MADRID.- Relanzar la actividad económica hundida por la crisis del 
coronavirus con la agilización de los trámites urbanísticos, resume las 
explicaciones ofrecidas por los dirigentes políticos de varias 
comunidades autónomas que han modificado leyes con contenido 
medioambiental, según El País. 
Lo hacen por la vía rápida, por decreto ley, y el que 
paga es el medio ambiente, denuncian las principales asociaciones 
ecologistas. Los plazos se acortan, se da mayor poder a los 
Ayuntamientos o se reducen los estudios de impacto ambiental, entre 
otras medidas. Andalucía y
 Murcia ya han aprobado cambios, mientras que Galicia ha agilizado la 
tramitación de un millar de proyectos, algunos rodeados de polémica por 
su impacto ambiental. 
Otros Gobiernos regionales como los de la 
Comunidad de Madrid, Cataluña, Castilla-La Mancha, Castilla y León, las 
Islas Canarias o las Baleares han anunciado su intención de modificar 
normativa para simplificar trámites urbanísticos.
“Estamos viendo que la nueva normalidad es la vieja,
 porque se repiten los argumentos de anteriores crisis que sitúan la 
normativa urbanística por encima de la ambiental. Se busca en el 
ladrillo la salida”, plantea Pilar Marcos, responsable de biodiversidad 
de Greenpeace. 
La ONG apoya su denuncia en iniciativas como la del 
Gobierno murciano, que el 7 de mayo aprobó un decreto que modifica la 
ley 4/2009 de Protección Ambiental Integrada. O en los cambios 
introducidos, también por decreto, el 9 de abril por el Gobierno andaluz
 en 21 leyes, nueve de ellas referidas a urbanismo y medio ambiente. 
Ignacio Sotelo, doctor en Derecho e investigador del Instituto de 
Ciencias Ambientales de la Universidad Complutense, asegura que “lo 
verdaderamente preocupante” en estos casos no es que se pueda promover 
“una destrucción ambiental inaceptable, que también, sino que a través 
del cumplimiento de una norma cuyo propósito es proteger el medio 
ambiente, dicho fin no se consiga".
La oposición y 
sindicatos en el caso murciano ponen el foco en que se permita que una 
industria o proyecto sujeto a evaluación ambiental amplíe las emisiones,
 vertidos o utilización de los recursos naturales un 30% —el doble del 
15% autorizado hasta ahora— sin someterse otra vez a ese trámite. 
Y 
Pedro Luengo, presidente de Ecologistas en Acción, se pregunta cómo una 
norma para paliar los efectos de la covid-19 reduce los controles sobre 
la contaminación cuando esta agrava los problemas respiratorios. 
Se hace
 para eliminar cargas burocráticas y converger con la normativa 
nacional, explicó el consejero de Agua, Agricultura y Medio Ambiente, 
Antonio Luengo, en rueda de prensa. Sotelo advierte de que agilizar 
proyectos sin la evaluación de impacto puede "llegar a afectar 
negativamente al medio ambiente”.
Otro
 de los puntos de desencuentro en Murcia es la posibilidad de que los 
Ayuntamientos aprueben evaluaciones ambientales de sus planes parciales y
 especiales, que antes se reservaba a los de más de 50.000 habitantes 
(Murcia, Cartagena, Lorca y Molina del Segura). 
Las entidades locales ya
 habían ganado competencias con otro decreto de 28 de abril para 
“mitigar los efectos de la covid-19 en el área de vivienda e 
infraestructuras”. 
El socialista Alfonso Martínez Baños considera que es
 ahí donde se introdujeron los “mayores disparates”, porque se permite 
modificar los planes generales de urbanismo sin pasar por la comunidad 
autónoma, con el tope del 10% que tuvieran permitido previamente. Desde 
Podemos, María Marín, su portavoz en Murcia, recuerda que “la nefasta 
planificación no solo afecta a los núcleos urbanos, sino que ha llevado a
 la completa degradación del Mar Menor”.
La liberalización en Andalucía
Murcia
 se sitúa en la senda del Gobierno andaluz —donde también gobierna una 
coalición entre PP y Ciudadanos con el apoyo de Vox—, que convalidó el 9
 de marzo el decreto de “mejora y simplificación de la regulación para el fomento de la actividad productiva en Andalucía “. 
 Las principales asociaciones ecologistas han advertido sobre sus 
efectos. Entre los más dañinos están la ampliación de las actuaciones 
que se pueden declarar de Interés Autonómico algo que favorece la 
aprobación de urbanizaciones residenciales supramunicipales, puertos y 
aeropuertos, embalses o grandes establecimientos turísticos o 
industriales. 
“También se da vía libre a la implantación de minas y 
canteras con un mero informe”, añade Juan Clavero, de Ecologistas en 
Acción, que recuerda el episodio negro de la mina de Aznalcollar 
(Huelva).
Tras la contundente contestación a estas 
medidas de 80 asociaciones y del Gobierno central, que recurrió al 
Tribunal Constitucional la parte sobre audiovisual y patrimonio 
histórico, la Junta accedió a tramitar las reformas en el Parlamento. 
Pero, si hay modificaciones serán muy leves, adelantó a El País la 
Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Sostenible. De hecho, el 
decreto ley ya se ha empezado a desarrollar. 
El 22 de abril se comunicó a
 los Ayuntamientos que podían aplicar la tramitación de urgencia para 
aprobar los instrumentos urbanísticos. Lo que implica, por ejemplo, que 
el plazo para verificar que se cumplen las normas sectoriales pasa de 
tres meses a uno. 
“Se genera una vía alternativa para no tener que 
volver a tramitar todos los planes generales de urbanismo que están 
suspendidos judicialmente”, abunda Clavero. A todo ello, se sumó este 
martes la aprobación de un decreto ley sobre la desescalada en las 
playas que ha modificado la Ley de Ordenación Urbanística para favorecer
 el establecimiento de infraestructuras de telecomunicaciones en suelos 
de especial protección.
Y mientras, en Galicia, el Gobierno de Alberto Núñez Feijóo (PP) reactivó la semana pasada
 un millar de expedientes de vertederos, parques eólicos o líneas de 
alta tensión. Ha defendido que son iniciativas “indispensables” para el 
“interés público” con el fin de esquivar las restricciones de actividad 
decretadas por el Gobierno central y su “gran repercusión económica”. 
Los ecologistas denuncian “indefensión” y acusan a la Xunta de 
aprovechar la crisis del coronavirus para “dificultar la participación 
de la ciudadanía en los procedimientos para beneficio y lucro de 
empresas privadas”.
En este contexto, Ignacio Sotelo 
recuerda que las leyes se deben someter a la Constitución y eso 
garantizaría que “no se llegara a anteponer los principios económicos a 
los valores sociales, entre los que podríamos añadir el medio ambiente y
 los entornos naturales”.
 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario