Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, acusado durante nueve 
meses por la oposición de “okupa de la Moncloa”, tras ganar una moción 
de censura contra el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy, ha ganado 
este domingo de forma clara el poder que supone gobernar desde el 
Palacio de la Moncloa pasando de 84 escaños, que consiguió en las 
elecciones generales de 2016, a 122, doblando casi los escaños que ha 
conseguido el que ha sido el principal partido de la oposición, el 
Partido Popular de José María Aznar, Mariano Rajoy y, sobre todo, el de 
su nuevo líder Pablo Casado, que ha pasado de 137 diputados a solo 66. 
La derrota más dura del partido de la derecha española.
La aparición en el panorama político de un quinto partido, Vox (el 
quinto jinete) que ha querido aglutinar a la extrema derecha y a un 
peculiar populismo; el intento del líder del PP, Pablo Casado, de 
competir con ellos, radicalizando, día a día su discurso, ejerciendo una
 oposición radical, con un lenguaje desproporcionado y la propia crisis 
interna que está viviendo el PP, tras la marginación de dirigentes 
valiosos que han quedado en la cuneta y substituidos por candidatos 
sorpresa, son los principales factores que han influido en el 
hundimiento del partido.
Algo parecido le ha ocurrido a Ciudadanos que aunque ha conseguido 
aumentar sensiblemente su presencia en el Parlamento (de 32 a 57), 
manteniéndose en el tercer partido del país, muy cerca al PP, al que ha 
contribuido a su desastre robándole diputados, no ha sabido valorar lo 
que suponía el fenómeno Vox y su apoyo para sacar al PSOE del poder en 
Andalucía, después de casi cuarenta años de gobierno ininterrumpido, 
después de haberlo apoyado durante tres años.
La gran sospesa ha sido Podemos (bautizado como Unidas Podemos) que 
pierde treinta diputados, por sus divisiones internas y por determinados
 comportamientos de sus dirigentes, pero que ha sido salvado del 
hundimiento total por Pablo Iglesias, que ha conseguido hacer una gran 
campaña electoral, ganar los dos debates electorales y articular, a 
pesar de la pérdida de poder en el Parlamento, un Gobierno de izquierdas
 sobre el que ya ha hablado, según ha manifestado Iglesias, con Pedro 
Sánchez, y para el que se necesitara tiempo, discreción y paciencia.
Lo que evidencian los resultados hechos públicos por el Ministerio 
del Interior, es que, visto el reparto de escaños, a partir de ahora, y 
con cinco partidos en el arco político, España entra en la órbita de los
 países europeos, donde la tendencia es la formación de Gobiernos de 
coalición. 
Los gobiernos en minoría y las coaliciones entre varios 
partidos son habituales en la Unión Europea e, incluso hay países, como 
Portugal y Bélgica, donde los primeros ministros no son de la formación 
que ganó las elecciones, como ha ocurrido hasta ahora en España donde en
 los últimos meses, ha gobernado en minoría Pedro Sánchez, después de 
ganar una moción de censura que descabalgó del poder a Mariano Rajoy, 
que fue el ganador de las últimas elecciones generales.
Este tipo de gobiernos conviven con amplias mayorías como la de 
Macron en Francia, la gran coalición en Alemania y la euroescéptica y 
populista que se ha formado en Italia entre la Liga y el M5S, que 
también tiene mayoría absoluta. Haciendo un repaso general en Europa hay
 gobiernos de coalición en Holanda, Dinamarca, Suecia, Finlandia y 
Estonia, y en algunos de ellos las coaliciones gobiernan, además, con 
minorías parlamentarias como ha gobernado Pedro Sánchez, hasta que el 
independentismo catalán le forzó a la convocatoria de elecciones tras 
rechazar los Presupuestos Generales del Estado.
Hasta ahora Sánchez se ha venido resistiendo a esos Gobiernos de coalición, entre otras razones por sus choques históricos con quien 
además de Ciudadanos (con el que llegó a firmar el llamado “Pacto del 
Abrazo", totalmente olvidado por el partido naranja, hasta el punto que 
durante toda la campaña electoral Albert Rivera ha venido insistiendo en
 el cordón sanitario a Sánchez y a los socialistas) con el que tenía 
posibilidades de pactar: Podemos. Pero Podemos boicoteó la primera 
investidura de Sánchez y, posteriormente, intentó el “sorpasso” al PSOE.
En esta campaña, desde su inicio, Pablo Iglesias, cuya estrategia 
pasaba por salvar al partido de su hundimiento, ha apostado (tras la 
ayuda que le prestó a Sánchez en la articulación de la moción de censura
 y en su triunfo) por un Gobierno de coalición con el PSOE. Solo al 
final de la campaña electoral, el candidato socialista ha hablado 
claramente de Gobierno de coalición en una de sus entrevistas 
periodísticas, jugando hasta entonces, con el factor de una mayoría 
suficiente para gobernar en solitario. Situación que a partir de ahora, 
desaparecido el bipartidismo, e instalado el quinto partido, se presenta
 como imposible.
Desde primeras horas de la mañana de este domingo 28 de abril todas 
las incógnitas han girado en torno a ese quinto partido (el llamado 
Quinto Jinete) que ha amenazado, y lo ha conseguido, distorsionar todo 
el mapa político, hundiendo al Partido Popular con las mismas tácticas y
 con la misma política de Donald Trump en Estados Unidos y Bolsonaro en 
Brasil. 
Y situando, además, a España en la órbita de los partidos 
populistas de derechas que, en estos momentos, tienen un importante 
protagonismo en numerosos países de Europa como Francia, Italia, 
Hungría, Austria e, incluso, algunos países nórdicos.
(*) Periodista y economista

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