Los dirigentes nacionalistas que apoyan la independencia de Cataluña 
dirán que todo esto que se está diciendo de Europa, las empresas y los 
bancos forma parte de la campaña del miedo que España está lanzando 
contra el electorado catalán. Y que todos esos problemas de los que se 
hablan tienen muy fácil solución y en nada afectarán a los catalanes si 
consiguen independizarse de España.
Pero lamentablemente para ellos, y esperamos que así lo entienda la 
ciudadanía catalana, los riesgos de los que se habla para Cataluña en 
caso de secesión son reales y serían imparables si se llega a semejante 
situación.
Lo único que debería dar miedo al pueblo catalán es un gobierno de 
Mas en compañía de ERC y CUP camino de la independencia. Todo lo demás 
son hechos claros, Tratados que existen y cuentas verdaderas que por fin
 responden al mentiroso cuento de la lechera de Mas que, cada día que 
pasa, se ve contestado por la cruda y dura realidad frente a una 
propuesta inviable que llevaría a Cataluña y a los catalanes a un tiempo
 de ruina, aislamiento y desolación.
En los pasados días fueron los líderes europeos, la Comisión de la UE
 y el presidente Obama quienes hablaron con claridad. Después han sido 
los empresarios de Cataluña y España los que han lanzado todas sus 
advertencias y avisado del oscuro panorama económico, comercial y 
laboral que espera a una Cataluña independizada. Y ayer fue el turno de 
la Banca, a través de sus principales asociaciones AEB y CECA que 
advierten a los ciudadanos catalanes que su bancos se verán obligados a 
abandonar el territorio catalán en caso de independencia, dejando en la 
peor incertidumbre los ahorros y el crédito catalán, y todo ello sin la 
protección del BCE y del Banco de España.
Y todavía falta por pronunciarse al respecto el sector inmobiliario, 
una vez que la independencia provocará una caída en picado del valor de 
las viviendas, oficinas y terrenos en Cataluña, lo que sin duda afectará
 al patrimonio de familias y empresas por la devaluación de sus activos.
Lo que está pasando ahora en Cataluña es muy sencillo: hemos pasado 
del monólogo de Artur Mas sobre las bondades de la independencia bajo el
 control absoluto de los medios de comunicación públicos y una parte de 
los privados; y ahora ocurre que, en la campaña electoral, por fin 
aparece otra versión distinta, realista y documentada. Y presentada por 
los auténticos protagonistas de la política europea y americana, y los 
máximos representantes de las empresas, el comercio y la banca de toda 
España. Y frente a ese muro de realidades Mas y Junqueras ya no saben 
qué decir y balbucean excusas que carecen de credibilidad.
La conclusión es bien sencilla: Mas y Junqueras han mentido a todos 
los catalanes y escondido sus falsedades en un bonito envoltorio de 
sentimientos nacionales que, de triunfar, acabarían en un gigantesca 
frustración. Y si Mas y Junqueras no ofrecen garantías de estabilidad, 
de ubicación internacional y prosperidad, entonces ¿qué ofrecen?
Lo más grave de esta situación -que también dañará a España- es que 
los efectos negativos económicos y sociales de semejante disparate se 
comenzarán a sentir en Cataluña inmediatamente después del 27-S si Mas 
consigue la mayoría absoluta de escaños para gobernar, e incluso antes 
de que se avance hacia la independencia. Y entonces algunos van a 
comprobar quién decía la verdad. Y entonces sí que llegará el turno de 
la cruda realidad y entonces tarde y mal los que ahora se declaran 
entusiastas secesionistas tendrán que empezar a rectificar y explicar a 
los ciudadanos catalanes lo que entonces empezará a demostrar quien 
decía la verdad.
(* Periodista

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