Las primeras autoridades en algunas 
sociedades humanas, antepasadas de las nuestras, fueron jueces y reyes. 
Está en la Biblia. Por eso no hacía falta mencionar el tercer estamento,
 el de los sacerdotes. Estos se reservaban el reino de los cielos (y 
buena parte del de la tierra, a ser posible, toda) y el siglo quedaba a 
cargo de los jueces y los reyes. Estos para ejercer un poder justo y 
aquellos para administrar la justicia en nombre de ese poder. Ya desde 
el comienzo dieron problemas y así han seguido hasta hoy. 
El
 rey Felipe VI, de su padre mejor es no hablar, ha dado abundantes 
pruebas de animadversión hacia Catalunya. Su famoso discurso del 3-O, 
por el cual se le han pedido disculpas reiteradamente, fue una pieza de 
altanería, autoritarismo y desprecio por ignorancia de las víctimas del 
1-O. 
Era sin embargo de esperar en quien, en su discurso de 
entronización aseguró en gesto de magnanimidad el derecho de los 
españoles a sentirse españoles como les diera la gana pero no, en 
absoluto, pues ni lo mencionó, el derecho a no sentirse españoles. Desde
 entonces se han sucedido muchos acontecimientos, pero todos se resumen 
en un hecho: el rey de España es rey en Catalunya en contra de la 
voluntad de una mayoría de catalanes/as.
Los
 jueces ya venían avisando hace tiempo de qué pie cojeaban. En concreto 
del pie "atado y bien atado" del franquismo. Ahora se sabe que el 
célebre juzgado de instrucción nº 13 de Barcelona había estado investigando el 1-O desde el primer momento, a pesar de haberlo negado públicamente. Se sabe también que la provisión de plazas en sitios estratégicos (Llarena en el Supremo, por ejemplo)
 se hace por procedimientos altamente cuestionables. 
La administración 
de justicia tiene un sesgo fuertemente franquista y corrupto. Por si 
había alguna duda se destapa ahora un chat de la magistratura, más o 
menos al amparo del CGPJ, en el que los intervinientes dejan claro que 
consideran el independentismo no como una ideología con el mismo derecho
 a existir que las demás siempre que, como es el caso, sea no violenta, 
sino como un delito. 
Los
 jueces aplican la "justicia" del rey y lo hacen sin escrúpulos, aun 
sabiendo que, al enjuiciar un conflicto con el independentismo, cometen 
prevaricación pues son jueces y parte. A la vista de este chat, que las 
redes ya han bautizado aviesamente como forojueces por las barbaridades que en él se leen,
 y que es de esperar actúe ya en todas las instancias europeas 
pertinentes, Catalunya no puede esperar justicia en los tribunales 
españoles. 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

No hay comentarios:
Publicar un comentario