ALMERÍA.- La quinta edición del informe Análisis de las exportaciones agroalimentarias, publicado por Cajamar y elaborado por Jaime Palafox,
especialista en mercados y comercio agro-alimentarios, recoge que la
balanza comercial agro-alimentaria española marcó un récord histórico en
2024, impulsada por el crecimiento del valor de las exportaciones, que
aumentaron un 5,9 % interanual hasta alcanzar los 74.231 millones de
euros.
En los últimos cinco años, las exportaciones agro-alimentarias han
crecido un 7,8 % anual de media, frente al 5,7 % del total de bienes.
Igualmente, en los últimos diez años, el agro-alimentario ha crecido al
6,8 % frente al 4,8 % general. Este crecimiento se acompañó de una
recuperación del volumen de las ventas al exterior (+ 4 %), con
incrementos del 12 % en aceite de oliva y del 6 % en frutas y
hortalizas, si bien cayeron en porcino, pescados y mariscos y vinos.
Con estas cifras, el superávit de la balanza comercial
agro-alimentaria marcó un récord histórico con 18.449 millones de euros,
lo que sitúa al sector, un año más, como el de mayor saldo positivo de
la economía española, a una diferencia notable de los demás.
En la
comparativa con las exportaciones agro-alimentarias del resto de países
de la Unión Europea, España mantiene su cuarto puesto por detrás de
Países Bajos, Alemania y Francia y por delante de Italia.
Gracias al impulso de las ventas en el último año, las exportaciones
agro-alimentarias españolas se posicionan más cerca que nunca de los
81.993 millones de euros de Francia. De hecho, de mantenerse los mismos
ritmos de crecimiento para ambos países, en 2026 las exportaciones
agro-alimentarias de España superarían a las francesas.
El sector agro-alimentario no solo gana peso, sino que se convierte en
un pilar estructural del crecimiento exterior del país. Y lo hace pese a
que ya hace diez años suponían un volumen significativo de las ventas
totales: crecer año a año sobre valores que de base ya son altos es
especialmente relevante.
A lo largo de los últimos veinte años, esta evolución ha sido
constante. En 2004 el saldo comercial agro-alimentario español era
prácticamente neutro, hasta 2009 no superó los 1.000 millones de euros
positivos y fue en 2016 cuando rebasó por primera vez los 10.000
millones de superávit.
En 2004, las exportaciones agro-alimentarias
apenas excedían los 20.000 millones de euros. Hoy casi cuadruplican esa
cifra. En paralelo, el peso del sector en el conjunto de las
exportaciones ha pasado del 12 % al 19 %. Este avance no es casual, sino
fruto de un proceso sostenido de modernización, profesionalización y
por supuesto internacionalización del tejido agro-alimentario.
Por comunidades autónomas, destacan Andalucia, Cataluña y la
Comunidad Valenciana como líderes en valor exportado. Sin embargo,
regiones como Aragón, Murcia, Castilla-La Mancha o Galicia han ganado
peso en los últimos años, mostrando un patrón de crecimiento más
equilibrado territorialmente.
A diferencia de los dos años anteriores, en 2024 se recuperaron las
exportaciones a terceros países, creciendo un 9,5 %, frente al 4,1 % de
incremento de las ventas dentro de la UE. Destacan como mercados con
mayor crecimiento anual, en términos absolutos: Italia, con 915 millones
de euros (+ 13 %); EE. UU., con 628 millones de euros (+ 21 %);
Portugal, con 274 millones de euros (+ 4 %); Francia, con 239 millones
de euros (+ 2 %) y Argelia, con 224 millones de euros (y un espectacular
+ 3.338 %); recuperándose casi la totalidad de las ventas tras el
desplome provocado por el conflicto diplomático en 2022.
En el contexto de la actual crisis arancelaria, el informe dedica un
apartado específico al comercio con EE. UU. Este mercado supuso el 14,2 %
de las ventas totales de España fuera de la UE y el 29 % del
crecimiento en los mercados de terceros países, impulsadas por el
incremento de las ventas de aceite de oliva. Si observamos la evolución
de las ventas a cinco y diez años, periodo que abarcaría la etapa de la
anterior Administración Trump, puede observarse que las medias de
crecimiento anual se situaron, en ambos casos, por encima del 10 %.
Las frutas y hortalizas siguen siendo el principal sector exportador,
con 18.375 millones de euros (25 % del total agro-alimentario). El
aceite de oliva protagonizó en 2024 uno de los mayores crecimientos del
sector. Con 6.580 millones de euros exportados (+ 46 %), vuelve a ser la
primera partida arancelaria agro-alimentaria por valor exportado.
El
porcino, segundo sector exportador con 8.793 millones de euros,
retrocedió un 2 % en 2024, rompiendo una tendencia ascendente de una
década.
Finalmente, las exportaciones de vino alcanzaron los 3.136
millones de euros en 2024, con un incremento modesto, del 2 %, pero que
contrasta con la caída del 3 % del año 2023.
Finalmente, el documento también recoge un análisis global de la
evolución del sector exterior en los últimos diez años, en el que
destaca que las exportaciones de frutas y hortalizas han pasado de
suponer el 30 % del total en 2014 al 25 % en 2024; mientras que, por el
contrario, el porcino sube del 10 al 12 %. Los vinos también descienden
de forma importante, del 7 % al 4 %, y se producen pequeños incrementos
en sectores como aceite de oliva, dulces, conservas de pescado o carne
bovina.
El balance de 2024 confirma que el sector agro-alimentario español no
solo resiste, sino que lidera. Su evolución es robusta en términos de
volumen, valor, diversificación de productos y presencia internacional.
Su contribución al saldo exterior es insustituible y su dinamismo lo
convierte en uno de los sectores más resilientes y dinámicos de la
economía española.
Sin embargo, también se enfrentan desafíos
importantes: necesidad de diversificación geográfica, dependencia de
determinados productos estrella, exposición a riesgos climáticos,
aumento de costes energéticos y nuevas exigencias regulatorias ligadas
al Pacto Verde Europeo.