Las listas de espera son uno de los indicadores que con más 
sensibilidad vinculan efectividad del sistema con satisfacción de los 
pacientes. La literatura científica señala que, efectivamente, a los 
ciudadanos les interesan listas de espera con tiempos de demora 
razonables, pero también que hay otros aspectos de su gestión que pueden
 llegar a ser más importantes; en general, sabemos que a las personas no
 les importa esperar mientras sepan cuánto tienen que esperar o cómo se 
les ha ordenado en la lista.
Como muestra el 5º informe de la ADSP recientemente publicado, en la Comunidad de Murcia se espera mucho y se espera mal.
Se espera mucho porque en más de un tercio de las citas de la primera
 visita se incumple la normativa de tiempos máximos, con una demora 
superior a los 60 días; en casi el 20% de las citas, ésta es mayor de 
100 días. En País Vasco, por ejemplo, la espera media para consultas 
externas en la misma fecha era de 25,7 días; en Madrid de 26,7.
Además, existen unas diferencias entre Áreas de Salud absolutamente 
impresentables. La asimetría en las demoras señala una frontera entre 
murcianos de primera (los del Norte) y murcianos de segunda (los del 
Sur): la mediana de demora del Área de Salud del Mar Menor es de 138,5 
días; la de Lorca, 78,5; en Cartagena, 70 días. Mientras que en Caravaca
 es de 15 días; Cieza, 24; Yecla, 29; Arrixaca, 41.
Se espera mal porque los ciudadanos no saben cuándo se les 
atenderá en múltitud de listas de espera que, por no constituir primeras
 visitas, están ocultas (por ejemplo no son transparentes las demoras 
para unidades específicas donde se llega tras un primer filtro; 
tampoco las demoras para revisiones). Es común ver en los hospitales 
pacientes y familias peregrinar por los pasillos buscando a alguien que 
les pueda decir “cuándo les toca”. También acudir a Urgencias 
solicitando ayuda. Normalmente los esfuerzos son baldíos. Nadie lo sabe 
en realidad. En otras comunidades autónomas los ciudadanos pueden 
consultar on-line el día de su cita.
La sensación es de casi total improvisación y falta de control del 
proceso. El extremo de maltrato de la administración a los ciudadanos es
 cuando se producen dos circunstancias. La primera es aquella en la que 
no se da cita directamente desde el Centro de Salud y el paciente tiene 
que esperar a que se le llame. La ADSP-RM ha comprobado que esto ocurre 
en el 33,8% de todos los procesos de citación realizados desde atención 
primaria. La otra circunstancia es más grave ya que en 10 
especialidades, la agenda está cerrada: se informa a los ciudadanos que 
“vuelvan otro día para ver si ya se ha abierto”. Ambas situaciones se 
dan con más prevalencia en las áreas donde las listas de espera son más 
elevadas, sobre todo Mar Menor y Lorca.
Estas anomalías además de un maltrato a los ciudadanos quitan toda 
credibilidad a los ya malos datos oficiales. En conjunto, hay tiempos de
 espera no contabilizados (los días que tarda el ciudadano en ser 
llamado y los días que tarda la agenda en abrirse) en casi el 40% de las
 primeras citas de la Región.
Es claro que en la Región de Murcia las listas de espera están 
señalando un enorme fracaso de los gestores y políticos responsables del
 adecuado funcionamiento del sistema público de salud. Y no es falta de 
inversión; es mala gestión. Como señaló el economista de la Universidad 
de Murcia, Profesor Fernando Sánchez en su conferencia en el acto convocado por ADSP-RM,
 en la Región gastamos 2,3 puntos más de PIB en sanidad que la media del
 estado. Sin embargo, como vemos, tenemos listas de espera con más 
demoras, más opacas, más inequitativas y peor gestionadas. En las Áreas 
de Salud del Mar Menor y Lorca se podría hablar de un verdadero colapso 
del sistema.
Se necesitan reformas urgentes que vayan mucho más allá de los 
carísimos e inefectivos planes de choque. En el Informe de la ADSP-RM 
hacemos algunas propuestas: transparencia, equidad, acceso, 
participación y eficiencia.
Desde luego, alguien tendría que asumir responsabilidades políticas por este (repetido) gran fiasco.
(*) ASOCIACIÓN PARA LA DEFENSA DE LA SANIDAD PÚBLICA – MURCIA

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