MADRID.- Según el último informe del Observatorio de la Juventud en España,  que depende del Instituto de la Juventud (Injuve), desde el año 2008 a  la actualidad, el 20,7% de los jóvenes entre 16 y 29 años emancipados,  más de medio millón de personas, han tenido que volver a casa: ha  llegado la desemancipación.
De hecho, sólo en el último  año 140.500 jóvenes (el 6,8% de los emancipados) han tenido que regresar  a casa de sus familiares al no encontrar medios para subsistir de  manera independiente.
Tampoco ayudará que el nuevo Gobierno del PP  elimine, como ya ha anunciado, la subvención al alquiler de 210 euros  al mes, que el Ejecutivo de Zapatero creó en 2007. La supresión de la  Renta Básica de Emancipación se mantendrá para los 300.000 jóvenes que  ya la cobran, pero unos 75.000 jóvenes con ingresos anuales inferiores a  22.000 euros, se quedarán sin ella.
Ángel  de la Fuente, investigador del Instituto de Análisis Económicos (CSIC),  señala en el diario 'Público' que la inexistencia de posibilidades para la emancipación  retrasa la edad de formar una familia y afecta a las capacidades  personales y psicológicas. "Si es una situación temporal no pasa nada  grave, pero si el problema es de larga duración puede provocar problemas  psicológicos y de autoestima en los individuos", señala.
No obstante, la desemancipación  no ha afectado a todos los sexos por igual. En los últimos años ha  regresado al hogar un porcentaje de hasta diez puntos mayor en el caso  de los hombres que en el de las mujeres, según los datos del Injuve. 
 Este dato es explicado por Luis Ayala, catedrático en Teoría Económica  de la Universidad Juan Carlos I, como consecuencia del derrumbe del  sector inmobiliario. "Es obvio que aunque toda la economía se ha visto  afectada por igual, eran más los hombres jóvenes que se han visto  afectados. Eran ellos los que se ponían el mono de albañil recién  acabada la ESO o el Bachillerato", señala. 
Julio  Carabaña, catedrático de Sociología en la facultad de Educación de la  Universidad Complutense de Madrid,    considera que "no conviene  exagerar" ya que "la edad de emancipación se ha venido retrasando desde  los años setenta y eso no es atribuible a la pobreza". Carabaña insiste  en 'Público' en que ahora los jóvenes "son más ricos que nunca", pero sus  expectativas han cambiado. "Antes, la emancipación era siempre en pareja  y con mucha pobreza. No se contemplaba, como ahora, la emancipación en  solitario", explica.
El problema de la desemancipación no  afecta sólo a jóvenes sin estudios víctimas de la burbuja del ladrillo.  Hay un sector de la población especialmente azotado por la recesión:  los estudiantes. "Siempre les hemos dicho a nuestros jóvenes que si  estudian obtendrán trabajo y mejorarán su nivel de vida. Hemos  mitificado la formación", opina Ayala. 
Son muchos los jóvenes licenciados españoles que, tras volver a  casa de sus padres, han optado por irse fuera para continuar su  formación o, simplemente, para lograr un trabajo que les haga salir de  la monotonía en la que el paro ha convertido su vida. 
El  catedrático Ayala afirma que la realidad que están viviendo muchos  jóvenes simboliza la ruptura de la movilidad social ascendente. Es  decir, que esta generación de jóvenes posiblemente vivirá peor que sus  padres. El catedrático también señala que se produce una brecha social  entre aquellos jóvenes que se pueden permitir continuar su formación en  el extranjero a la espera de que la crisis amaine y los que no pueden  seguir pagándose su formación ni con la ayuda familiar. 
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