Ya sabemos que moverse y arriesgar no es lo suyo pero todavía está a 
tiempo Mariano Rajoy de dar la campanada y levantar la losa (mas bien la
 lápida) que pesa sobre la renovación del PP. Y esto de las elecciones 
ya sabemos que las carga el diablo y que nunca se sabe por mas que las 
encuestas se le presenten bien al PP y mal a Sánchez, sobre todo desde 
que Iglesias conquistó el corazón de Garzón.
Pero el PP sigue paralizado y ornado por la mala fama de escándalos 
de la corrupción. Y si cada día tiene su afán para el PP también suele 
tener un nuevo caso de corrupción. Un día es Rita, otro Soria, otro 
Cañete, otro Pujalte y en las últimas horas el diputado madrileño del 
PP, Ortíz, enésima rana que empieza a cantar en la charca de Esperanza 
Aguirre y que Cristina Cifuentes sacará de la política a la primera 
oportunidad.
¿Y cuantos mas escándalos del PP están por salir de aquí al 26-J, o 
de reactivarse en los tribunales y los medios los que ya están en 
marcha? No se sabe pero cualquier cosa puede pasar.
Si eso es así ¿no ha pensado Rajoy hacer algo nuevo e importante 
antes del 22 de mayo, fecha tope de presentación de las listas de 
candidatos? Y no solo para evitar la pesada carga de la responsabilidad 
política de la corrupción que está en sus espaldas, sino para insuflar a
 votantes y militantes del PP un nuevo impulso y una ilusión, mas allá 
del discurso del miedo al coco y se come a los niños que duermen poco.
Además, ¿no es mar cierto Mariano que el PP sacaría mas votos con un 
nuevo y mas joven candidato y tendría mas oportunidades de formar 
Gobierno y de pactar con PSOE y C’s? Pues si que es cierto y ¿entonces 
en que lugar quedan en todo esto el interés de España y del PP?
Si ya sabemos que no se le puede pedir peras al olmo, pero el que 
avisa no es traidor porque las urnas son un misterio y con tres partidos
 en la barrera de los 80 diputados puede pasar de todo con la Ley D’ 
Hont, e incluso que PP pierda entre 6 y 10 escaños por culpa de los 
restos de votos en varias provincias clave. Por ello el PP necesita 
mejorar mucho sus resultados del 20-D. Y dicen que lo harán por el miedo
 a Podemos, porque piensan recuperar votos de la abstención y parte de 
los que se fueron con Ciudadanos. Y puede que eso sea así pero ¿y si no?
Y ¿qué ocurriría en la campaña electoral si de pronto Pablo Casado, u
 otro dirigente del PP, aparece en la cabecera del cartel electoral del 
PP? Pues revuelo, expectación, iniciativa, giro al centro, recuperación 
de la gente joven que se fue a C’s, la corrupción queda anclada en un 
tiempo anterior, los debates electorales entre candidatos jóvenes 
parecen mas dinámicos y mas modernos y las encuestas mejoran las 
expectativas del PP.
Pero claro Mariano no se quiere ir por nada del mundo. Quiere volver a
 ganar aunque sea por los pelos y aunque el PP se quede fuera del 
Gobierno. Y parece la obsesión de Rajoy ver pasar por delante de sus 
narices el cadáver político de Pedro Sánchez antes de dar él un paso 
atrás, o a un lado. Porque si se sacara a Pablo Casado de la manga de 
túnica podría permanecer como presidente del PP hasta el próximo 
Congreso del Partido Popular.
Pero es inútil, ‘perded toda esperanza’, como reza el cartel a las 
puertas del infierno del Dante. Si tomara una decisión así ese no sería 
Rajoy. El, como presume, es ‘previsible’ y eso es lo malo porque el PP 
necesita un golpe de mano imprevisible y novedoso y eso no se ve ni se 
le espera.
Bueno, Mariano a ver si cuela una solución ‘B’, ¿qué tal Pablo Casado
 de número dos por Madrid? Menos da una piedra. Pues mucho tememos que 
ni siquiera eso. Mariano es como es, como un plato y como un vaso de 
aquellos antiguos de Duralex.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés

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