Fue uno de los primeros tuit que dio la vuelta al mundo en la 
madrugada del sábado 26 de Noviembre, poco después de que al actual 
presidente de Cuba, Raúl Castro, anunciara la muerte de su hermano y 
líder de la Revolución, Fidel Castro Ruz. Fue un tuit que me pareció 
conmovedor y, en el fondo, de una gran ternura: “Faltan varias horas 
para el primer amanecer sin Fidel Castro que he vivido en mi vida…”. El 
tuit pertenecía a la bloguera cubana Yoani Sánchez, autora de uno de los
 blogs más leídos del mundo: “Generación Y”.
Un blog que ha pasado por todo tipo de peripecias políticas, y que 
traducido por voluntarios de fuera de Cuba a una quincena de idiomas, es
 la información diaria que siguen quince millones de personas, y que 
desde la Habana, envía Yoani Sánchez, 41 años, hija de militantes 
comunistas y galardonada con todo tipo de Premios (para ella el partido 
español UPyD pidió el Nobel de la Paz), entre ellos el Ortega y Gasset 
del periódico El País. Seguía siendo madrugada en La Habana y Yoani como
 si estuviese viviendo un sueño contaba.: “El hombre que decidió cada 
detalle de la #Cuba en la que nací y crecí, ya no está”. “Una extraña 
levedad se extiende por la Isla”, describió más tarde.
Mi madre creció bajo Fidel Castro, yo nací bajo Fidel Castro… mi hijo
 nació bajo Fidel Castro, mis nietos nacerán sin Fidel Castro”, afirmó. Y
 agregó: “Fidel Castro murió este 25 de noviembre, pero el ‘fidelismo’ 
lleva varios años sepultado”. “No está, se fue, hemos sobrevivido a 
Fidel Castro”, aseguró, para después, definir la partida del líder 
revolucionario como “el portazo final al siglo XX”.
Y efectivamente, llevaba sepultado desde hacía una década, cuando, 
enfermo y cansado, a punto de morir y después de que le salvase una 
operación a vida o muerte, el que en La Habana se conoce como el “doctor
 milagros”, José Luis García Sabrido, 71 años, jefe del servicio de 
Cirugía General III del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, cede el 
poder a su hermano Raúl. Entonces el Comandante, cambia el traje militar
 por el chándal y deja de aparecer en la Televisión con sus largos e 
interminables discursos sobre las vacas, su producción de leche, y su 
obsesión de explicar cómo se podía crear una raza propia más productiva,
 o enseñando a cocinar con la nueva olla soviética que acababa de llegar
 de Moscú, o dando consejos a los agricultores, sobre lo que había que 
plantar y cómo, o relatando durante horas, los logros y éxitos de la 
Revolución.
Desde hace años, como pasó en España, la opinión pública se 
preguntaba angustiada el “después de Franco, ¿qué? (“después de Franco, 
decían los franquistas, “las Instituciones”), en Cuba, los cubanos 
también se preguntan qué pasará después de Fidel, cuando en realidad, 
después de Fidel ha venido su hermano, que era vicepresidente del 
Gobierno, segundo secretario general del Partido Comunista, y ministro 
de Defensa. En estos diez años de reinado de Raúl, se ha legalizado el 
trabajo por cuenta propia, ha aumentado la compra y venta de automóviles
 y casas, se ha liberalizado el consumo, las remesas han aumentado 
espectacularmente, se ha producido una notable apertura en la inversión 
extranjera, se ha flexibilizado algo la política migratoria, el aumento 
del turismo ha sido notable, y la apertura iniciada por Barack Obama 
está haciendo cambiar muchas cosas en La Habana.
Hay cambios con los que Fidel no estaba muy de acuerdo porque el 
Comandante, seguía siendo la última instancia y no todo lo contaba en 
sus “Reflexiones” que eran la manifestación de la doctrina oficial y de 
lo que pensaba el líder de la Revolución. Por eso, habrá que preguntarse
 no después de Fidel, que sino “después de Raúl, ¿qué?, e incluso 
,”después de Obama ¿Qué?”, porque después de Obama, dentro de unas 
semanas, viene Donald Trump y Trump, por lo menos en su campaña 
electoral, ha prometido revertir la política de los demócratas y de 
Obama, aunque eso no garantiza nada porque ha dicho eso y… lo contrario.
 Su reacción a la muerte de Fidel, con todo tipo de descalificaciones, 
es una muestra, según algunos analistas, de que los acuerdos de su 
antecesor están heridos de muerte.
Lo más probable es que, por el momento en Cuba no cambie nada o que, 
en todo caso, las reformas que ha comenzado a introducir Raúl se 
aceleren poco a poco, buscando convertir a la isla en un modelo parecido
 al de China o Vietnam. Raúl, tiene 85 años y ha prometido retirarse en 
2018 para dar paso a una nueva generación, cuyo representante más 
visible hoy es el vicepresidente Díaz Canel, 55 años, duro 
ideológicamente, pero pragmático y que siempre se ha movido en la órbita
 de los dos hermanos. Sería el representante de una “sucesión ordenada”,
 a menos que en estos dos próximos años alguien descubra una 
“conspiración” y se produzca otra nueva purga, como ocurrió hace cuatro 
años, cuando cayeron Carlos Lage Dávila y Felipe Pérez Roque, que según 
Fidel “se rindieron a las mieles del poder” y se vieron envueltos, sino 
en actos de corrupción, en actividades incompatibles con la “moral 
revolucionaria”.
Y todo bajo la atenta mirada del Ejército que controla las 
principales empresas del país, un sesenta por ciento de lo que es hoy la
 economía de Cuba.
(*) Periodista y economista

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