habido cuatro, pues a los dos mencionados han de añadirse el 9-N de 2014
 (por el que están procesados/as Mas, Rigau y Ortega) y las elecciones 
de 27 de septiembre de 2015, que dieron la primera mayoría parlamentaria
 absoluta al independentismo.
Lo
 que no cabe callar es la mentira de que los referéndums los hayan 
perdido los indepes cuando los datos están ahí y dicen que los han 
ganado tanto en votos como en escaños y cuando esto, además, es lo que 
refleja la realidad institucional  de Catalunya y no un país gobernado 
por unas fantasmagóricas taifas no independentistas. 
Por
 otro lado, es imposible también que Sánchez ignore que sumar en el "sí"
 solo el sí explícito y en el "no" el no explícito más los nulos, en 
blanco, otras opciones y quizá hasta las abstenciones, es una trampa 
infantil. Entonces, ¿por qué dice que los resultados reflejan mayoría de
 no independentistas? Porque le traiciona el subconsciente. 
Ese es el 
misterio desvelado: la idea de mayoría y minoría de Sánchez. Como revela
 en sus declaraciones en el extranjero, en donde habla con mayor 
libertad quizá porque tenga menos asesores, la mayoría que él siempre tiene en la cabeza es la mayoría de los españoles.
 ¿Se entiende? 
Si cuento cuántos partidarios de la independencia de 
Catalunya hay en España, además de los 2.060.000 catalanes, quizá me 
salgan 2.060.100; pero si cuento la cantidad de partidarios de la no 
independencia de Cataluña también en España me salen 32.000.000 por lo 
bajo. O sea, la mayoría. La mayoría en que siempre piensa Sánchez cuando
 habla de estos temas. Una mayoría que, según dice creer, es 
democrática.
Pero, ¿lo es? Al respecto leo que el presidente Puigdemont estaría dispuesto a hablar sobre un posible referéndum de independencia de Catalunya en toda España. Estas
 son las cosas que ponen al Estado contra las cuerdas, estos repentinos 
giros. Esta capacidad para plantear cuestiones y debates en los más 
inesperados frentes exaspera a los estrategas nacional-españoles, 
obligados a revisar el argumentario y siempre maliciándose lo peor. ¿Qué
 nueva estratagema habrá planeado el de Waterloo? 
No
 quiero parecer aguafiestas, pero allá por los años noventa del siglo 
pasado se me ocurrió  hacer esta propuesta, un referéndum en toda España
 sobre el derecho de los catalanes a separarse. Solo que proponía una 
fórmula tricotómica: 1) sí; 2) no; 3) que hagan lo que quieran. Por 
aquellos años, mi confianza en la mentalidad abierta y democrática de 
los españoles era muy grande. Creía, ingenuo de mí, que ganaría la 
opción 3). Estaba lamentablemente equivocado: ganaría la 2). Y ganará, 
seguramente, si se realizara ahora.
Y,
 no obstante, es una opción interesante para ir pasando el tiempo y sin 
perderlo demasiado. Al margen de que la Generalitat continúe con su 
programa de gobierno formulado por Quim Torra el pasado 25, no hay 
inconveniente en convocar ese referéndum español sobre Catalunya. Un 
referéndum informativo; en modo alguno vinculante por la razón que se 
expondrá de inmediato. 
El referéndum permitiría visualizar la 
distribución del voto. Y si, como es de esperar, el voto "no" es 
ampliamente mayoritario en España (aprox. 31 millones de electores)  y 
el "sí" ampliamente mayoritario en Catalunya (aprox. 5,5 millones de 
electores), esta imagen será la de la tiranía de la mayoría. Por eso el 
referéndum en toda España no puede ser vinculante, porque ello 
equivaldría a consagrar una vez más la tiranía de la mayoría, tan inicua
 como la de la minoría, aunque se disfrace de otra cosa.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED 

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